#Capitulo 5

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Regresar a Florencia resultó ser más triste que las veces anteriores, quizá era porque Andy la dejaba sola nuevamente para viajar a New York o porque de una u otra forma extrañaba estar en el lugar que sentía como su hogar.
Era la segunda noche sin él a su lado acurrucándola entre sus brazos, sin sentir su poder y fuerza en todos los sentidos posibles; en los momentos así le necesitaba mucho más. Abrazó la almohada que conservaba su olor y con un poco de dificultad logró dormir hasta que sintió una ráfaga de dolor en el bajo vientre; asustada, encendió la lámpara de la mesita de noche y vio la sabana que le cubría manchada con sangre. Un segundo golpe de dolor la hizo estremecer.
Tomó sus papeles de identificación y condujo con lentitud hasta el hospital más cercano manchando todo a su alrededor, estar sola en la ciudad sin tener a quien acudir le asustaba más de lo que hubiese estado si al menos Chelsea o Josh estuvieran cerca.
Con todas sus fuerzas se obligó a caminar desde el estacionamiento hasta la entrada de emergencia, donde inmediatamente una enfermera la vio y la asistió.
-Quanti anni hai? -le preguntó la enfermera.
-Veinticinque -Izz gimió poniendo la mano en su vientre-. Non parlo italiano, inglese. Inglese -pidió entre lágrimas.
-Dottore -la mujer morena le dijo al hombre que entró al apartado de emergencias.
-¿Izz Biersack? -él doctor preguntó en inglés, poniéndose unos guantes de látex- soy el doctor Salvatore Di Salvo. Ahora debo revistarte para saber lo que ocasiona el sangrado -le explicó-; la enfermera te podrá algo para el dolor -un poco desorientada asintió-. ¿Existe alguna posibilidad de que estés embarazada?
-Tomo anticonceptivos -se aferró la camilla cuando el médico empezó a revisarla.
-¿Alguien está contigo? -negó.
-Mi esposo está fuera de la ciudad -murmuró entre dientes.
El dolor comenzó a cesar cuando la enfermera aumentó la rapidez del gotero del suero con el analgésico.
Escuchó al doctor dar instrucciones a la enfermera un poco alterado, lo único que pudo entender de la conversación fue extracción.
-Izz, escúchame -vio al médico frente a ella mientras la alistaban para movilizarla-. Debo hacer una limpieza, un legrado -la miró unos segundos con una mirada sombría-, tal vez tenías ocho semanas de gestación y el feto se desprendió. Lo siento mucho.
El hombre de nombre Salvatore le tomó la mano consolándola. Algo muy dentro en su corazón se rompió, no sabía que estaba embarazada y ahora que lo sabía, había perdido a su bebé.
La trasladaron a lo que parecía ser una sala de operaciones, allí realizaron la limpieza, el dolor que sintió no se comparaba a ningún otro, apretaba la mano de la enfermera y ella se quejó por la presión que ejercía. Izz gritó y lloró durante el proceso, no solo se trataba de la agonía física, sino también se trataba de su psique fragmentándose más.
En algún momento el dolor la superó que su consciencia se apagó, desmayándola.
Despertó en una habitación blanca con el suero pegado en una de sus manos y recordó por qué estaba allí. No pudo evitar sentir un vacío en su pecho, había perdido su hijo, el bebé que Andy quería tener, que ella quería sostener entre sus brazos para acurrucarlo en su pecho, sentir su pequeño cuerpo, amarle con todo su corazón.
Se hizo un ovillo y el cuerpo le dolió, pero no importó, el dolor en su pecho era mucho más grande. ¿Cómo se lo diría a su amo? ¿Cómo le daría una noticia tan ruin cuando él quería ser padre?
-Izz -Salvatore entró a la habitación con una carpeta en las manos- ¿Cómo estás?
-No sé cómo responder a esa pregunta -se limpió una de las lágrimas que rodaba por su mejilla.
-Te recuperarás pronto -él puso su mano sobre la suya y le dio un pequeño apretón.
-Perdí a mi bebé -le recriminó al doctor-. A un bebé del que no sabía que esperaba -gimoteó-; eso no es algo de lo que cualquier mujer supere pronto.
-Lo harás, por ti, por tu esposo y por la futura familia que podrás tener. Los abortos espontáneos son más comunes de lo que la gente cree -el hombre frente a ella le habló pasivamente.
-¿Por qué mi bebé...? -no pudo terminar la pregunta, simplemente se cubrió la boca acallando el sollozo.
-Hicimos un análisis sanguíneo y se trata del síndrome antifosfolípido primario. Tu sistema inmunológico vio al feto como un invasor externo que podría dañarte y lo atacó -tocó su vientre ahora vacío. Había sido culpa de su propio organismo, era culpable de la muerte de su bebé.
La puerta se abrió dejando entrar a una enfermera.
-Dottore, c'è un uomo dicendo che è il cognato della signora -cuando escuchó a la enfermera decir que su cuñado estaba afuera recordó que Tyler también vivía en Florencia.
-Por favor, no le diga nada -Izz pidió ya consciente de que haría todo lo posible por ocultar la pérdida de su bebé. Él no necesitaba decepcionarse.
-No puedo ocultar ese tipo de información.
-Él se lo contará a mi marido y... No puedo darle una noticia así -le miró suplicante-. Por favor.
-De su cuñado puedo evitar dar información, pero si su marido viene, nadie podrá ocultarlo.
-Encontraré una manera de contárselo, pero no ahora.
-Le haría bien descansar. La enfermera vendrá y le pondrá algo para que pueda dormir.
Vio al médico irse. Nuevamente se derrumbó, la idea de contarle le lastimaba, todo parecía ser una burla del karma; días atrás él le había dicho que quería agrandar la familia y ahora todo estaba arruinado, no podría ser madre y mucho menos hacer feliz a su amo.
Pensando en el pasado y el futuro, todo siempre sería igual; algo siempre destrozaría su vida.

#Corazon De Tinta (Andy Biersack) 2TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora