Capítulo 20: “Fuegos artificiales”
Lysander me había llevado a esa increíble playa para pasar juntos una Luna de miel, y yo se lo estaba pagando contándole lo de la nota... Como si realmente yo desconfiara de él… ¿qué pasaría después de aquella conversación? ¿Seguiría todo igual? ¿Se acabaría ese fin de semana de Luna de miel?
Me miraba fijamente a los ojos y podía divisar en ellos una gran confusión. ¿Esa confusión se debía a que creía imposible que yo desconfiara de él…o había algo más? Esperaba que hablara pronto, porque yo no sabía qué decir.
-¿Tú?... ¿Tú también has recibido una nota?- me preguntó por fin con el ceño fruncido.
¿Cómo? ¿Él había encontrado otra nota? La confusión nos invadía a los dos.
-¿Qué dice la nota?- siguió preguntando mientras que yo seguía paralizada.
-Di…dice que estás…fin…fingiendo estar enamorado de mí pa…para vengarte- dije. No pude evitar tartamudear por los nervios.
-¿Y tú te lo crees?- me dijo incrédulo.
Pude ver tristeza en sus ojos. Mi corazón en ese momento pareció que se rompió en mil pedazos por verlo así. No quería perderlo…se había vuelto indispensable para mí. Sólo pensar en que desapareciera de mi vida me producía una gran angustia.
-¡Por supuesto que no!- le confesé al mismo tiempo que me acercaba y posaba mis manos en sus mejillas, agarrando su rostro que estaba tenso. Lo besé en los labios para intentar relajarlo.
No desconfiaba de él, por Dios. Sólo quería contárselo para que lo supiera. Existía la posibilidad de que lo que decía la nota fuera verdad, aunque lo creía imposible.
Sólo se lo confesé porque estaba locamente enamorada de él. Cuando una mujer ama a un hombre, no tiene por qué tener secretos con él. Amar significa estar con la otra persona, en lo bueno y en lo malo. Amar es compartir.
-Te confieso que en un principio quería vengarme de ti, pero mi plan resultó un fracaso porque me enamoré de ti irremediablemente. No podría soportar tu desconfianza, no quiero que dudes de mí nunca- me pidió-. Yo no pienso dudar de ti jamás, aunque encuentre millones de notas que digan lo contrario. ¿Me crees?- preguntó rozando mis labios con los suyos.
-Te creo- susurré en sus labios, mientras me perdía en su aroma.
Pero todo no estaba aclarado. Reparé en algo que me había dicho antes y que aún me confundía. Parecía que él también había recibido otra nota.
-¿Tú también encontraste…?- me interrumpió.
-Sí, en ella decía que tú estabas conmigo sólo por dinero, y que querías tener un hijo mío para asegurarte una gran fortuna- afirmó con una expresión que desvelaba que no le daba importancia a esas palabras.
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Quisiera poder amarte
RomanceAlejandra es una joven de 23 años, que tras la muerte de su madre, se ha dedicado a cuidar de su hermana pequeña. Viajará a la isla de Santorini para ayudar a organizar la boda de su hermana mayor. Allí conocerá un nuevo mundo...y al hombre de su vi...