Capítulo 3: "¿Tú?"

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Capítulo 3: “¿Tú?”

Seguí con el coche por el camino unos 20 minutos, hasta que pude visualizar un cartel que me indicaba por donde tenía que ir para llegar a la familia Kyros. En el cartel se podía leer: “Mansión Familia Kyros. Bienvenidos”.

“Eso espero, ser bienvenida”.

La rabia me había comido por dentro durante todo el trayecto. Mira que había sido desagradecido ese hombre. Ni aunque fuera el último hombre del mundo compartiría ni unos minutos con él. Me hizo enojar como nadie lo ha hecho nunca. Pero tenía que dejar ese coraje a un lado e ir hacia el encuentro con Aline y su futura familia con una gran sonrisa…aunque fuera falsa.

Me bajé del coche y abrí el maletero para ponerme unos tacones que estaban en la maleta. Quería dar buena impresión, ya que mi altura no es muy buena que digamos. Me acomodé como pude mi cabello rizado, que estaba alborotado por el accidente y me di un poco con el lipgloss. Me miré en el espejo retrovisor. Aparentemente correcta, pero con una herida en el brazo que no podía disimular. No estaría bien ponerme un jersey en pleno Agosto.

Cuando comencé a andar unos metros hacia la mansión pude divisarla mejor. No había visto nada igual en mi vida. Era la mansión más inmensa y hermosa que jamás había visto o imaginado en sueños. La casa salía desde una montaña, y miraba al mar mediterráneo. Sobresalían unos balcones, que seguro corresponderían con las habitaciones, con cortinas blancas que se ondeaban con el viento. Un paisaje idílico, perfecto para dos enamorados en una luna de miel.

Me llamó mucho la atención el jardín que estaba tan cuidado y rebosante de flores de maravillosos colores, además, de una piscina de incontables metros rodeada de butacas para tomar el sol. Todo esto sólo podía permitírselo una familia de multimillonarios, y pronto estaría ligada a ellos.

Al recorrer ese corto camino de piedras, había una verja con un guardia de seguridad de rostro serio. Me acerqué.

-Buenas tardes, perdone. ¿Sería tan amable de decirle a Aline Fox que su hermana está aquí?

-Si señorita. Aguarde unos segundos-dijo con una sonrisa algo forzada.

Se fue, dejándome tras la verja. Podía haber sido más amable y dejarme esperar dentro. No iba a robarme nada.

Unos tres minutos después llegó con una cara más seria que la anterior.

-Puede pasar señorita. Sígame- me abrió la enorme verja y me guió con el movimiento de su brazo.

-Gracias- dije haciéndome la interesante.

Le seguí algo acelerada, porque ese hombre no parecía esperar a una dama. Levaba tacones, ¿no lo veía? Parece que todos los griegos son unos majaderos. “Tendré que convivir con estos hombres durante un mes. Horrible”, pensé.

Desde cerca la mansión era más estupenda. Me introduje en la casa, después del guardia y al fin la vi por dentro. Destacaba el color blanco, el mármol, con columnas corintias que le daban un toque clásico, y lleno de vidrieras enormes que iban del suelo al techo. Desde estos ventanales se podía ver la piscina y el jardín. Además, a lo lejos estaba posado el infinito mar.

Quisiera poder amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora