15/02/16
Querida Diana,
Me quedé dormido adentro del armario. Tú me despertaste, abriendo las puertas de forma abrupta; adormilado, quise sonreír. Me conocías tan bien que recordabas el lugar donde gustaba hundirme cuando niño. Me tomaste la mano, y te arrodillaste. Quise decirte que te amaba, y que la oscuridad me hacia sentirte más cerca de mí. Pero sólo acerté a quedarme callado.
—Sólo fue un desliz...—Comenzaste con voz ronca. Apenas podía tener los ojos abiertos, apenas te oía—. Él estuvo cerca en una etapa muy difícil de mi vida, y tú... Tú no lo estabas.
Apretaste mi mano, me miraste, y una sonrisa con lágrimas se pintó en tus labios adornando tus mejillas.
Como sí para reparar nuestras almas heridas fuera suficiente un par de disculpas y lágrimas. El silencio se prolonga. Nos miramos a los ojos. Tú iris verde parecía sufrir enserio, y tras mucho pensarlo, me encogí de hombros.
—Pudiste haberme llamado —una lágrima cayó. Me maldije por ello—. Sabías perfectamente que habría renunciado a mi trabajo por ti... Diana —me incliné hacia adelante, quedando a centímetros de tu rostro—. Tú eras mi estrella, mi sol, mi vida entera... ¿Crees que no estaría disponible para ti, sí te llamaba más de diez puñeteras veces al día? ¿En serio crees que te habría ignorado? Dimelo y acabame de romper. —acaricié tus mejillas con mi mano.
—Lo siento —bajaste la mirada, y tus labios temblaron—. Lo siento, lo siento... No pude contenerlo, lo siento... Perdóname —te arrojaste a mis brazos, y te sostuve fuerte. Jamás te dejaría caer, y lo sabías a la perfección.
—Sólo quiero saber una cosa —Todo por ti, mi estrellita.
— ¿Qué? —Elevaste tú rostro. Las lágrimas corrían como sí de verdad te doliera también. Quería creerte.
—Dime que soy el único aquí —puse una mano sobre tú pecho—. No me importa que hayan compartido la cama, Diana. Sólo me importa que me ames.
Sólo necesito que me necesites.
Tu boca se abre, te acercas a mis labios. Sonríes. Te amo tanto.
—Eres el único en mi corazón —Por tu voz, supe que mentías. Pero no me importó.
Es ya de noche. Escribo ésta carta pensando en lo bien que la pasamos todo el día. Pienso en la segunda oportunidad, y espero que la sepas aprovechar.
Sólo arreglanos cariño. Sólo eso necesito.
Creo en ti. Te amo. No lo olvides.
Con amor,
Peter.
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Promesas rotas.
Short Story«No puedo creer que me hayas decepcionado. ¿Lo peor del caso? Es que entre las sombras, seguiré siendo tú tonto» Tras casi diecisiete años, el matrimonio de Peter y Diana siempre fue de ensueño; todo aquel que les conociera aseguraría ciegamente que...