Capítulo I

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Si un día alguien le preguntara a Janick que era lo que más odiaba en el mundo, él sabía cuál sería su respuesta. Una palabra. Cinco letras. Un nombre.

Chase.

Odiaba a ese tipo, lo odiaba tanto como era posible. Odiaba esa forma de caminar que te congelaba en tu sitio, odiaba esa mirada esmeralda que quitaba el aliento, odiaba como su cabello azabache le daba un toque descuidado y masculino, odiaba el cuerpo bien formado del maldito, y el cómo su cara quemaba cuando lo veía

¡Como lo odiaba!

Chase era todo lo que él quería ser y que, definitivamente, nunca sería. Janick sabía cómo todos lo veían, el pequeño príncipe, ese pequeño iba por tres cosas: por ser el menor de su familia, por su baja estatura y por su comportamiento infantil, aunque estaba seguro que el noventa y nueve por ciento de las personas encontraba su personalidad tierna, el uno por ciento restante era Chase. Humillandolo y menospreciándolo, tratándolo como a un niño de cinco años en vez de un joven de dieciséis, pronto diecisiete años, aunque no los aparentaba. Y por supuesto eso había generado un odio mutuo que siempre terminaba en una discusión o con Chase yéndose con una última palabra porque el maldito a adoraba tener la última palabra y dejarlo con la boca abierta.

Cuando lo vio por primera vez, en la ceremonia de mayoría de edad (diecisiete años) de Corey, su hermano mayor, él quiso acercarse. Siempre había admirado a su hermano y el amigo de su hermano estaba al mismo nivel, para su mentalidad de, en ese entonces, doce años, Chase era algo así como un héroe. Alto y fuerte, alguien más, aparte de su familia, para admirar. Lo abrazó porque siempre saludaba con abrazos, y le sonrió porque había crecido escuchando que su sonrisa era hermosa, nadie nunca se quejó ni lo alejó, tal vez por eso le dolió tanto cuando el bastardo lo empujó haciéndolo caer de bruces y le dijo:

— ¡¿Pero qué mierda Corey?! Dijiste que tenías un hermano tierno, pero este niño es una jodida hada.

Por supuesto a esa edad él no entendió que ese era un insulto, incluso siguió sonriéndole confundido, no fue hasta que Corey le dio un buen golpe a su amigo, y le gritó que nadie insultaba a su familia y mucho menos a su hermano que entendió, que se estaban riendo de él. Fue Glenn, el hermano del medio (tres años mayor que él), que le explicó lo que significaba hada, y aprovechando esa ocasión le había dicho medio llorando su miedo a ser una porque le gustaba demasiado su amigo Kanye, Glenn lo había consolado y apoyado, y junto con su padre y Corey le habían explicado que la homosexualidad no era nada de lo que debiera sentirse mal, y que por nada del mundo permitiera que nadie lo pasara a llevar o lo insultara. Algo que grabó en su memoria.

Suspirando sacudió su cabeza y regresó a la realidad mientras recorría el castillo, buscando un rincón para leer. Aunque había ciertas desventajas de ser príncipe, él adoraba serlo y más que nada amaba el castillo de su padre, era espacioso y había dedicado mucho tiempo al jardín, y Janick amaba sentarse entre el pasto y las flores, y así relajarse.

Sly, su padre, era un hombre inteligente, siempre haciendo buenos negocios y que la riqueza familiar se extendiera, podía no estar entre los mejores reinos del mundo, pero para Janick era el mejor sin importar las encuestas y datos comerciales.

Corey, su hermano mayor, había heredado el cerebro de su padre, y era el más apto para ascender a ser rey, y él no parecía tener ningún problema con serlo, se esforzaba mucho para llegar a ser un gobernador tan bueno como su padre. Era el hermano más cercano, casi un segundo padre para él.

Glenn, su otro hermano, era la oveja negra de la familia, o como Corey decía el lobo negro, siempre cortejando mujeres y metiéndose en problemas con la gente del pueblo, incluso hubo un intento de asesinato por una mujer despechada. Últimamente estaba más tranquilo, pero a pesar de ser el lobo negro, era un joven sabio que siempre tenía tiempo y unas palabras de consuelo cuando Janick se sentía mal.

Mi amado y odioso esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora