Algún día. (AoKise)

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Daiki al mirar la bella escena de sus amigos suspiró pesadamente, miró a su novio con algo de tristeza y comenzó a caminar hacia otra dirección. Ryota quien luego de un momento se dio cuenta de que su novio no se encontraba allí, miró hacia todos lados viendo una silueta alejarse de ese lugar, rápidamente lo siguió y este se detuvo en medio del césped, con ambas manos en los bolsillos, levantó su vista hacia el cielo y volvió a suspirar.

 — Daiki-chi

Diaki en seguida dio media vuelta, encontrándose con la mirada preocupada de su novio — Ryu ...

— ¿Qué haces aquí?

— Me ... — aclaró su voz— sentía algo incómodo

— ¿Puedo saber por qué?

— Es que ...

— Dímelo

— No se ... no quiero que ... te pongas triste

Ryota tragó saliva, ¿qué era lo que estaba pensando Daiki? — sólo ... dímelo

— Es que ... yo ... no se, osea sí, pero ...— se trababa el mayor al hablar.

— Tranquilo, ordena tus palabras — dijo Ryota abrazándolo por detrás y apoyando su barbilla en el hombro de este— puedo esperar ...

— Yo algún día quiero hacerlo, de eso estoy seguro ... pero con todo esto siento que te vas a ilusionar y aún no estoy dispuesto a hacerlo, no sería capaz

— No entiendo a que quieres llegar

— Pedirte matrimonio — dijo con voz ronca Daiki.

Ryota separó su abrazo sorprendido — ¡Ah!

— Ryu ... yo te amo, pero, ¿entiendes?

— Sí bueno, supongo ... — dijo Ryota bajando su mirada sintiendo como sus ojos se humedecían.

— Ryu, mírame— ordenó Daiki levantando la barbilla del menor, viendo sus ojos brillosos— no estaría con otra persona que no seas tú, nunca miraría a alguien más, lo juro — dijo limpiando una lágrima que se escapaba.

— Esta bien, lo comprendo ...— dijo Ryota por último y fue abrazado fuertemente por Daiki, quien repartía besos en sus cabellos. Las ganas de llorar no se iban, por un lado se sentía lastimado, pero Daiki tampoco le había dicho que no, ¿verdad?, algún día irían a casarse.

— ¿Quieres subir a la habitación? — preguntó Daiki en un susurro que estremeció a Ryota.

— Sí, quiero — respondió Ryota mirando al mayor quien sonrió ampliamente.

Al entrelazar sus manos, Ryota sintió la calidez del contrario « Sí, definitivamente era la persona con quien quería compartir el resto de su vida, ya no importaba el matrimonio si Daiki le prometía estar a su lado por siempre ».

Una vez en la habitación oscura sin decir una palabra fueron quitando sus ropas lentamente, el mayor sólo había quedado con su camisa y el menor con sus pantalones. De repente, Daiki alzó a Ryota, lo miró tiernamente y le dio un beso.

— Eres un príncipe

— ¿Qué? — pregunto el menor con una sonrisa.

— Con ese cabello rubio platinado, esos hermosos ojos almendras ... pareces un príncipe — dijo con suma delicadeza, Ryota sonrió — algún día serás mi rey — ante esto, ambos comenzaron a reír hasta que llegaron a la cama en donde el mayor se encargó de despojar todas las ropas del menor.

Empezó a repartir besos por todo el cuerpo de Ryota, labios, rostro, cuello, brazos, torso, piernas y pies, ante esto el menor rió viendo cada acción de su novio. Daiki subió hasta sus labios y lo besó nuevamente. Luego el mayor sin dejar de besarlo prosiguió moviendo su pelvis haciendo fricción en los miembros viriles de ambos, produciendo gemidos.

Lentamente bajó a su cuello, a su torso y por último a su miembro en donde empezó a realizar mamadas mientras metía de la misma manera sus dedos en el trasero del menor. Casi de manera inconsciente, Ryota movía sus caderas haciendo que las mamadas seas más profundas. Pasaron varios minutos en el que Daiki fue metiendo dedo tras dedo preparando a su novio para la penetración. De manera lenta se posicionó sobre Ryota abriendo sus piernas y colocando su miembro en la entrada de este, quien al sentir el mismo gimió placenteramente. Poco a poco el miembro de Daiki fue haciéndose espacio entre el interior del menor y comenzó con un leve vaivén, ambos gemían fuertemente haciendo que el placer que sentían se expandiera más allá de la oscura habitación. Los movimientos se hicieron más rápidos y fuertes, provocando que Ryota se agarrara de la espalda del morocho con fuerza. Pasaron varios minutos, en unas cuantas embestidas más la masturbación que Daiki le proporcionaba a Ryota llegaron al clímax, al cual lo recibieron con un gran gemido casi al unisono.

Con las respiraciones agitadas, se miraron y se besaron.

— ¿Te das cuenta de algo?

— ¿De qué?

— La única espectadora de nuestro amor, siempre va a ser la Luna

— ¡Dai-chi!

— Es verdad, además ella y yo tenemos un secreto

— ¿Cuál?

— No puedo decírtelo

— ¡Vamos, Dai-chi!

— No ... lo siento, nunca lo permitas — dijo Daiki malisioso señalando a la Luna.

— Abrázame, tengo mucho sueño — ordenó Ryota abrazándose fuertemente al cuerpo de su novio.

— Claro— dijo el mayor con una sonrisa, abrazó al menor y le dio un beso en sus cabellos. Al cabo de unos minutos, Ryota estaba profundamente dormido. « El secreto son las maravillosas horas en las que veo como duermes y me deleito con tu hermoso rostro de príncipe »


Me and the Moon (especial San Valentín) - MB CrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora