Izz despertó con el cuerpo adolorido, cada músculo rezongaba por el maltrato recibido la noche anterior, sin embargo estaba realmente feliz, había conseguido lo que buscaba aunque tuvo que ser un poco persuasiva, pero tal vez esa no era la palabra indicada para describir su actuar de la noche anterior porque en ese momento solo estaba cabreada y hacía y deshacía sin pensar.
Estirándose como un gato, gimió al sentir dolor; sonrió, era masoquista aunque eso tal vez ya debía de saberlo dado que su marido en un Dominante y ella su sumisa.
Se paró y caminó perezosa al cuarto de baño en completa desnudez, Andy ya se había ido y nadie podría entrar sin tocar. Al cerrar la puerta se miró detenidamente en el espejo detrás de esta y estuvo a punto de caerse hacia atrás con lo que vio. Su rostro mostraba lo bien follada que había sido, sin embargo la parte de atrás de su cuerpo tenía una imagen algo aterradora para cualquiera fuera del mundo D/s; las huellas rojizas vino marcaban sus muslos con una serie lengüetazos que creaban imágenes de diamantes, mostrándole que su señor las había hecho a consciencia al igual que las de su trasero enrojecido que eran líneas horizontales y verticales sin sentido con formas abstractas, parecía que ella era su lienzo; en la espalda estaban las más sobresalientes, en donde había marcado la inicial de su nombre. Emocionada y orgullosa de sus marcas, le sonrió a la mujer del espejo.
Suspiró y se giró observando las marcas de mordidas y chupetones en el cuello y pecho, pero lo que le impactó ver fue impresa su mano con un tono purpureo en el brazo, aunque claro estaba que en la noche él le había sujetado de allí con fuerza.
Con una pizca de diversión, negó con la cabeza y se dirigió a la ducha donde el agua fría calmó la tensión en sus músculos.
Cubierta por solo la bata de baño, Izz entró en la habitación secándose el cabello con una toalla y se encontró con Andy sentado al borde de la cama con la sabana cubriéndole la entrepierna, dejándole ver que estaba desnudo debajo de ella.
-Ven aquí -él tendió la mano en su dirección e Izz no demoró en tomarla.
-Creí que te habías ido a la oficina -la haló y la rodeó con los brazos, dejándole una sola mano libre, la que metió entre el cabello castaño indomable de su marido.
-No; iré en la tarde, tengo mejores cosas que hacer.
Le soltó la mano y le atrapó la barbilla entre el índice y pulgar, señalándole que bajara el rostro, para luego darle un suave y tierno beso en los labios que la hizo delirar de dulzura.
-¿Por qué, Izz? -él preguntó uniendo sus frentes.
-¿Por qué, qué, mi señor? -le dio un rápido beso en los labios y sonrió.
-¿Por qué aceptaste con tanta facilidad ser mi esclava? -Izz se encogió de hombros.
-No lo sé -ella le tomó el labio inferior entre los dientes-, simplemente lo hice.
Andy se puso de pie y la rodeó con los brazos, girándola, para poder acostarla y besarla con mayor premura a medida que sus manos desataban la bata, dejándola desnuda para sus ojos. Le liberó los labios, pero su boca continuó hacia abajo por su cuello, donde se detuvo a mordisquear las marcas que había dejado la noche anterior mientras los gemidos de su mujer le llenaban los oídos y sentía su halito en la oreja. Pasó la lengua a lo largo de su cuello deleitándose con la fragancia a rosas y su olor natural mezclándose en una exquisita droga libidinosa que lo tenían tan duro que dolía.
Prosiguió con las caricias rozando con los dientes la tersa piel de sus senos yendo camino hacia el sur para atender sus otros labios; en el instante que la tocó casi imperceptiblemente, Izz levantó las caderas en busca de mayor fricción y él sonrió dejando un rastro de besos a lo largo de su abdomen hasta llegar al monte Venus donde mordió y tiró un poco de la piel sensible obteniendo un grito ahogado mientras se aferraba a las sabanas y abría más las piernas flexionando las rodillas, acomodando punta de los pies en el armazón de la cama, dándole una mejor vista de su coño que rebozaba de sus jugos como la miel caliente de la que era adicto a beber. Se arrodilló en el suelo, obteniendo más comodidad y dio un lametón saboreando el dulce néctar provocando que Izz le enredara los dedos en el cabello, dándole un suave tirón, para que luego la yema de estos comenzaran a mimarle el cuero cabelludo con un lento toque, animándolo para que siguiera, y así lo hizo; pasando la lengua a lo largo de su raja, haciendo círculos en su clítoris a medida que los gemidos comenzaban a llenar la habitación, hundiéndola en su suave hendidura.
Chupó y mordisqueó su clítoris mientras introducía un dedo en su canal que le recibió con contracciones por la proximidad del orgasmo; arremetió con lentitud enloqueciéndola, llevándola al borde con movimientos lentos para detenerse abruptamente e iniciar con lentitud nuevamente.
-Andy -ella se quejó arqueando la espalda y montando sus dedos cuando el orgasmo la atravesó.
Izz estaba teniendo un viaje a la luna mientras la boca de su amo le atendía con rápidas lamidas y sus dedos se adentraban en su vagina con rapidez. La respiración se le acortaba, no podía evitar el gemir audiblemente aunque lo quisiera así, era consciente de Margaret en el piso inferior capaz de escuchar los alaridos de pasión que salían de su control.
Los temblores en su vientre comenzaron a aminorar la intensidad y no supo en qué momento llegó al centro de la cama, si hace solo unos segundos estaba al filo, aunque en realidad no importaba, solo sonrió disfrutando del peso de Andy sobre su cuerpo a medida que él le depositaba besos húmedos el cuello, donde le latía el pulso.
-Andy -susurró sin obtener su atención-, Andy, me gusta -soltó una risita-, me gusta tu trasero -le murmuró al oído abrazándose a su espalda y rodeándolo con las piernas, acariciando su trasero con las pantorrillas. Él rió levantando el rostro.
-Y a mí me gusta el tuyo -él le apretó una nalga dolorida haciéndole gemir.
Con un movimiento maestro, Andy se hundió en su interior y la embistió con movimientos lentos y profundos, besándola con la misma languidez, y cada vez que sus labios se separaban, le susurraba palabras tiernas al oído.
De un momento a otro, se alejó y se sentó desconcertándola un poco, hasta que le tiró de la mano, llamándola a besarle y descender con lentitud por su falo, permitiéndole poner el ritmo de ese sensual baile a medida que él se llevaba uno de los pezones a la boca y los rodaba en su lengua, hacía círculos, enviando todas esas sensaciones como una carrera de autos, derrapando en su vientre y haciendo círculos en ella, llevándola al cataclismo en su lado racional hacia su lado ardiente, desatando una corriente de pasión y lujuria lamiendo sus venas, haciendo su monta con mayor rapidez, llevándolos a un orgasmo que removió cada parte sus seres.
***
ESTÁS LEYENDO
#Corazon De Tinta (Andy Biersack) 2T
FanfictionAndy e Izz lucharon contra sus propios demonios descubriendo el amor que ambos sentían. ¿Quién dice que en una relación BDSM no puede haber hijos? Cinco años después una pequeña toca a sus puertas. La niña de ojos azules azulados y el cabello rojo c...