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Luke.

Luego de un momento, Michael me alejo de el, y suspiro.

— Pero sabes que las cosas no serán fáciles, me hiciste mucho daño, las cosas no son fáciles de aceptar cuando tu corazón está roto... Y un corazón no puede ser reparado por lo mismo que lo rompió... — susurro y bajo la mirada, lo mire con confusión y suspire.

— ¿Qué quieres decir con eso Michael? — murmuré con un hilo de voz.

El rasco su nuca y soltando un pequeño suspiro se levanto.

— Quiero decir que las cosas no van a funcionar, ambos tenemos que lograr cosas, ambos tenemos que mejorar, ambos estamos mal, ambos estamos jodidos por dentro y las cosas no van a funcionar, se van a poner mucho peor... — camino hacia la puerta.— Me iré a casa... Te espero ahí — murmuró antes de salir por la cuenta.

Me quede ahí, sentado, mis ojos apuntó de permitir que las lágrimas salieran, pero yo no quería. No quería llorar porque sabía que tenía razón, las cosas no funcionarían, por todas las cosas que habría de hacer, no funcionarían, yo no me di cuenta de las cosas antes.

Solo me limité a ver a ese chico con gatos, y nunca quise ver más allá de sus bellos ojos, hasta que fue demasiado tarde. Hasta que lo perdí.

Yo lo amaba, lo amaba con toda mi vida, me di cuenta de que por más que lo criticara y le recordara las cosas que él había hecho mal, lo amaba. No podía alejarme de él. Odiaba verlo mal, y más si era por mi culpa.

Mis ojos se cerraron, no permitiría que las lágrimas se apoderaran de mi. Me levante de la cama y ya sin ánimos camine hasta la ventana, la luna estaba llena, y miles de estrellas le hacían compañía. Baje la mirada con los ojos entre abiertos, «¿podrías en algún momento dejar de ser tan orgulloso?», comencé a llorar. No podía evitarlo, era mi culpa, gracias a los prejuicios deje a una gran persona de lado, gracias a mi maldito orgullo abandone a alguien que lo daría todo por verme sonreír.

El no sabía lo importante que era para mí, él no sabía todas las estrellas que hacía brillar. Todas las veces que yo lloraba, él estaba ahí. Yo no estuve ahí ni para cuando estaba triste y sin razones de vivir.

Ahora lo entendía, sus gatos, nunca se alejaban de el, se sentía tan solo que lo único que tenía eran a sus gatos, para algunos sonara tonto, pero para el, eran algo que simplemente no se podía comparar con nada. Los gatos se vuelven tan fieles a sus dueños que solamente tienen ojos para ellos, Michael dependía de los gatos para no sentirse solo. Michael era feliz con sus gatos, cuando el lloraba sus lagrimas eran secadas por sus gatos, él no era un loco hablando con gatos;

Él era chico desamparado y solitario que en esos animales encontró algo que ningún humano podría tener; lealtad y confianza.

Difícil de creer, pero ningún gato va a abandonarte cuando estés solo, ellos entienden cuando estás triste, ellos se entristecen cuando tú lo estás. Los gatos sienten, lloran, tienen miedo, sufren, se sienten solos.

Tal vez Michael solo necesitaba algún gato que fuera como un humano. Alguien que nunca lo decepcionara. Y yo estaba dispuesto a cambiar para ser ese gato, que se encariñara tanto que estará junto a él hasta el fin de sus días.

Michael.

Mis pasos eran lo único que sonaban por esas oscuras y solitarias calles. Decidí tomar el camino largo, tenía cosas en la que pensar, quería guardarlas, pero necesitaba sacarlas de mi pecho.

Estaba triste y eso era algo que podía notarse a kilómetros. Me sentía solo, más que nunca, no me gustaba sentirme así, era uno de mis más grandes miedos. Quedarme solo.

Me abrace a mí mismo cuando una fuerte corriente de aire golpeó mi cuerpo. Desprotegido, expuesto, solo. Así me sentía.

Ya todo estaba perdido, había perdido al amor de mi vida, había perdido al único chico que tenía el derecho de hacerme sufrir.

El frío comenzaba a inundarme, solo quería llegar a casa, rápido, acostarme y dormirme, no despertar nunca.

Era de noche, las calles estaban vacías. Aún así, me quede esperando que el semáforo cambiara a verde, y cuando lo hice, solo me limité a cruzar la calle, al menos, eso quería.

Luke.

Suspire nuevamente y camine hasta la cocina cuando oí la voz de Peter llamándome, baje sin ánimos, en ese momento claramente no tenía ganas de nada.

— Hey Luke — Peter sonrió al verme. — ¿Te sientes bien?

Solo asentí, no lo estaba y él podía notarlo.

— Ajá — levantó una ceja y me miro. — Solo quería preguntarte si vas a quedarte la noche o te irás.

— Me iré a casa, debo hablar con Michael... — suspire y lo mire.— ¿Dónde está Christopher?

— Esta viendo televisión, seguramente está viendo Dora la Exploradora. — Soltó una risita, también yo lo hice.

— ¿Por qué crees eso? — pregunte aún con una sonrisa en mi rostro.

— Esta hablando solo hace un buen rato, aparte, no creo que estaría viendo 50 Sombras de Grey, ¿o sí? — sonrío nuevamente y yo negué riendo.

— No, tienes razón — suspire y me aleje —, bien, ya me voy para que no se me haga más tarde, gracias por todo Peter, dile a Christopher que tenga dulces sueños.

— Adiós, Luke, vete con cuidado. — se despidió.

Sonreí nuevamente antes de salir por la puerta. La noche estaba fría, y oscura, se veía peligrosa, cualquier paso en falso lo cambiaría todo.

Camine rápidamente por el camino corto, el menos seguro, pero quería llegar pronto a casa, de verdad necesitaba hablar con Michael. Necesitaba aclarar las cosas. Necesitaba que él se diera cuenta que de verdad lo amaba.

Las sirenas de los policías y las ambulancias se escuchaban a lo lejos, lo que hizo que me apresurara más.

Agradecí al llegar a casa, ya que nada malo había pasado. Las luces estaban encendidas, seguramente mamá estaba despierta.

Entre a la casa y me encontré con lo que esperaba. Sonreí al ver a mi madre.

— ¡Luke, ¿dónde estabas?! — corrió a abrazarme mientras gritaba. — Me tenias muy preocupada...

— Tranquila mamá... — acaricie su espalda y bese su frente.— Ya estoy aquí... Y... ¿Michael está en su habitación?

Ella me miró abriendo algo más los ojos.

— Michael no ha llegado...

❁ cats  ❁  muke Donde viven las historias. Descúbrelo ahora