El ángel de la muerte

559 39 7
                                    

Ya Min Hyuk había perdido la noción del tiempo, no sabía cuántas horas habían pasado y en esa deprimente sala de emergencias no había ni un reloj que le indicara. Él seguía sentado en una silla al lado de la camilla donde Yu Kwon yacía acostado, con el oxígeno y el suero pegado a él y sus ojos aún cerrados; ya había pasado tanto tiempo que Min Hyuk comenzaba a perder las esperanzas porque si su sangre no lo ayudó, nada lo haría. El mayor ya estaba listo para quedarse solo de nuevo en cuanto el otro dejara ese mundo pero pensaba que era mejor, así no sufriría al estar condenado allí, pasando las penurias del día a día. Sería egoísta pedirle que se quedara cuando podía irse a un lugar mejor pero aún así no había sido mucho tiempo desde que lo conoció y aún quería más de él; se había encaprichado con el muchacho y lo quería a su manera.

Min Hyuk estaba cansado y aburrido pero no quería irse, dejó su puesto y se dedicó a pasear por la larga sala de emergencia en la que a cada lado había camillas. Niños, jóvenes y adultos yacían en éstas, unos durmiendo tranquilamente y otros quejándose por algún dolor. Había un anciano que parecía tener un ataque epiléptico que intentaban controlar los doctores y más allá estaba un hombre con una herida sangrante en su abdomen que hasta había manchado la camilla; quien quiera que le hizo eso buscó matarlo o tal vez fue él mismo, ya nada le sorprendería. Se asomó para ver a Yu Kwon y éste seguía igual así que salió de la sala para recorrer el resto del hospital y hacer que así el tiempo pasara más rápido. Le sorprendía la cantidad de gente enmascarada que había que como siempre le daba escalofríos y estas lo miraban por simple instinto al ver a alguien pasar pero con esas caretas se sentía acosado e incómodo, como si sus intenciones fueran otras pero tal vez rostros inocentes se encontraban tras ellas.

-¡Atrápenla! - escuchó gritar a lo lejos. Se giró y vio a una mujer que corría rápidamente a su dirección y tras ésta unos enfermeros que le indicaron que la atrapara. Min Hyuk lo hizo y la mujer se retorció mientras las lágrimas salían por sus pequeños ojos y se lamentaba - Gracias muchacho - le dijo el enfermero y tomaron a la mujer.

-¿Qué le pasa? - preguntó curioso Min Hyuk.

-La cabeza no le funciona bien.

La mujer se le escapó de las manos al enfermero y se lanzó contra Min Hyuk, buscando ayuda en él. Comenzó a decir muchas cosas que el chico no entendió porque lo hacía muy rápido pero lo único que entendió fue la palabra "muerte" y "estamos perdidos". De hecho no estaba tan loca, Min Hyuk sabía muy bien que están perdidos.

El enfermero le quitó a la mujer de encima y la llevó con él mientras ésta seguía gritando y llorando. Min Hyuk sintió tanta lástima por esa pobre mujer pero nada podía hacer en ese mundo trastornado. Regresó a la sala de urgencias y se sentó al lado de la camilla donde Yu Kwon seguía igual.

-¿Aún nada que despierta? – preguntó Taeil llegando mientras saboreaba una de sus amadas paletas de dulce.

-¿No es obvio?

-¿Y ya intentaste cachetearlo?

Min Hyuk lo miró irónico, Taeil sonrió exagerada y juguetonamente sin mostrar sus dientes.

-Sólo era una idea – dijo Taeil y se acercó a Yu Kwon para verlo mejor – No se ve bien, no creo que le quede mucho tiempo.

-¿Por qué eres tan negativo? Él va a estar bien, lo presiento.

-Pero ya han pasado cinco horas desde que llegó, no creo que despierte, en cualquier momento puede no aguantar más y estirar la pata.

-Sólo sirves para molestar ¿Por qué no mejor cierras la boca?

Un leve quejido llamó la atención de Min Hyuk y miró a Yu Kwon, no sabía si había salido de él pero lo observó con detenimiento hasta que vio sus cejas moverse ligeramente y de nuevo el quejido se escuchó. Lentamente Yu Kwon abrió los ojos con dificultad al ser cegado por la luz de la sala y llevó su mano temblorosa a la máscara de oxígeno que tenía puesta para quitársela. Min Hyuk respiró aliviado y dándole gracias a Dios porque estuviera bien, cosa que no hacía muy a menudo porque después de lo que pasó ya no creía que hubiese un Dios en algún lugar.

No place like home: MonstersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora