Carta 3.

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Querida Valerie.

Sé que, aunque los días pasen, las horas transcurran y yo continúe enviando millones de cartas, no significa que hay oportunidad de que vuelvas.

Hay algo llamado dignidad, pero yo la he perdido contigo desde siempre. Nuestros cientos de peleas, las batallas campales que se armaban por el hecho de que no coincidíamos en opiniones, en cada guerra que emprendíamos quien cedía finalmente era yo. Es gracioso recordarlo, ahora imagina mi sonrisa mientras escribo esta carta.

Sigo sin encontrarle respuestas a los millones de interrogantes que se formaron cuando leí la carta que dejaste sobre la almohada, mi cabeza es un mar de ideas que comencé hacerme desde ese día. Tengo toda una vida para entender, mas no creo que sea sencillo cuando la razón y el motor de mis días se alejó tan precipitadamente justo cuando la historia comenzaba a cobrar forma, cuando creíamos que podríamos contra todo. Cuando nos sentíamos surfistas experimentadas y no pudimos con la primera ola que se cruzó en nuestro camino.

Y no, no quiero que critiques las manchas que se le están haciendo al papel, ni la tinta que se está corriendo ni nada de eso porque no hay otra forma en que pueda descansar que sacando lo que llevo dentro, y no siempre las palabras son la única manera de hacerlo.

Alguna vez escuché una canción que decía «cuando un hombre ama a una mujer, lo sabe desde el día en que la ve...» y sabes, no necesariamente, porque puedo demostrar que cualquiera puede enamorarse de una mujer tan bella como tú y no necesito ser hombre para decirlo, es así y ya.

Te extraño, Val porque es fácil acostumbrarte tanto a una persona, a seguir un orden de cosas y hacer planes que poco a poco cumplen como para que todo cambie de la noche a la mañana. No sé si me creas, pero llevo varios días deambulando por la playa esperando encontrarte en el mar a la luz de la Luna como varias veces lo llegaste a hacer; no es fácil resignarse a que todo deba cambiar de la noche a la mañana.

P.D. Solo te pido una contestación, un simple «DEJA DE MOLESTAR» y créeme que mi corazón, mi alma y toda yo entenderé.

Andy.


Las alas que cupido perdió© | Concurso #UCAMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora