CAPÍTULO UNO. PARTE DOS

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12 DE SEPTIEMBRE  DEL 2014

Ethan

Desde que me informó hace pocas semanas que se postularía como gobernador en las elecciones del año entrante, las reuniones con políticos y asesores, no han dejado de desfilar por la casa para arreglar detalles minuciosos acerca de la campaña.

Evito pasar por el salón principal en el que están los dos hombres reunidos, porque de atravesarlo, solo tentaré a que me obligue a hablar delante de su asesor, y no espero ser un rostro visible en la televisión y cada diario de la ciudad, o peor, en todo EE.UU.

Además, no quiero estar involucrado en este proyecto suyo, porque en determinada forma, sé que no es el mejor candidato que esta ciudad puede tener, debe haber mejores, lo sé y hasta él mismo debe saberlo; pero, no puedo opinar nada en ello; él tiene muy claro, que ante él, siempre cedo con facilidad, por el poder dominante que tiene sobre mí, y es el día de hoy, que a mis veintidós, aún no puedo permanecer totalmente ajeno a él.

Voy directo a la cocina donde una mujer con cabello moreno, veteado con algunas canas esparcidas en su cabello recogido en un tirante y endurecido moño sobre su cabeza, está encorvada, agitando una plancha con un par de tocinos.

Si alguien me dijese que distinguiera el lugar en donde me imaginaría a Lily, diría sin dudarlo dos veces: la cocina.

El rico olor de huevos revueltos y tocino, entra en mi nariz apenas pongo un pie en el cuarto. Ella se gira al sentir mi presencia y me sonríe dulcemente, suavizando la expresión dura de su rostro serio, mientras me siento en el mismo lugar de la mesa que todos los días.

Zeus aparece, caminando y agitando su cola con bastante vehemencia, acercándose a mí hasta acostarse, en el espacio libre, que hay justo a mi lado en el piso brilloso.

—Enciende la televisión —pide amablemente Lily.

Tomo el control remoto y apenas enciendo la tele, busco el canal de noticias mañaneras que ella siempre está mirando. Reviso los mensajes de WhatsApp de algunos compañeros de la universidad, y luego de haber abierto todos los chats, realizándome de que no hay ninguno que me interese en concreto, vuelvo a depositarlo en el bolsillo de mis jeans.

Voy hacia el cuarto lleno de artículos de limpieza y de almacén, y relleno el plato metálico de Zeus, con varios potes de su bolsa de alimento balanceado de 20 kg. Al girarme, sosteniendo a lo alto el plato del perro, este pareciera saber que se trata de él, porque está sentado con sus dos ojos marrones fijos en la mano con la que sostengo su plato, con su primera comida del día.

Es bastante inteligente, y tiene modales a comparación de otros perros, y tiene control para evitar asaltar mi mano con la brutalidad que suelen tener animales tan grandes como lo es Zeus, pero él, es diferente.

Él es educado e inteligente, y sabe obedecerme.

Dejo su plato delante de él y acaricio su cabeza justo debajo de sus orejas con su manto de pelo anaranjado.

—Comete todo, amigo.

Regreso a la cocina, y veo a Bill, el chofer de mi padre, abrochándose el saco del traje, con bastante dificultad.

—Ethan, ¿Buena noche, eh? —bromea el hombre mayor, aun luchando con el botón de su saco, que no le abrocha.

Por no reírme, le guiño un ojo en silencio, evitando de esa forma, un regaño de Lilibeth.

— ¿Volviste a salir de fiesta? —pregunta ella, sin retirar la vista de la comida.

—Solo un cumpleaños —respondo sin dar mucho detalle.

Amor Poder Y Obsesión: Nivel IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora