¿H-Harry?

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Lo lamento, esto no es un capitulo. Sólo os quería dar un aviso de algo muy importante...





































Solo quería avisar que...

Los sonidos ya habían cesado. No oía gritos o algún quejido por parte de esos dos. Ningún mueble se rompía o crujía —los Alphas eran muy fuertes—. Todo se oía calmado después de media hora de pelea. Después de media hora de angustia, de lágrimas. No oía nada después de cinco minutos, ya que en ellos había cesado cualquier ruido alto, exceptuando a la música que volvía a sonar en su punto fiestero.

Cómo si nada hubiese pasado.

Todos los Alphas eran poseedores de sumas altas en dinero, por lo que, el lugar donde estábamos, la mansión, se encontraba alejada a kilómetros de la ciudad. En medio del bosque donde, sin razón, ningún humano se adentraba. Así podríamos hacer lo que quisiéramos. Cuanto ruído se nos diera la gana y cuanta bronca pudieran los demás echarse.

— Por favor —murmuré. Mi cuerpo temblaba y sudaba. Si respiraba, era entrecortado, y si me movía, tambaleaba hacía un lado, por lo que solo pude arrastrarme hacia atrás hasta toparme con la cama. La garganta la tenía seca y de mis labios salían unos que otros jadeos. Mi cuerpo seguía caliente y entre mis panties húmedas —porque de mi entrada emanaba lubricante— todavía podía sentir mi erección palpitante.

Me había rendido. Nadie me quería abrir y muchos reían al pasar al frente de la puerta de esta maldita habitación. Los nudillos ya me dolían y no aguantaba estar encerrado. Mi celo no me ayudaba en mucho y mi lado Omega quería salir. Me estaba conteniendo, forzando a no llevarme por mis instintos de nuevo. Pero la calentura era insoportable y veía a mí mismo moviendo las piernas entre sí, creando una deliciosa fricción que no podía parar así como así.

Volteé rápidamente la vista a la puerta al ver que ésta se abría lentamente. Cerré mis piernas lo más que podía mientras me encogía en mi lugar.

— L-Louis...

Mis ojos se abrieron por la sorpresa al ver el estado de Harry. Sus ropas estaban todas desgarradas y parte de su cara rasguñada, claro, todas ellas fuera del alcance de sus ojos. De su brazo emanaba una gran cantidad de sangre donde parte de su piel fue ¿arrancada? No, eso no es... ¡Oh Dios!

Me acerqué a él lentamente y acuné su rostro en mis manos, y su cuerpo —o por lo menos su cabeza— entre mi regazo. Ignorando el hecho de que, de entre mis piernas, provenía un atrayente olor para un alpha.

— ¿Q-Qué te pa-pasó? —pregunté, sintiendo ganas de llorar al verle así. Llevé mis manos a sus cabellos ensangrentados y los removí de su rostro. Los tenía algo largos y ya cubrían un poco sus ojos—. Ha-Harry...

Harry sólo me dedicó una sonrisa medio curvada y, con un poco de dificultad, se incorporó hasta quedar sentado. Intenté detenerle agarrándole de sus caderas pero el maldito celo me hizo jadear al sentir, entre mis dedos, sus —deliciosos— abdominales. Contuve mis ganas de acariciarlos y le tomé delicadamente de los hombros cuando ví que quería levantarse.

—Por favor, Hazz... —Él me miró con sus hermosos ojos, guiñandome uno de ellos sonriente. Sentí mis mejillas arder mientras le veía ir hacia el baño de esta habitación con paso lento.

Claro que quería ir detrás de él para intentar curar sus heridas. Me daba horror pensar que todos esas heridas fueron por —la mayoría— mi culpa. Actué a mis instintos Omega, a mi necesidad y a mi celo. Quería disculparme, después de haberle curado. Pero no podía levantarme. Sólo había un insignificante problema entre eso. Un tonto problema que no me deja hacerlo con facilidad.

Solo un recuerdo más【Ls】| EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora