16 de septiembre del 2014
Ethan
Según el cronograma de las clases de este semestre, la clase de Economía toca tres noches a la semana. En tanto, hago memoria hacia atrás, es muy simple darse cuenta que esa chica estuvo evitándome en lo que quedo de la semana. El miércoles ni siquiera vi alguna señal de vida, y si hablo del viernes... serian dos días consecutivos.
La clase aún no comenzó ni de cerca, y a este ritmo no empezará, mucho menos, si el profesor de esta catedra no ha aparecido aún. Solo faltan diez minutos para que me pueda ir de aquí, si es que el profesor no aparece para ese entonces.
Desde el lunes en que la deje en su casa, no he parado de pensar. Mis pensamientos van de aquí y allá, no me dejan dormir tranquilo. Todo en lo que puedo pensar es en el día en que Georgina Fairchild se suicidó en las vías del tren. Esa noche no había sido una tortura en mi consciencia durante más de un mes, desde que paso; sin embargo, el otro día volví a soñar con los sucesos de esa noche.
Quizás es el estrés que mi padre está provocando en mi cabeza, pero algo me dice que haberla visto a ella de nuevo, fue la causa de que esa noche se repitiera con solo cerrar los ojos. Cuando el reloj indica que son pasadas las nueve y media, cuelgo la mochila de mi hombro y salgo del salón.
Saludo al hombre que está fregando el piso del pasillo. El olor a lavandina se impregna en mi nariz, haciendo que mis ojos lagrimeen. Antes de salir de la universidad, paso por los baños cercanos a la salida, y entro al de hombres para limpiarme la cara.
El ruido de alguien teniendo arcadas se hace oír por la hendija de la ventilación, que se comunica con el baño de mujeres. Niego con la cabeza imaginándome la razón por la cual una mujer tiene arcadas.
— ¡Oh, maldición! ¡Maldita sea! —Escucho que brama una muchacha en el baño contiguo. Reconozco esa voz, y algo en la imagen suya que tengo en mi mente se desmorona de solo pensar en lo que acaba de hacer.
Antes de si quiera pensarlo, mis pies se encuentran caminando hacia el baño de mujeres, al empujar la puerta me encuentro a la chica que creía desaparecida, totalmente pálida como una hoja de papel, con unas ojeras bastantes pronunciadas debajo de sus ojos y su expresión indescifrable a través del espejo.
Ella me ve, y al instante siento la tensión con la que se ha cargado el aire.
Kathleen
Me sentía asqueada, de un momento al otro, un pensamiento a otro, me incito a que terminará vomitando infinitas veces, que no podía detenerme. Ahora me sentía demasiado débil si quiera para ir a clases en esta condición.
Britt me había cambiado a último minuto para salir con su novio, Trevor, y en tanto ella me cambiaba por su amor, tuve que arreglármelas a mi manera para llegar a clases.
No podía faltar dos veces consecutivas, sino me costaría el semestre entero.
Ahora me encontraba en un estado deplorable, además sabía que no podría entrar al salón, porque una vez que te retrasas más de quince minutos, te pierdes el resto de la clase.
Oí la puerta del baño abrirse y cerrarse, pero continúe refrescando mi rostro, intentando recobrar el color de mi piel. Al levantarme y mirarme al espejo, casi me da un ataque al corazón al ver a Ethan parado delante de la puerta con sus ojos fijos puestos en mí.
—¿Qué quieres? —Increpo, evitando su mirada y concentrándome en secarme la cara con unas toallas descartables.
—No es lo que quiero, es acerca de que estaba pasando acá —Contesta indiferente a mi tono brusco de voz.
ESTÁS LEYENDO
Amor Poder Y Obsesión: Nivel I
RomanceCONTROL. El mundo entero se basa sobre el control de la vida de las personas, pero mi vida se basa en controlar cada aspecto de mi vida. No hay cosa que no quiera tener controlada, por eso mismo no soy un adolescente normal, porque los adolesce...