La gran sorpresa

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— ¡Shin-chan!  — exclamó Kazunari sollozando cuando su novio le entregó la rosa.

— Kazunari ...  — suspiró en el oído del contrario, abrazándolo fuertemente — mi precioso halcón

—  Pensé que quizás ya te estabas aburriendo de mí — dijo el menor separándose un poco para mirarlo a los ojos.

— Nunca pensaría algo así, los días sin ti se vuelven aburridos, ¿quién pensaría eso teniendo a alguien como tú a su lado?

— No lo se ... quizás porque no puedo darte nada ...  — fue interrumpido.

— El mejor regalo que puedes hacer es sonriendo, sólo con eso basta 

— ¡Shin-chan! — nombró Kazunari y abrazó con todas sus fuerzas a Shintarou antes de romper en llanto.

***

  — Te ves hermoso, Tetsu ...

 — Taiga-kun— nombró el menor, recibiendo la rosa azul.

 — ¿Es tu color, verdad?

 — Sí, lo es  — respondió sonrojándose — que linda sorpresa, pensé que no llegarías a encontrar nada

 — ¿Por qué eres tan directo?

 — Lo siento

 — Aunque ... sí que estaba nervioso ... no sabía con que sorprenderte. Igualmente, ¿ya estamos aquí no?, vamos a festejar 

 — Eso me gusta de ti, a pesar de que eres despistado, das tu mayor esfuerzo para demostrarme ... — fue interrumpido.

 — Sí, cuanto te amo. No voy a dejar de repetirlo, te amo demasiado Tetsu

 — Te amo Taiga ... kun — dijo por último y se dieron un corto beso.

***

 — ¿Tulipanes?

— Bueno ... son amarillos, ¿no?

— Gracias — dijo Ryota con una sonrisa tierna.

— Eh ... Ryu ... esto ... lamento haber sido tan cabrón esta mañana  — comentó llevándose una mano a la cabeza.

— Mmm ... pero, ¿no es eso lo que te define?

— ¿Qué es lo que me define?

— Tu fuerza ... —. Daiki se sorprendió y sonrió.

— Ryu ... por ti mataría

— No digas esas cosas

— Ven aquí  — dijo Daiki por último. Acto seguido, tomó bruscamente la cintura del menor, lo tironeó y le dio un beso apasionado — t... — fue inmediatamente interrumpido.

— Lo sé, lo sé mi amor  — dijo Ryota con una sonrisa tomando con ambas manos en rostro del mayor.

***

  — Te saliste con la tuya

 — Quería sorprenderte a mi manera y con mi dinero

  — Bueno, no puedo quejarme, es muy dulce de tu parte

 — Dilo otra vez

  — Es muy dulce de tu par ... — en ese momento, Atsushi tomó a Seijuro por las caderas y lo cayó de un tierno beso en los labios. Sin resistirse, Seijuro rodeó sus brazos por el cuello del mayor siguiéndolo con sus movimientos.

  — ¡Oh, lo siento Sei-chin!, nos están mirando ...

  — Sh — cayó al mayor — no tengo porque esconderme de alguien, sólo bésame.

Me and the Moon (especial San Valentín) - MB CrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora