Lo siento preciosa

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Comencé el día con una sensación terriblemente incomoda en la panza, antes de ir a la escuela le di un fuerte abrazo a mamá, tenía el presentimiento de que no debía dejarla sola, pero igualmente lo hice.

Salí a eso de las ocho, parquee mi auto junto al de Rose, los chicos ya habían entrado a clase, tome mis libros y me dirigí a historia. Allí estaba Alice, se sorprendió al ver que llegaba tarde, me senté a su lado, la profesora hablaba sobre la guerra de Vietnam, pero yo no podía prestar atención, la extraña sensación en mi cuerpo continuaba, parecía como si todo el mundo hubiera desaparecido, algo me decía que debía volver a casa, Alice me miraba extrañada. La maestra me preguntó algo que no entendí con claridad.

—Señorita Mariana, ¿Puede repetir lo que acabo de decir?

Era extraño, nunca en toda mi vida un profesor me había ganado un duelo, pero debía admitirlo, no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

—Lo siento profesora no estaba prestando atención.

Intenté calmarme leyendo, pero no sirvió de nada. Con gran esfuerzo resistí la clase entera, después tenía matemáticas avanzadas, decidí no entrar. Me metí al baño y lavé mi cara, me miré al espejo, estaba igual que siempre.

Discretamente salí de la escuela y me adentre en el bosque, subí a la punta del árbol más alto y me recosté en una de sus ramas, cerré los ojos y dejé que el sol hiciera resplandecer mi piel, esto logró calmarme un poco, estuve allí un par de horas, volví para el almuerzo, en la cafetería todo parecía normal.

Tomé un poco de puré y me senté junto a mis primos y los amigos de bella, todos hablaban animadamente, me saludaron como de costumbre, yo solo dije Hola y ellos continuaron hablando.

—¿Estás bien? —Jasper me susurró muy cerca tomándome un poco por la espalda.

Era increíble, ni siquiera me había fijado que estaba a su lado, lo mire un poco confundida, pero me agradó sentir su tacto, estaba a punto de responder pero súbitamente Alice dio un pequeño grito ahogado y se perdió en su mente, los vampiros en la mesa supimos lo que significaba, todos incluidos los humanos voltearon a verla, Emmet intentó desviar un poco la atención, Edward tomó mi mano y me levantó fuertemente de la mesa. Me sacaba de la cafetería mientras decía entre dientes.

—Alice tuvo una visión, tu mamá va a estar en problemas debemos ir a ayudarla.

Tan pronto salimos de la escuela corrimos a toda velocidad, llegamos a casa, pero no la encontrábamos en ninguna parte, rastreamos su olor hasta el bosque, se escuchaban alaridos, pero no podíamos ubicarla. Yo estaba desesperada ¡¡Mamá!! gritaba con todo mi ser, le pedía a Dios que la ayudara, no me sentía capaz de continuar viviendo sin ella, unos minutos después llegaron el resto de los chicos, nos dividimos por todo el bosque, Alice ya no podía verla más, yo aún guardaba la esperanza, ella era fuerte.

—Chicos por aquí —gritó Carl siguiendo el olor que más tarde todos empezamos a sentir, olía a algo quemándose, yo temí lo peor, cuando llegamos sólo quedaban cenizas con algunos brotes de fuego, le habían arrancado la cabeza y prendido fuego.

Se me vino el mundo encima, caí de rodillas en el suelo cubierta en lágrimas, con el corazón destrozado, esto era simplemente insoportable, algunos otros vampiros también cayeron de rodillas a mi lado, nadie decía una palabra, subí un momento la vista, en un árbol justo al frente mío estaba la bruja, me miraba con sonrisa de satisfacción tentándome a ir por ella. Lo logró.

Iba a alzar vuelo, pero alguien me sujetó el cuerpo para impedirme partir, me retenía con tanta fuerza que por más que lo intentara no podía salir.

—Mariana por favor escucha, por más que quieras no puedes matarla, tienes que romper la cadena.

Yo no escuchaba ni entendía, sentí más brazos sobre mí, "tenemos que sacarla de aquí", me arrastraban como podían, les gritaba para que me dejaran ir a matar a esa bruja, ellos no podían más y yo estaba como loca, Jasper se colocó en frente mío, tomó mi cara en sus manos y me obligó a mirarlo a los ojos.

—Mariana tienes que calmarte, ella ya se fue no hay nada que puedas hacer.

Me rendí, él tenía razón, deje de luchar y me deje caer en sus brazos, él me abrazó fuertemente, yo solo lloraba desconsolada, no sé cuánto tiempo estuve ahí, él acariciaba mi cabeza. Cuando tomé consciencia ya era de noche, sentía el cuerpo de Jasper junto al mío, removí mi cabeza de su hombro y lo mire a los ojos, mire un poco al rededor y luego volví a él.

—Gracias Jas.

—No tienes que agradecerme, sabes que siempre voy a estar ahí.

Le di una pequeña sonrisa llena de tristeza, lo abracé de nuevo y nos fuimos a casa.

Entre a casa tomando a Jasper de la mano, tan pronto cruzamos la puerta Esme se puso de pie, vino hacia mí y me abrazó, suavemente me decía al oído:

—Mari, amor. No tienes idea cuanto lo siento y cuanto me duele todo esto, ella ahora está en un lugar mejor, debes saber que todos estamos contigo, somos una familia y eso es lo que hacen las familias.

—Gracias Esme, te quiero.

—Y yo a ti preciosa.


Mantener la distancia, lo haré mientras pueda. (Jasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora