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Pocos minutos después entró Coraline a la cocina de nuevo. Se había puesto uno de sus tantos pantalones negros ajustados, una blusa negra con mangas, y uno de sus tantas botas de tacón. No llevaba maquillaje, solo se había cepillado el cabello mojado, y bueno, lucia resplandeciente. Nos miro. Vio nuestras caras serias. Frunció el ceño.

– ¿Pasa algo, gemelos?– dijo.

Y, por más serio que fuera el asunto, me reí por el apodo. Harry siguió la risa.

– ¿Gemelos? – dijimos Harry y yo al mismo tiempo.

Ahora fue Coraline la que río y nos pusimos serios después de eso.

– Ya, en serio, ¿Pasa algo, chicos?
– Coraline.– dijo Harry.– Voy a tomar un pequeño y rápido baño.

Me dio un cariñoso golpe en el hombro y se acercó a Coraline, la abrazo, le beso la cien y se perdió en la recámara de huéspedes.

Lo seguimos con la mirada hasta que no estuvo a nuestro alcance. Coraline volteo y yo imite su acto para conectar nuestros ojos. Era el momento difícil, tenía que decirle que probablamente tenga un jodido demonio tratando de entrar en ella.

Qué normal, pensé.

– Coraline.– respire.
– ¿Está todo bien, Edward?
– Necesito decirte algo.

La mire con recato.

– Y bien, ¿Qué es? – Se puso nerviosa.

Me acerqué a ella, la tome de la cintura y la abrace fuerte. Cuando me despegue de ella, la mire a los ojos, esos que ahora desprendían demasiada confusión y amor.

– Coraline, hay un pequeño problema. Es por eso que Harry vino con anticipación. ¿Recuerdas el día que trataron de abusar de ti?.– calle y ella asintió.– Ese día pasó algo extraño contigo. Estuviste a punto de tener hipotermia.– iba hablar pero me adelanté.– Y lo más grave fue no lo recuerdas. Hable con Harry y me dijo que te cuidara más, por eso tome la decisión de dormir yo en tu departamento o tú en mi casa. Después pasó algo aterradoramente horrible la noche que te hice mía.– un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordarlo. Verla sufrir de aquella manera me ponía muy mal.

Al decir esto sus manos se fueron a su boca instantáneamente llenas de pavor. No sé por qué, pero creo que mi rostro tuvo que ver con su reacción.

– Edward, ¿Qué pasó esa noche?– su voz sonó preocupada, y creo saber que es más mí que por ella.

– Te levantaste a media noche, te perdí de vista y cuando te encontré fue un momento espantoso.– mi voz se ahogo.

– Por dios, Edward, me estás preocupando. Habla.– exigió.
– Estoy encontrando las palabras, Coraline, lo qué pasó fue algo realmente extraño y créeme que cuando te lo diga no me creerás.
– Oh, Dios, Pues qué es.– insistió una vez más.
– Te dio un ataque epiléptico.– solté.

Coraline ahogo un grito. Te lo dije testaruda, pensé.

– Pero antes de eso, te encontré suspendida en el aire, en forma de arco.– hable con cautela sin sonar como un demente.
– Espera, qué.
– Cuando te baje te dio el ataque, te salía espuma por la boca y tus ojos eran blancos, fue algo realmente desgarrador.– mi voz se perdió.
– Oh, Edward.– se lanzó a mí aferrándose, llorando y temblando.
– Sh, no estás sola, mi pequeña. Me tienes a mí, y está mi hermano para ayudarnos con este problema. ¿Lo sabes?

Se despegó de mí.

– Edward, sé lo que puedo tener, y es muy peligro que estén conmigo, esa cosa podría...
– Esa cosa no es más fuerte que tú, que yo, y que Harry. No importa, Coraline, veremos qué podemos hacer.

"Let me in" H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora