Cap 11: "Tropiezos"

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El nuevo día llegó y Blaine estaba de mal humor, igual como había sido desde que se internó en el centro. Le tocaba su sesión de fisioterapia en la mañana y en la tarde tenía los ejercicios de rehabilitación, sin embargo no había cooperado en lo absoluto, incluyendo el hecho de que no quiso desayunar ni asistió a la sesión.

Contemplaba con añoranza la ventana y sabía que nadie la abriría porque Berry no tenía turno con él. A cada enfermera o enfermero le tocaba atender a un paciente una vez a la semana, así que no sabría nada de aquella mujer, que podía ser irritante pero que de alguna forma lo entendía, hasta el siguiente miércoles.

Miró al reloj que estaba colgado en la pared y suspiró con frustración, era la hora del almuerzo, por lo que en cualquier momento llegaría alguien a fastidiarlo. Segundos después la puerta sonó y un joven de complexión ligeramente gruesa y cabello oscuro ingresó – Sr. Anderson, su comida.

- ¡Llévate eso de aquí!

- Tiene que comer, en la mañana no quiso desayunar. Es por su bien.

- ¡Te dije que te lleves eso! ¡No tengo hambre!

Estuvieron discutiendo por más de cinco minutos y el enfermero estaba a punto de perder la paciencia.

- Sr. Anderson es mi obligación asegurarme de que coma.

- Qué mal por ti – respondió de forma mordaz.

- No comprendo por qué se comporta así – torció la boca con hastío y luego hizo una pausa – ¿Hay algo que pueda hacer para que se sienta mejor? Honestamente es frustrante verlo de esa forma.

El moreno respiró profundamente y decidió que le pediría que hiciera algo por él, después de todo, no hay peor lucha que la que no se intenta.

- ¿Puedes abrir la ventana?

- ¿Va a comer?

- No me respondas con otra pregunta – bufó.

- ¡Oh! Bien... No lo sé... Es prohibido... Pero... Mmm... Es que tal vez podamos hacer un trato. Si usted come, yo podría abrir la ventana.

Tal vez no sería tan malo intentarlo, con este enfermero ya serían dos personas que lo ayudarían con eso, así que tragándose su orgullo musitó – Está bien.

- Genial – destapó la charola y Blaine se acercó a la mesa. La verdad era que no tenía hambre, sin embargo trató de consumir la mayor cantidad de lo que estaba en el plato. Deseaba tanto asomarse por el ventanal. Sentir la brisa en el rostro mientras observaba el paisaje era lo único que lo distraía y lo hacía olvidar de lo miserable que era su vida.

Cuando sintió que no pudo más, levantó la mirada y vio al chico escribiendo en el celular. Rodó los ojos y tomó una bocanada de aire – Ya terminé.

- Bueno, aunque no se comió todo – retiró las cosas y se dirigió hacia la salida.

- ¿Y la ventana? Dijiste que la ibas a abrir.

- Dije que podría hacerlo, no que lo haría. Además no terminó todos sus alimentos.

- Eres un infeliz – gruñó.

- Me pagan por hacerlo comer, no por aguantarlo. Permiso – abrió la puerta y se fue.

El moreno estaba increíblemente furioso, empezó a gritar, empujó la mesa hasta hacerla caer y tuvo un arranque de histeria que a los médicos les costó poner bajo control.

Como era de esperar, no asistió a la rehabilitación. Lo que menos quería era ver a alguien, aunque en apariencia estaba tranquilo, la realidad es que se sentía indignado, furibundo. Aquel enfermero se había burlado de él y la confianza que le mostró. Ciertamente no volvería a fiarse de ningún individuo, no existían las personas confiables.

Stronger Than YesterdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora