Cap. 47: "Extraños sentimientos"

284 34 77
                                    

CAPÍTULO 47

"Extraños sentimientos"

Blaine se encontraba sentado en el borde de la piscina luego de terminar sus ejercicios.

—Señor Anderson —dijo con amabilidad una de las enfermeras—, la Dra. Tanaka lo espera a las diez para su terapia.

Él asintió con cortesía y permaneció en su lugar mirando como uno de los pacientes estaba intentando nadar con ayuda de dos de los especialistas.

Aquello le traía recuerdos que lo hacían sonreír y al mismo tiempo sentir nostalgia.

¿Qué sería de la vida de Kurt? ¿Cómo le estaría yendo?

Sorprendentemente habían transcurrido seis meses desde su despedida y cinco desde la última vez que supo de él.

Apoyándose en los soportes se levantó y se acomodó en su silla, donde previamente había colocado una toalla para no mojarla, y con un suspiro se retiró para cambiarse de ropa e ir a su cita.

Aunque al principio le había costado mucho bajar sus muros y abrirse a diálogos honestos, la doctora Tanaka se había ganado su confianza y lo estaba ayudando en todos sus procesos.

Al estar frente a la puerta de color lila, la cual le encantaba porque era diferente a las demás, leyó el nombre grabado en la placa, como siempre lo hacía, y dio un par de golpes suaves con los nudillos.

La puerta no tardó en abrirse dando paso a una mujer sonriente que irradiaba luz y cuyos ojos tenían un brillo particular.

Annaisha Tanaka, de cincuenta años, era originaria de Japón, y desde niña siempre sintió empatía por los demás y sus problemas, buscando en todo momento la forma de ayudarlos y descubriendo con el pasar de los años a una gran aliada en la psicología clínica.

Blaine había sido un reto al principio. No porque fuera un paciente complicado, pero sí muy reservado, y durante las primeras semanas sólo consiguió que le dijera unos pocos datos acerca de él.

Con el pasar del tiempo, paciencia y dedicación, finalmente empezó a notar cambios que iban desde pequeñas sonrisas hasta interacciones que fueron dando paso a una mayor apertura al diálogo.

—Blaine, ¿cómo estás? —procedió a abrazarlo— Tan puntual siempre.

—Bien. Todo bien, gracias. ¿Y usted?

—De maravilla. Pasa por favor —cerró la puerta y esperó a que este se ubicara cerca de la ventana, su lugar favorito, para acomodarse en el asiento frente a él, quedando así a la misma altura y poder mantener contacto visual—. Cuéntame, ¿cómo ha estado tu semana? ¿Ha habido alguna novedad?

—Normal. Lo único diferente es que no pude terminar mis ejercicios ayer porque de pronto me empecé a sentir muy fatigado.

—¿Estás durmiendo bien?

—Sí. No me siento cansado, simplemente ayer me fatigué a la mitad de la rutina y no pude seguir.

—Seguramente tuviste una descompensación. ¿Te estás alimentando correctamente y bebiendo suficiente agua?

—Sí, lo hago. El médico que me examinó dijo que eso puede ocurrir y que no había razón para preocuparme.

—¿Y cómo te has sentido hoy?

—Muy bien. Hice todos mis ejercicios sin ningún problema. Incluso, fui al parque antes de venir acá.

—Me alegro. Son avances por los cuales debes sentirte orgulloso.

Stronger Than YesterdayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora