Cap. 32: "Cada Día Más Cerca"

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Blaine despertó lentamente, abrió los ojos sólo un poco, parpadeando antes de volver a cerrarlos, y se estiró ligeramente, sintiendo unos brazos que lo aprisionaban mientras una voz risueña llenaba el ambiente.

- Eres tan adorable cuando te despiertas. – Le besó la punta de la nariz.

El pelinegro sonrió y abrió los ojos para contemplar a su novio. – Me encanta amanecer a tu lado. Te amo.

- Te amo tanto Blaine. Y a mí también me encanta despertar y ver tu dulce rostro. – Se inclinó y le dio un beso corto. – ¡Buenos días!

- ¡Buen día, mi amor! – Capturó sus labios de forma suave y se besaron hasta que se quedaron sin aliento.

Luego de separarse se quedaron mirando fijamente, el azul fundido con el avellana, sus corazones latiendo aceleradamente y los dos perdidos en el momento.

El castaño llevó sus labios hacia el costado del rostro de Blaine y fue descendiendo hasta llegar a la barbilla. Con una mano le acomodó la cabeza, creando acceso hacia el cuello de éste, haciéndolo suspirar.

- ¿Puedo? – Preguntó en un susurro.

- Kurt, no me trates con delicadeza sólo por mi condición.

- Cariño, no te estoy tratando de forma distinta a como lo haría si las circunstancias fuesen otras. Para mí es muy importante que mi pareja esté bien con lo que sea que hagamos, y te puedo asegurar que igual te preguntaría.

El de rizos suspiró. – ¿De verdad?

- Te lo prometo. ¿Alguna vez te he tratado de manera diferente a los demás?

Blaine lo miró fijamente por unos segundos antes de cerrar los ojos, haciendo una mueca. – Bueno, eso quiere decir que andas llevando en brazos a todos.

Kurt se congeló por un par de segundos sin saber cómo responder a aquella declaración. Claro, eso lo hacía sólo con él, pero... De pronto vio que el pelinegro esbozaba una gran sonrisa.

- Eres un tonto. – Soltó el aire retenido y negó con la cabeza.

- ¿Acaso lo haces? ¿Llevas en brazos a otras personas?

- No, pe...

- ¿Entonces es un trato diferente?

- Ah... Bue... Es... Sí, en ese sentido.

- Me gusta tener ciertas preferencias. – Le guiñó el ojo.

Ese era un cambio drástico y bastante bueno, ante el cual Kurt sonrió y luego plantó un beso dulce en los labios de su amado.

- Entonces, ¿puedo?

Blaine suspiró y le acarició el rostro. – Sí. – Respondió en voz baja, y el ojiazul se dirigió una vez más hacia su cuello, produciendo en él varios sonidos.

Los ósculos fueron repartidos con suavidad por los hombros y brazos antes de centrarse en el pecho. Las blancas manos acariciaban la piel expuesta con amor y ternura.

Los rosados labios llegaron hasta el filo del boxer y continuaron su camino por encima de la tela, deteniéndose en los muslos.

- Mi amor. – Dijo el ojimiel sujetándolo del hombro. – No tienes que hacer eso, sabes que no puedo sentir nada en mis piernas.

- Sí puedes. – Se movió, acercándosele al rostro. – Tal vez no físicamente, pero puedes sentirlo aquí. – Colocó una mano en el pecho aceitunado, justo sobre el corazón. Le dio varios besos pequeños sobre los labios carnosos antes de regresar a las piernas.

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