Capítulo 4: "¿Qué he hecho?"

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Capítulo 4: "¿Qué he hecho?"

La habitación era enorme, tenía el tamaño de casi la mitad de mi casa de Londres. Podría vivir en ella toda mi vida. Me encantaba el color celeste mar de las paredes y la cama con una colcha blanca radiante llena de cojines rodeada de una estructura de madera con dosel. Los doseles en las camas me parecen tan románticos. Un espejo enorme en una pared con un marco de madera y un vestidor que jamás podrá llenarse de tanta ropa. Era infinito. Pero, sobre todo adoraba sus vistas. Tenía un balcón enorme que daba al mar. Un sueño. Y esa era la habitación de invitados, no quería imaginarme como sería la de los dueños…especialmente pensaba en cómo sería el cuarto de Lysander. De nuevo pensando en él. Parece que el odio que sentía por él era muy fuerte. No quería verlo más…o, ¿tal vez si?

Una de las cosas que me llamó la atención de la habitación era que tenía un teléfono particular y exclusivo de la casa con el que se podía comunicar con cualquier otra habitación con tan sólo marcar un número. Mi hermana me dijo que para que me comunicara con ella debía teclear el 2. Estaba mirando el teléfono cuando sonó.

-Ale, soy yo Aline. Arréglate un poco y baja para cenar. Tenemos que presentarte a alguien- afirmó con cierto misterio.

- Está bien. ¿Quién es esa persona?- pregunté.

- Sólo te diré que es un griego muy guapo y soltero- se rió.

Ya estaba pensando mi hermana en emparejarme con alguien. Ella siempre había tenido novio, desde niña…y yo…bueno, a mis 23 años ni me han besado. Soy un caso aparte. Ella pensará que me hace falta un hombre, pero… ¿tiene que ser griego?

-Si es griego… no sé si me va a gustar.

-Te juro hermanita que este hombre te va a quitar ese prejuicio tonto que tienes con los griegos.

No era prejuicio, pero mi madre había estado trabajando durante muchos años en Grecia antes de tenernos a nosotras y siempre nos decía que los griegos no son de fiar. Que sólo quieren sexo sin amor. Hombres de sangre caliente y corazón frio. Seguro que mi querida madre había tenido una mala experiencia con algún griego. Pero eso a mi hermana nunca le importó. A Aline le gustan todos: italianos, alemanes, ingleses, españoles, griegos…y al final, estaba comprometida con la especie de hombre que odiaba mi madre: un griego. Mi hermana esperaba una respuesta.

-No creo…pero bajaré enseguida. Seré lo más simpática posible con ese misterioso y maravilloso griego.

-Ponte muy muy guapa. Te doy 15 minutos hermanita- y comenzó a reirse ilusionada.

 Si mi hermana piensa que soy como ella, está muy equivocada. Por nada del mundo estaría con un hombre sólo por su dinero. Aunque no creo que esté con Lysander sólo por eso.

Me puse a arreglarme rápidamente. Lo primero que hice fue darme una ducha de agua caliente que me relajó bastante y que en estas circunstancias necesitaba. Estuve unos 5 minutos debajo del chorro de agua, intentando pensar en cómo iba a comportarme. Son ricos y no quería dejar a nuestra familia humilde en mal lugar, sobre todo por Aline. Salí del baño y me envolví una toalla alrededor del cuerpo para dirigirme a la cama, donde había dejado mi maleta, la cual me había traído antes una empleada de la familia Kyros, que fue a mi coche a buscarla. Menos mal que no llevaba muchas cosas, porque la empleada era muy delgadita y no se si hubiera podido. Había traído vestidos, pero ninguno es elegante. Opté por uno fucsia con escote palabra de honor que hacía elevar mis pechos y que me llegaba por encima de las rodillas. Con los complementos adecuados podría darle más distinción. Y así fue. Cuando me miré en el gran espejo que había en el cuarto me veía como más importante, con mis pulseras de bisutería que imitaban al oro, un anillo de gran tamaño con forma de flor y un collar corto, por encima de mis pechos, de perlitas de colores. Los tacones eran unas de mis pasiones, al ser bajita, nada mejor que unos buenos tacones con plataforma en la parte delantera.

El pelo lo tenía todo revuelto del accidente, así que me hice una cola hacia un lado dejando suelto algunos rizos en la parte que estaba recogida. Con el maquillaje no quería pasarme, sólo resalté mis ojos, las mejillas y coloqué brillo en mis labios. Sencilla, pero elegante. No sé si me había pasado…pero creo que iba bien arreglada.

Terminé justo a tiempo y salí del cuarto para bajar las escaleras. Al pie de la escalera estaban Aline y Lysander esparándome. Mi hermana estaba tan linda enfundada en un traje de chaqueta color limón…y Lysander, bueno…la primera vez que lo veía en traje y estaba impecable y muy atractivo, excepto su expresión. Con un rostro serio, sin parar de mirarme y apretándo su mandíbula. ¿Tan fea estaba que me miraba con ese asco? ¿Quizás no iba bien arreglada? Intenté que no me afectaran sus miradas y traté de no mirarlo cuando finalmente bajé.

-¡Ale por Dios! Estás muy guapa. No entiendo por qué nunca has tenido novios. Si te vieran los hombres así seguro que caerían rendidos a tus pies. ¿No crees Lysander?- preguntó Aline dirigiéndo su mirada a la de su prometido, que seguía observándome.

-Por supuesto, querida- dijo secamente, sin sentimiento alguno-, ¿Pasamos al salón?- dictaminó sin formarse ni una mínima mueca en su cara y agarrándo a Aline de la espalda y dririgiéndola al salón.

Yo anduve detrás de ellos.

Aline pudo leerme la mente. Porque cuando nos sentamos, Aline preguntó.

-Lysander …¿y nuestro invitado de honor?- de nuevo con misterio. ¿Por qué no quería que yo lo supiera?

- Me ha llamado y dice que está llegando- le dedicó una sonrisa de cortesía a mi hermana.

- Estupendo. Estoy impaciente- Aline dirigió su mirada a mi persona y preguntó-Ale cuéntanos un poco que has estado haciéndo estos últimos años.

- La verdad no hay mucho que contar- dije mirando a un Lysander que tenía un aspecto duro, pero que parecía que ocultaba tristeza o agotamiento. Estaba incómodo y me lo transmitía a mí- Al terminar el instituto, comencé a estudiar para chef. Algo que siempre he querido ser. Terminé mis estudios hace poco. Mientras tanto estuve cuidando de nuestra hermana Alba. Es tan dulce y atenta. No me ha resultado difícil cuidarla- pude notar algo de envidia en los ojos de Aline y una ilusión y ternura en la mirada de Lysander.

Ese griego me tenía confundida. En unas ocasiones estaba rígido, arrogante y odioso, y en otras se veía tan tierno e indefenso, como si implorara ayuda. No veía esa relación muy transparente, es como si algo ocultaran. Pero, ¿qué? Tendría que averiguarlo.

De pronto, los dos giraron sus cabezas hacia la puerta, lo que me obligó a repetir el gesto, y pude ver una silueta apoyada en la puerta observándonos. Era un hombre joven muy guapo con una sonrisa que iluminaba su rostro. Ese tenía que ser el invitado. Era de pelo negro, alto, pero no tanto como Lysander; musculoso, pero no tanto como Lysander; y muy guapo y atractivo, aunque no como Lysander. No era Lysander…pero tenía un gran parecido. ¿Quién sería? Lysander aclaró mi duda.

- Hermano, has tardado mucho, ¿Qué tal el viaje?- dijo Lysander con una alegría que nunca había visto en él y acercándose a abrazar a su hermano.

- Me he retrasado por culpa del avión, que suspendió el vuelo que tenía concertado y tuve que esperar el siguiente- sonrió el chico a su hermano y siguió- el viaje muy bien Lysander, los negocios nos van muy bien en Japón. Además me he divertido mucho…-dijo de forma burlona.

- Me imagino. ¿No habrás acrecentado la fama de mujeriego y Don Juan que tienes, no?

-¿Cómo crees?...con lo bueno que soy- puso cara de bueno. Lysander se dispuso a reir a carcajadas.

- Lo que tú digas.

El joven no se había dado cuenta que mi hermana y yo nos encontrábamos a unos pasos hasta ese momento. Se acercó a mi hermana

Quisiera poder amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora