Ocho

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May estaba recostada en su habitación hablando con Andrew.

—Eres un tonto, Andrew —murmuró la chica.

El timbre sonó, pero ella no le prestó atención.

—¡Hija, tienes visitas! —gritó la madre de May.

—¡Voy! —le respondió May.

May se levantó de su cama, terminó la llamada que tenía con el pelinegro, se ordenó un poco el cabello y bajó rápidamente las escaleras.

May llegó al final de las escaleras y caminó hasta la sala de su casa.

Miró hacia los lados buscando a la persona, pero no encontró a nadie.

—Hey, May —dijo Mark saliendo de la cocina.

—Oh, Mark, ¿qué haces aquí?

—Necesito hablar contigo.

—Bien, dime.

—Necesito hacerlo en privado, ¿podemos ir a tu habitación?

—Claro.

May y Mark subieron las escaleras y rápidamente entraron en la habitación de May.

—Bien, dime —dijo May cerrando la puerta de la habitación.

—May, desde que éramos niños te conozco —el chico pasó su mano por su cabello—. Soy un año menor que ustedes dos.

—Al punto Mark, no revuelvas las cosas —lo interrumpió May.

—May... —dijo Mark tomando de ambas manos a May.

El timbre sonó pero ambos hicieron caso omiso.

Escaleras abajo se escuchan algunos ruidos y también a alguien subiendo las escaleras, pero May y Mark estaban en su mundo.

—May, te he estado ocultando algo por mucho tiempo.

Mark se fue acercando poco a poco a May, al estar frente a ella puso su mano en la mejilla de la chica y poco a poco sus labios se fueron uniendo. May cerró sus ojos, Mark hizo lo mismo. Mark abrazo por la cintura a May y la pegó a si cuerpo. La puerta se abrió con gran fuerza y Alex estaba al otro lado.

—May —gritó el chico.

La chica abrió los ojos y se separó bruscamente de Mark.

—Perdón, no pensé que los interrumpiría —dijo Alex con una mirada triste en sus ojos.

Alex sentía ira y traición, pero no entendía por qué.

—No Alex —dijo May—. Yo, yo...

—No, disculpen —Alex dijo y bajó corriendo las escaleras.

Alex salió corriendo de la habitación con unas ganas enormes de matar a su hermano, pero él no entendía por qué se sentía así. Después de correr una gran distancia paró a descansar un poco en un parque que estaba en el centro del gran fraccionamiento. Se sentó en una banca y el chico, con las manos en el rostro, se puso a reflexionar.

—Estúpido Mark, ¿cómo pudo hacerme esto? ¿Por qué siquiera pienso en eso? No tiene que ver conmigo, pero, ¿por qué me siento así? ¿Por qué siento esto? —pensó Alex.

La última pregunta que se hizo duró horas en su cabeza, esa estúpida pregunta sólo rondaba de un lado a otro, dejándolo aún más confundido de lo que estaba.

—Creo que es hora de averiguar qué pasó.

...

—May, aguarda —le dijo Mark mientras May huía de él.

La chica se detuvo y se dio la vuelta para poder ver a el chico.

—No, Mark. No te quiero ver, no quiero ver a Alex, no quiero ver a ninguno de los dos. ¿Cómo pudiste hacerme eso?

Al decir eso la chica estalló en lágrimas. Quiso escapar, pero las lágrimas nublaban su vista.

—Yo... Me gustas —dijo Mark.

Por un momento no hubo ningún sonido, ninguno de los dos decía nada, May se había quedado paralizada y Mark también, por la vergüenza. La campana sonó y los alumnos empezaron a llenar los pasillos de la escuela. Mark reaccionó, tomó a May de la mano y se la llevó a un lugar escondido por las canchas deportivas.

—¡Suéltame! —se quejó May.

—Bien —dijo el chico y la soltó.

—Bien, ¿qué quieres? ¿No me vas a dejar en paz después de lo que hiciste?

—¿Qué hice? ¿Crees que el beso lo hice por Alex? Alex no me importa en lo absoluto, me importas tu, May, me gustas.

—Mark, eres el hermano de mi ex novio, el cual aún quiero.

—No me importa, quiero estar contigo, él... él no te va a recordar.

—¿Qué? ¿Por qué lo dices?

—Los doctores dijeron que su pérdida de memoria era... permanente —dijo Mark mientras su voz se quebrantaba.

—¿Qué? —la voz de May se quebró, y la chica empezó a llorar.

—Alex... No va a regresar.

Desconocida (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora