No place like home: Monsters

Unidos para siempre

Ese chico tan extraño e inusual, tan misterioso pero encantador; podía lucir inocente por esa cara de niño que tiene pero no lo era. Hacía cosas que no haría una persona normal, querer comer carne humana y beber sangre. Era como un monstruo que nació como consecuencia de la miseria en la que vivían pero era una criatura que traía vuelto loco a Min Hyuk. Ni siquiera éste se dio cuenta cómo pasó eso, aquel día en que Yu Kwon hizo algo tan simple como chupar la sangre de su pequeña herida, se alteró y comenzó a verlo de una manera diferente. Tenía curiosidad por saber más de él y no quería tratarlo como un simple huésped a quien dejaba quedar por no tener a donde ir; deseaba estar cerca de él, ver lo que hacía y realmente no sabía que era a lo que quería llegar con todo eso. Pero le interesaba mucho, lo cual era curioso ya que desde hace cuatro años no le gustaba la compañía de nadie, le agradaba su soledad en ese edificio que tenía para él solo pero Yu Kwon era diferente y pensó si él podría ser quien volviera su vida más interesante y menos aburrida.

Ahora Yu Kwon se encontraba encerrado en su habitación, pintando como se la había pasado toda la semana y Min Hyuk siempre se asomaba en silencio y veía tan sólo su espalda mientras trabajaba en el suelo. Sabía que debía estar incómodo por lo que había logrado conseguirle un viejo caballete que de por casualidad vio amontonado junto con otras cosas en el área de maleteros del edificio.

-Toc toc – dijo Min Hyuk tocando la puerta aunque ya estaba entreabierta y tenía la cabeza asomada al interior del cuarto - ¿Puedo pasar o el señor Dalí está muy ocupado?

-Pasa, es tu apartamento – respondió sin separar sus ojos de lo que pintaba.

Min Hyuk entró con el caballete en mano y lo dejó erguido justo detrás de Yu Kwon mientras se asomaba para ver lo que hacía. Se asqueó al ver lo que parecían trozos de carne, muy distorsionados y surrealistas pero se notaba lo que era. Definitivamente no dejaría que colgara tal cuadro en su apartamento y si le era posible, lo tiraría fuera o lo rompería y diría que fue sólo un accidente. La mente retorcida de Yu Kwon le hacía volar su imaginación pero demasiado alto.

-Yu Kwon ¿Puedes dejar de pintar por un momento?

-¿Qué? – lo miró por encima de su hombro y luego reparó en el caballete a su lado. Abrió los ojos como platos y se levantó enseguida - ¿Es para mí?

-¿Quién más pinta aquí? – dijo sonriente – Realmente se ve incómodo que pintes en el suelo, así que te conseguí esto.

-Wow, gracias – veía el objeto de arriba abajo y enseguida montó el cuadro allí y puso una silla frente a éste para poder sentarse allí – Así es mucho más cómodo, ya la espalda me estaba doliendo – movió sus hombros hacia atrás para aliviar el dolor.

-¿Quieres un masaje? – le ofreció con un tono insinuante que a Yu Kwon no le agradó.

-No, gracias – se sentó en la silla, tomó el pincel y continuó con lo que hacía.

-Te he visto un tanto raro conmigo ¿Hay algún problema? Te he dado un techo, comida, sangre y ahora te acabo de dar un caballete para que puedas pintar cómodamente. Si hay algo que te molesta de mí, dímelo.

-¿Qué quieres de mí?

-¿Disculpa?

-No soy idiota, he notado como me miras últimamente. Decías que sólo me dejabas quedar aquí por no tener a donde ir y que no seríamos amigos y esas cosas pero andas muy pendiente de mí ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que te da curiosidad?

-No sé de qué hablas.

-Sabes de qué hablo – se puso de pie.

-Bueno ¿No te dije que eras mi mascota? Debo estar pendiente de ti, cuidarte, alimentarte, darte lo que quieres – se acercó más a Yu Kwon – Y también una mascota necesita cariño ¿No? En eso he sido un mal amo.