04/01/16
Querida Diana,
Creí que habías cambiado cuando dejaste de ir con Puckerman durante dos semanas enteras. Pero me equivoqué ya que hoy volviste a ir otra vez.
Es mi cumpleaños. Estoy ebrio adentro de mi coche; afuera llueve. Afuera el cielo se cae, y yo me estoy cayendo con él.
Lágrimas queman mis mejillas, pero a ti no te importa.
Me estoy hundiendo en la bebida, pero eso, ja, a ti no te importa.
Hoy cumplo cuarenta años, de los cuales más de veinte los he dedicado a amarte. Pero eso, a ti, mi estrella, no te importa.
Estoy muriendo, y tú eres el asesino.
Estoy muriendo, y no estás aquí para impedir que sangre.
Golpeo el volante con mi cabeza y el dolor parece una caricia en comparación a ti.
Haz hecho muchas heridas en mi corazón, y yo no dejo de rascarme las costras para sangrar tú nombre una, y otra, y otra vez...
¿Crees que soy en verdad tan estúpido como para no darme cuenta? ¿Cómo para cegarme con palabras bonitas?
Tengo que enfrentar mi dolorosa realidad, y es...
Y es que tú, mi estrellita, ya brillas en otro cielo, para otro hombre.
Y siento que me olvidas.
Y me estoy muriendo.
Y no puedo hacer más que sonreír y tragarmelo todo, aunque sé que explotaré.
Con amor,
Peter.
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Promesas rotas.
Short Story«No puedo creer que me hayas decepcionado. ¿Lo peor del caso? Es que entre las sombras, seguiré siendo tú tonto» Tras casi diecisiete años, el matrimonio de Peter y Diana siempre fue de ensueño; todo aquel que les conociera aseguraría ciegamente que...