Octava Carta

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Caminábamos y caminábamos, y cada vez más nos adentrabamos al barrio, no era mucho la verdad lo que recorríamos pero, el estar cada vez más y más en el centro de aquél sector, me daba muy mala espina de lo que a Katherine le pudo ocurrir.

Después de unos 10 minutos habíamos llegado, y estábamos al frente de la casa abandonada que en general hay en cualquier barrio, esto me olía mal desde el principio y ahora era peor, ¿Que hacía Katherine en este lugar? No, ella no habría venido por su cuenta, la tenian aquí en contra de su voluntad, asi que, sin que me lo dijesen, entré a la casa, la puerta estaba abierta así que con solo empujarla fue suficiente, lo primero que pude notar ante la oscuridad que se devoraba la casa, fue que la casa no estaba amueblada, todo estaba vacío, y entre más me adentraba a la casa, más vacía e inexistente me parecía. Los muchachos al final me dijeron que siguiera al último cuarto, y así lo hice, mientras llegaba al cuarto al que me ordenaron ir, pensaba en una forma de escapar con Katherine de aquí, ella debía estar retenida, amordazada, la rabia ya me carcomia todo mi ser, apreté los puños para prepararme a ver cualquiera que sea el estado de Katherine, tomarla y llevarmela por encima de esas tres personas que venían detras de mí, pero lo que ví al llegar al marco de la puerta.

Katherine estaba llorando y con moretones en la cara, la habían amordazado para que no gritara, además de estar arrodillada y su cabeza siendo presionada al suelo, ella estaba desnuda siendo.. siendo.., abusada por un hombre, estaba listo para ir a salvarla, pero justo en ese momento las tres personas que estaban atrás de mi me agarraron, dos de ellos tomaron cada uno de mis brazos, y el tercero tomó mi cuello, el bastardo que estaba con Katherine ni siquiera se había dado cuenta, hasta que.

-¡Uy patrón que rico ¿No?! - Dijo uno de ellos -

No podía estar más sulfurado en ese momento, así que grité con todas mis fuerzas, ya que no podía moverme

-¡MALPARIDO DOBLE HIJUEPUTA! ¡SUÉLTALA O TE VUELVO MIERDA GONORREA!

Mis gritos hicieron que el hijueputa ese nos prestara atención, pero por la misma causa uno de ellos me golpeó en el estómago sacándome el aire, y fué entonces.

-¡JAJAJAJAJAJA! ¡¿NO TE ACUERDAS DE MI IMBÉCIL?!

¿Conocerlo? ¿Acaso lo conocía?

Así que haciendo todo tipo de esfuerzos para ver quien era, pude ver que en realidad, si lo conocía. Esa persona, ese ¡Maldito idiota! ¡ESA ESCORIA DE MIERDA! ¡NO ERA NADIE MÁS NI NADIE MENOS QUE EL MISMO QUE INTENTÓ ROBARLA AQUÉL DÍA EN EL PARQUE, Y NO SOLO ESO, ERA EL MISMO MALDITO IMBÉCIL AL QUE NO PUDE PARTIRLE LA CARA HACE MUCHO TIEMPO!

Tenía la sangre por los cielos, me hervía, quería estallar y brotar por todos los poros de mi piel; intenté safarme de la prisión que esos tres imbéciles me imponían, pero era imposible, otro golpe en el estómago, una patada en las piernas y caí, mi cara la estrellaron contra el suelo, y me tomaron del pelo, obligandome a ver aquella situación, diciendome: "¡Mira pendejo! ¡Mira! ¡Mira! Jajajaja". Me sentía impotente, ver a un maldito imbécil encima de mi preciada Katherine, al amor de mi vida, verla sufrir, llorar, y aunque no se le entendiese, sé que decía mi nombre y me pedía ayuda, ella.. ella.. No lo merecía.

-¿Y que tal si en vez de ser uno, somos dos los que disfrutamos?

Dijo uno de ellos acercandose al rostro de Katherine

-¡Dale, dale, yo los grabo jajajaja!

Dijo uno de los bastardos que me tenian en el suelo, y sacando su móvil comenzó a hacer lo dicho.

-¡¡¡NOOOOO, DEJENLAA!!!

Gritaba de desesperación, pero a cada movimiento que hacía para safarme era inútil, golpes venían, y ordenes que me callaran llegaban a mí, entonces, uno de ellos decidió amordazarme, para que no hiciera ruido y no gritara más.

Y así fué, como impotente, llorando, maldiciendo en mi interior, y gritando por ayuda aunque no se me escuchase ni se me entendiera nada, estaba yo, y ni hablar de Katherine, siendo violada, manoseada y perpetrada por dos hombres al mismo tiempo, uno de ellos era el doble hijueputa de David, y el otro una maldita rata de esas de la maldita calle. Me maldije, me maldije a mi mismo, maldije a Dios, al Diablo, a los ángeles, a todo el mundo, ¡A TODO EL MALDITO MUNDO! Menos, menos.. a la única que no merecía ningún tipo de sufrimiento, ella, ella solo merecía felicidad, sonrisas, e incluso un mejor hombre, un hombre que pudiera protegerla, y que no la hubiera llevado a sufrir tal vida tan miserable, Katherine, mi Katherine, no se merecía nada de esto...

¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ?

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!

Gotas de LluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora