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Hoy pasé a la licorería y compré tu whisky favorito, la mayoría de los hombres beben para olvidar su corazón roto, yo bebo para recordar el sabor de tus labios, que por más que prometieran no volver a levantar una copa siempre sabían a whisky tequila o ron y te odiaba por hacerte eso a ti misma pero amaba tu jodida costumbre de hacer exactamente lo que te decían que no hicieras. Mientras algunas mujeres usan perfumes caros tu perfume era el eterno olor a cigarro y el café pegado de forma irremediable a tus dedos, y maldita seas por eso, cada que fumo lo hago para dejar de pensar en ti pero mi última bocanada de humo siempre evoca esos ojos  tan llenos de delineador con la  mirada rota. ¿Quién te jodió así? Te lo pregunté mil veces y tu respuesta siempre era sentarte en mis rodillas y besarme. Entre besos te prometí mil cosas, prometí sanarte y alejarte de esa vida, repararte, pero nunca había entendido porque solo reías cuando te decía cosas así, ahora veo que es porque tu sabes que no estás rota, lo roto tiene solución, tu estás  jodida y eso no cambia. ¿Recuerdas la cantidad de veces que sostuve   tu cabello mientras vomitabas? Fue lo máximo que me dejaste hacer por ti. Todas las mañanas prometías cambiar pero irremediablemente todas las noches te iba a rescatar de un bar. Nunca entendí esa puta costumbre tuya de  alejar cualquier cosa buena en la vida, siempre pensé que finalmente yo había traspasado ese corazón frío que tienes pero hace poco entendí que debajo de todo ese hielo no hay absolutamente nada que se pueda rescatar, estás podrida de una manera irreparable, el mundo te dio la espalda hace mucho tiempo, tu lo sabías, el único que tardó en  entender fui yo. Nunca logré armar por completo el rompecabezas que fuiste, jamás me diste todas las piezas. ¿Por qué te fuiste así?. No sé si estás viva, si estás muerta, si te enamoraste de un drogadicto, si estás casada con un millonario,  si estás en este país, en este mundo. ¿Tan difícil era decir adiós?. Si hubiera sabido que esa era la última vez que iba a estar contigo, jamás te hubiera permitido ir a la tienda por esos cigarrilos.

-F. C.

Vivencias de una adolescencia jodidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora