Capítulo 12 (Kazemaru)

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Al final todo ha salido bien con respecto a quedarme con Endou en su habitación, así que, aprovechando que tenían que hacerle algunas pruebas, he ido a mi casa... o a casa de Endou... no sé cómo llamarla... En resumen, he ido a coger mis cosas para poder... "vivir" en el hospital, por llamarlo de algún modo... En cuanto vuelvo al edificio, me dirijo sin detenerme, a toda prisa, hasta la habitación donde está Endou. Por supuesto, antes de entrar, llamo a la puerta, por si hubiese alguien. Nadie responde al otro lado, así que decido abrir con cuidado para entrar.

–Hola, Endou. He vuelto...

Hablo sin esperar que nadie me responda. Era obvio que nadie lo haría... Cierro la puerta detrás de mí y me adentro un poco para poder ver a mi... ex-novio... Mi corazón se detiene por un momento. Verle allí tumbado, con los ojos cerrados, la mascarilla que le ayuda a respirar, las vendas... Me quedo paralizado... Duele mucho verle así... duele demasiado... Noto que, de repente, sin que pueda evitarlo, los ojos se me empañan de lágrimas, pero en seguida me llevo las manos a estos para secarlos antes de comenzar a llorar. En cuanto acabo con esto, esbozo con esfuerzo una gran sonrisa, justo como haría Endou, y me acerco hasta una silla que hay en la habitación para ponerla junto a la cama.

–He venido para quedarme contigo, ¿sabes? Eres un torpe, y no puedo dejarte solo en ningún momento. Parece que aunque seas mayor que yo tengo que cuidarte, ¿no?

Intento bromear con él, soltando incluso una pequeña risa forzada y dejando la bolsa de viaje junto a la silla. Me quedo unos segundos en silencio, sin saber muy bien qué decir. No puedo disculparme con él aún... tengo que esperar a que despierte... Así que voy a hacer lo posible por hacer que se sienta bien... dentro de lo posible... Pero... no sé cómo se hace feliz a una persona a la que le has roto el corazón...

–He tenido que buscar mucha ropa. No sé cuánto tiempo estarás aquí, pero quiero estar contigo.

Silencio.

–Mira el lado bueno. No tendrás que comerte la comida que no te gusta por que yo te obligue. Sé que te comes las verduras que preparo para no hacer que me sienta mal, aunque las odies.

Me río un poco para bromear. Silencio.

–Sé que te vas a poner bien. Confío en ti, Endou. Yo siempre he confiado en ti. Lo sabes, ¿verdad...?

Silencio. Un silencio ensordecedor y doloroso, solo por los pitidos que emite la máquina que controla el pulso del castaño. Antes de darme cuenta, me estoy mordiendo el labio inferior, tembloroso, y, sin poder contenerme más, me cubro el rostro con las manos y rompo a llorar sin consuelo. Siento en mi pecho una fuerte presión que apenas me deja respirar. Mi estómago se retuerce, seguido de mis tripas, y todo mi interior parece que se rompe, dando paso a un dolor tan inmenso que es difícil de explicar... Sé que no es algo que pueda curarse. Solo el tiempo puede hacerlo... y sé que no va a pasar rápido. En absoluto... Me espera la época más larga y dura de mi vida...


En la puerta de la habitación se encuentra Fudou. Se ha acercado para ver a Kazemaru, para comprobar cómo se encontraba. Pero había escuchado sus palabras y, además, cómo comenzaba a llorar. Se quedó ahí parado, esperando. Intentaba tomar una decisión. Podría entrar y obligar a Kazemaru indirectamente a que parara de llorar, pues, aunque él le dijera al peliazul que podía llorar aunque estuviera viéndole, sabía que Kazemaru era demasiado orgulloso como para llorar frente a nadie, así que pararía y se contendría. O podría no entrar y dejar que se desahogara tranquilo. Lo necesitaba con urgencia. Contener los sentimientos es de las peores cosas que una persona puede hacer. Así que eligió la segunda opción.

–Disculpe, ¿está cerrada la puerta? –Oyó una voz femenina a su espalda. El castaño se dio la vuelta y negó con la cabeza a la enfermera que se encontraba allí.

–No. Ya me iba. Gracias.

Respondió él antes de marcharse metiendo las manos en los bolsillos. Ya volvería más tarde. Tenía que consolar a Kazemaru aunque él no quisiera.


No sé cuánto tiempo me he pasado llorando, pero estoy agotado. Me escuecen los ojos. Cuando los cierro, noto como si me hubieran acercado dos cerillas a ellos. Noto que tengo las mejillas sonrojadas de tanto llorar. Y aún no he terminado completamente. Sigo sollozando, hipando a veces incluso. Con la respiración entrecortada. Maldita sea... Odio esta situación... Me levanto de la silla y me acerco al pequeño baño que hay en la habitación para lavarme la cara. Quizás con el agua fría me calme un poco... No aseguro nada, pero... no pierdo nada por intentarlo... Y parece que sirve de algo, porque el sonrojo marcado de mis mejillas baja un poco. Aunque mis ojos siguen hinchados por el llanto... Suelto un profundo suspiro y salgo del baño para acercarme de nuevo a mi asiento. Sin embargo, antes de llegar a sentarme, la puerta se abre y eso llama mi atención. Giro la cabeza y me encuentro con Fudou entrando en la habitación.

–Ah. Hola, Fudou. Pensaba que te habías ido a casa.

–No podía estar allí y dejarte aquí solo.

Fudou mira a Endou por unos segundos, seriamente. Su expresión denota preocupación y quizás algo de molestia. Por ello, decido distraerle un poco.

–Vaya... Pues muchas gracias, pero no es necesario. Quiero decir... es mi culpa, no tuya.

–Kazemaru –interrumpe Fudou mirándome de nuevo. Eso me deja algo sorprendido-. No puedes quedarte aquí para siempre. Será mejor que salgas a respirar aire fresco.

Me quedo en silencio por unos segundos. Puede que tenga razón, pero...

–Lo siento, pero quiero quedarme aquí... Por mi culpa, Endou está así, y siento que se lo debo... Él siempre ha estado ahí para mí, y yo...

–No puedes quedarte sin entrenar durante meses. Incluso años. Sabes que un estado de coma puede ser muy largo, muy corto, incluso eterno.

–¡Cállate...! –Exclamo de repente. Ni siquiera yo me esperaba soltar eso, pero no quiero escuchar más...-. Ya sé que eso es cierto... pero quiero estar con él... Hablaré con el entrenador y seguro que lo entiende...

Fudou se ha quedado en silencio, pero parece que no se dará por vencido.

–¡Kazemaru! ¡¿Es que no lo entiendes?! –Me grita mi novio, pero yo no respondo-. ¡Entra en razón, maldita sea! ¡No va a despertar! ¡Se va a quedar ahí para siempre, ¿y tú te vas a quedar aquí como un idiota?!

Pero con eso no puedo controlarme. Agarro a Fudou por el cuello de la camiseta y lo empujo hasta la pared más cercana, encarándole completamente furioso.

–¡Sí que va a despertar! ¡Imbécil! ¡Despertará! ¡Y pienso estar aquí para cuando lo haga! ¡Seré yo al primero que vea! ¡Y si no quieres apoyarme, no quiero verte por aquí!

Las lágrimas salen de mis ojos sin que pueda contenerlas. No quiero llorar delante de Fudou, pero no puedo evitarlo... Pero él, en lugar de responderme, tras unos segundos que se me hacen eternos, aparta mis manos con furia y se marcha de la habitación, cerrando la puerta muy molesto y dejándonos solos a Endou y a mí. Yo apoyo los brazos en la pared y me voy deslizando poco a poco hasta quedar de rodillas, con la cabeza gacha, y llorando como un idiota...

–Endou... necesito que despiertes... por favor... necesito que estés devuelta... pronto...

Suplico sollozando aún en el suelo... Creo que mi cuerpo necesitaba llorar... y no parar en un buen rato...


Fudou se quedó apoyado en la puerta con una mano cubriéndose los ojos. ¿Por qué había sido tan duro...? La desesperación había podido con él. No quería decirle eso, pero... ya era tarde. Además... estaba seguro de algo, y ni siquiera Kazemaru se había dado cuenta.

–Tch... maldito Endou... No podías estarte quietecito y no hacer ninguna locura... Estés donde estés ahora, espero que puedas ver lo mal que lo está pasando Kazemaru por tu culpa. Más te vale volver pronto, idiota...

 Gruñó por lo bajo, dolido... Se apartó de la puerta y se dirigió a la salida del hospital. Sería él mismo quien hablaría con Kudou... por Kazemaru...

Inazuma Eleven FanFiction - Todo es posible si crees que lo es [EnKaze]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora