La rubia y la bestia.

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Ella caminaba por los pasillos de su escuela, estaba rodeada de sus amigos y amigas. Todos a su paso la saludaban y sonreían. Ella era muy "famosa" en la escuela.
Ella: Elsa Arendelle.

-Elsa, ¿volverás a ofrecerte de voluntaria para tutora?- preguntó una joven de cabellos naranjas.

-Claro que si, es un placer poder ayudar a los demás- la sonrisa en la cara de la rubia deslumbraba.

Ella era voluntaria en la mayoría de las actividades de su secundaria. Pero sobre todas, amaba ayudar a los demás en sus estudios.

Un joven caminaba hacia la dirección de la chica y su grupo.

Tenía su uniforme desarreglado, al igual que su blanco cabello. Iba solo, como la mayoría de las veces, con una curita en su mejilla derecha, probablemente cubriendo algún corte.

Él: Jack Frost.

Él caminaba atrayendo algunas miradas de miedo u odio. Digamos que no era muy querido allí, sobre todo por haber sido protagonista de una que otra pelea, las que él, obviamente, ganaba.

Pasó al lado de los muchachos, quienes lo miraron sin disimular. Los 3 jóvenes con odio. Las 3 chicas con miedo. Pero Elsa, con seguridad. Él los ignoró por completo.
Ellos comenzaron a caminar para ir a clase.

-Rubia de la trenza- la voz del peliblanco resonó por todo el pasillo- Debes tener más cuidado con tus cosas.

Elsa se volteó y se acercó hacia el chico, quien ahora la miraba de frente.

-¿De qué hablas?- preguntó ella sin entender el porqué de eso. Él jamás le había hablado a nadie, y si lo hizo no fue para desearle un buen día.

-Tu anillo- respondió simplemente señalando al suelo.

Elsa se sobresalto al ver el anillo de su difunta madre en el suelo. Se acercó a él y lo recogió con urgencia, no podía perderlo. Pero, ¿cómo era posible darse cuenta de la caída de un pequeño anillo?

-Gracias- dijo con una sonrisa pequeña, él asintió- ¿Cómo pudiste...

No terminó la oración, el joven volteó y comenzó a caminar en la dirección contraria dejando a la rubia con las palabras en la boca.

-Elsa, no vuelvas a acercarte ni hablarle a ese- dijo Eugene- Es un idiota.

-Si, Elsa, no es precisamente una persona agradable- dijo la rubia dorada que era su prima, Rapunzel.

-Pero...- la chica no sentía miedo.

-Pero nada.- la hermana de la rubia apoyó su mano en el hombro de ella- Prométeme que no te harás la valiente acercándote a él.

Elsa suspiró, quizás tengan razón y él sea una mala persona, alguien al que debía tenerle miedo.

-Lo prometo, Anna- la chica, al igual que todos, miraban a Elsa con inseguridad- ¡En serio! No me acercaré a... él.

Continuaron caminando hacia su salón de clase. Historia, ¡Elsa amaba Historia!

Sentada en su lugar ella conversaba con sus amigas. Estaba sola en su lugar porque su prima (con quien casi siempre se sentaba) estaba al lado de Eugene, y eso a ella le encantaba.

La maestra entró y comenzó con la clase. Luego de unos 10 minutos la puerta de abrió. El chico de cabello blanco entró con una mirada seria.

-Señor Frost, que bueno que se digna en venir. Tenía fe en que al menos asistiría a su primer día con este grupo- la maestra tenía el ceño fruncido y lo miraba por encima de sus lentes.

Diferentes [Historia corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora