Segunda Carta

68 8 1
                                    

Pasaron dos años desde aquel momento y las cosas entre nosotros cambiaron mucho, más de lo que yo esperaba a esa edad.

Ya en el primer año de secundaria, me encontré con la sorpresa de que ella y yo, íbamos a estudiar juntos, en el mismo colegio, en la misma jornada, y en el mismo salón, sólo nos veíamos todas las tardes en aquél parque, ni siquiera estudiábamos en la misma escuela, así que verla con el uniforme femenino del colegio al que yo asistía, fué inesperado, no sabíamos como actuar uno frente al otro en esta nueva situación, así que, no nos hablamos el primer día de clases, ni siquiera en la salida a nuestras casas, y ese no fue el único cambio, pues, desde ese día, dejamos de ir a aquel parque, ya teníamos 11 años y la pre-adolescencia estaba apenas comenzando.

Para suerte nuestra, las cosas estaban mejorando, a la semana siguiente, si quiera nos mirábamos en medio de las clases, en el descanso, y a la salida, aunque haya sido muy incómodo y de alguna manera, doloroso.

Al igual que ella, conseguí un grupo de amigos, no, mejor dicho, compañeros del colegio; en clases bromeábamos un poco, no tanto como para que nos llamasen la atención, pero si lo suficiente como para no aburrirnos, en el descanso, corríamos y de vez en cuando jugábamos fútbol, eramos un grupo de 5 niños, y daba la coincidencia, que uno de mis compañeros, conocía a una chica del grupo de amigas de aquella niña de ojos azules, así que había momentos en los que podía estar muy cerca de ella, y poder hablarle, pero verla en ese grupo de 4 niñas y un niño que mantenía con ellas, me asustaba, ella siempre se hacía en la mitad y/o el centro de aquel grupo, así que hablarle sin que nadie se percatara, era algo dificil.

Opté por acercarme al niño que mantenía con ellas, y lo primero que hice fue saludarlo cada vez que lo veía, ''Buenos días David, ¿Cómo estás?'' decía; las primeras veces fueron vergonzosas, no me contestaba y me miraba extraño, ¡Maldición como lo odié!, pero debía esforzarme, y eso hice, una vez le completé dinero para una gaseosa, se le había olvidado el dinero para comer ese día, y solo vino con lo que le sobró el día anterior, asi que no le alcanzaba. Nos hicimos conocidos muy pronto, y en una oportunidad, pude preguntarle acerca de aquella niña de ojos azules, queria saber que pensaba de ella.

-Oh ella, es muy linda, me gusta mucho ¿Por qué preguntas?.

-Es que se te nota mucho jajaja.

Risas prosiguieron a la conversación, y un cambio de tema para relajar las tensiones del ambiente.

"¡Maldita sea!" Pensaba en aquella charla hipócrita. No sabía por qué estaba enojado, pero lo estaba, y algún otro sentimiento desconocido por mí en aquél entonces, fluía en mi corazón.

Luego de hablar con él al termino del descanso, David se dirigía a los baños para acabar con una urgencia que yo no lo había dejado acabar con nuestra charla, mientras, yo aproveché para dirigirme rápido al salón de clases.

Al llegar, disimulé un poco mi afán por encontrarla, no queria que nadie se enterara de.. de.., no lo sabía si quiera, solo quería hablar con ella lo más pronto posible. Por suerte, ella se encontraba sola en su pupitre, y el salón se encontraba casi vacío, solo unas 4 niñas del grupo con las que no hablaba se encontraban ahí; era mi oportunidad, y decidí aprovecharla, me acerqué a ella, al principio decidido de hablarle, a mitad de camino, mis manos comenzaron a sudar, y unas ansias tremendas se apoderaron de mis piernas, las sentía débiles, y mientras iba a donde ella, mi mente me estaba asesinando lentamente pensando en lo que le diría, lo peor fué, que casi al llegar, ella alzó su mirada, pues la tenía inmersa en uno de sus cuadernos, y me miró a los ojos, fué como el último golpe de nervios que podía aguantar, ya no sabía que hacer, todo mi valor y decisión se habían ido, ni sé cómo seguía en pie, tampoco sé con qué fuerzas me atreví a hablarle.

Gotas de LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora