Cap - 3 Un MiniCoronel?

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Observé la mesa del comedor vacía. David se había ido con unos amigos de fiesta. _______ no había salido de la habitación. Estaba empacando sus cosas ¿Y yo? Sentado como un imbécil, esperando a que ella saliera de su cueva. Se iba. Mierda, se iba. Y no tenía idea de cómo detenerla. Tenía que pensar en algo.
La puerta de la habitación se abrió. _______ salió arrastrando unas maletas.
—Ya me voy, Luis.
Aunque sonaba muy segura, en sus ojos estaba la duda. No me dejes ir...
—Por favor, _______ —me levanté del asiento y caminé hacia ella—. No te vayas.
______ suspiró.
—Ya lo he decidido, Luis. No hagas las cosas más difíciles. — ¿Qué hago, nena? Hago lo que quieras. Te lo juro, _______. No quiero que te vayas. Te amo.
Ella pareció dudarlo.
—Sé que lo vas a arruinar todo de nuevo, Coronel—suspiró—. Me defraudaste.
—Oh, _______. Lo sé —tomé sus manos entre las mías—. Haré lo que sea, te lo juro. No quiero perderte.
_______ dudó de nuevo.
— ¿De qué estás asustado,Luis ?
Fruncí el ceño.
—De perderte, claro.
Ella frunció el ceño.
— ¿Solo de eso?
— ¿Hay algo más importante por lo cual deba estar asustado?
________ soltó una maldición.
— ¿Ves como no vas a cambiar? ¡Te dije algo importante aquella noche! ¿No lo consideras importante?
Oh, mierda. David, voy a matarte ¿Qué demonios le dijo ________ al idiota de mi gemelo?
—Si...esto...claro, pero lo más importante ahora es no perderte.
— ¡Debería ser 'no perdernos'! —soltó nuestras manos—. Mierda, Luis. ¡Eres un irresponsable!
________ tomó las maletas y se marchó sin poder detenerla. No importaba cuanto le suplicara, al final ella terminó por irse. Tomé el móvil y llamé a mi hermano.
— ¿Qué? —respondió tajante.
— ¡Pedazo de idiota! ¡Vas a decirme en este instante que fue lo que te dijo ________ en aquella cena!
—Pregúntale.
—Resulta que te estoy preguntando a ti, ¡no a ella!
Lo oí suspirar.
—Qué se yo, Luis. Tu noviota dijo muchas cosas.
Oh, odiaba que le llamara de aquella forma. Era la estúpida unión de Novia+Idiota.
—David Coronel, me vale mierda que mi novia no sea de tu puto agrado. Yo la amo y soy yo el imbécil con el que está teniendo una relación, con el que se acuesta y con el que está cabreada como una gata en celo. Así que, quieras o no, vas a tener que decirme que carajo está pasando.
David bufó.
—Ya, como sea ¿Qué quieres saber?
— ¿Qué te dijo en la cena? Parece ser algo muy importante, porque acabamos de discutir por eso.
—Pues sí, lo es.
— ¿Entonces?
—________ dijo que estaba embarazada. Tenía casi dos meses.
Tragué en seco, sorprendido. El corazón me latió a mil por hora. ¿Embarazada?
Oh. ¿_______ estaba embarazada?
Madre ¿Iba a ser padre?
Mía.
Repentinamente todo tuvo sentido. Su coraje, querer renunciar, el sentirse desilusionada, el querer irse...
— ¿Por qué diablos no me dijiste nada, David? —grité histérico—. ¡Mi hijo! ¡_______ está esperando a mi hijo!
—A ver, Luis. Si no te enterabas que ibas a tener un hijo, ________ se iría y todos felices.
—Eres un egoísta de la mierda, David —reí de la frustración—. No puedo creer que hicieras esto.
—Tu novia no me agrada, punto. Sopórtalo, no tienes de otra.
— ¿Sabes qué? Hablemos cuando madures, bebé.
Colgué. Oh, mierda. Mi familia...Mi familia acaba de atravesar esa puerta, para no volver jamás ¿Qué hago, por Dios?
Cuando al otro día la vi en los ensayos, una sensación de alegría me inundó de pies a cabeza. Que no me importaba ahora lo que David había hecho. No, de verdad. Me vale una mierda. Todo lo que quiero es recuperarla. Como sea, de cualquier modo. —Este, ¿_______? —la llamé.
Ella puso los ojos en blanco, habló unas palabras con unas chicas y caminó hacia mí.
— ¿Qué? —me espetó.
Au, tranquila.
—He pensado las cosas. Las he pensado bien, nena. He pasado toda la noche pensando y pensando —tomé su mano y le sonreí—. Me asusta perderte, mucho, pero más me asusta perderlos. A los dos. A ti y a nuestro hijo.
________ se derritió, mirándome con aquella mirada tan llena de amor que me derritió a mí entero.
— ¿De verdad? —su voz tenía un deje de emoción—. ¿Lo dices enserio? ¿Totalmente?
Asentí nervioso.
—Sí, nena. Sé que no me he portado como el más responsable de los hombres últimamente, pero los amo demasiado como para perderlos. Quiero casarme contigo cuando acabemos la gira ¿Aceptas?
________ soltó un gritito. Dio un saltito donde estaba y se lanzó a mis brazos. La abracé lo más fuerte que pude, aferrándome a ella. El calor de nuestros cuerpos me llenó de paz, pero no era suficiente. Yo sabía lo que ________ esperaba. Ella no quería una vida como la que ella tuvo: con un padre irresponsable y despreocupado y una madre que accedía a lo que fuera con tal de no estar sola. Yo iba a darle la familia que ella quería, aunque para ello deba cambiar todo lo que soy. Seré ese hombre que ella necesita, cueste lo que cueste.
—Te amo, nena —inhalé el olor de su pelo—. Voy a cambiar, ________. Por ti. Totalmente. Pero tenme paciencia, cielo. No es fácil desprenderme de lo que soy.
________ juntó nuestros labios en un beso caliente, ardiente y lleno de deseo.
—Lo sé, Luis. Seré paciente —sonrió. Uh, amaba su sonrisa—. Te amo, Coronel. —Yo a ti —le di un beso largo—. Hay que trabajar.
Ella se puso derecha en cuestión de segundos. Se acomodó la ropa deportiva y me sonrió coqueta. Fruncí el ceño.
— ¿Puedes bailar en tu estado?
—El ginecólogo me dijo que debía dejar el baile por un tiempo, para evitar riesgos.
Chasqueé la lengua.
—Entonces no, ________. Dejarás de bailar.
________ hizo un puchero.
—Tengo un contrato, Coronel.
—Oh, no te preocupes por eso. No voy a demandarte por no cumplirlo, nena.
—Pero...
—Sh... —la atraje hacia mí—. Quedas despedida, preciosa. Serás recontratada cuando el pequeño monstruo que llevas dentro te lo permita. Por ahora te convendría quedarte cerca mientras ensayamos, porque pienso llevarte de vuelta a mi departamento. No a vivir. Sino a buscar mis cosas.
________ frunció el ceño.
— ¿Y eso por qué?
—Uh, porque tú y yo nos iremos a vivir a un departamento. Solitos, para poder hacer el amor todo el día sin que nos molesten.
________ se ruborizó.
—Uh, nena —acaricié su rostro—. Me enamoro más de ti cuando te sonrojas.
Si me sentía tan feliz y completo, ¿por qué tenía el presentimiento de que no sería así?
Parece que Simón estaba, esta vez, bastante complacido con los resultados del ensayo porque estaba sonriendo. Menos mal, porque no quería que una discusión con él me arruinara el buen humor. La primera en acercarse fue ________, que me sonreía justo como aquella vez cuando aceptó ser mi novia. Y, por Dios, mira que fue difícil lograrlo.
—Simón dice que nunca habías hecho un ensayo tan animado como hoy —enarcó una ceja, burlona—. Lo curioso es que tiene razón.
La acerqué a mi cuerpo.
—Recuperé a mi chica, pues —le di un largo beso—. Además descubrí que iba a tener un MiniCoronel.
Ella soltó una carcajada.
— ¿Y si es niña?
—Una MiniCoronel
— ¿Y si sale como yo?
—Si es niño, será irresistible. Si es niña —fruncí el ceño—. Oh, mierda. Si es niña va a tener como diez mil hombres tras de ella.
Volvió a soltar una carcajada.
— ¿Ya la estás sobreprotegiendo, Coronel? Ni siquiera sabemos que va a ser. No ha crecido lo suficiente todavía.
— ¿Qué? Oh, no. Lo que lleve mi apellido lo van a tener que respetar —le sonreí burlón—. Y tú muy pronto llevarás mi apellido, señora Coronel.
Puso los ojos en blanco.
—Espero que eso no 'suponga' que paso a ser de tu propiedad.
—Oh, nena, pasaste a ser de mi propiedad la primera vez que me enterré en ti —le di un beso largo y sensual—. Te convertiste en mi mujer.
La vi sonreír.
—Debería escandalizarme que digas esas cosas cuando hay tanta gente cerca, pero ya me he acostumbrado tanto a tu forma de ser que me da igual.
Le sonreí tímido: esa sonrisa que yo sabía cuánto le encantaba.
—Lo sé, preciosa ¿Nos vamos ya? Planeo buscar ese pequeño espacio para los dos mañana.
— ¿Dormiremos hoy en tu departamento?
Resoplé.
—No.
— ¿Por qué? —No quiero ver a mi hermano, _________. Estamos teniendo problemas.
________ hizo una mueca.
—David tiene un carácter difícil, Luis, como el tuyo —resopló—. Por algo son gemelos.
—Pero te trata terrible, nena. David tiene que entender que te amo y que no quiero ir por ahí acostándome con cualquiera. Quiero algo concreto contigo: dormir contigo, despertar contigo, tener una familia contigo, envejecer contigo.
Sus ojillos azules brillaron. Oh, nena. No llores.
—Además él tiene que entender que vas a convertirte en mi esposa, sea esto de su agrado o no. ///
—Listo —dije mientras cerraba la maleta.
_________ tenía la otra en sus manos, mirando melancólica la habitación.
— ¿Qué tienes, nena?
Sonrió tímida.
—He vivido en esta habitación contigo desde hace un año —se encogió de hombros—. No lo sé, me da sentimiento irme. —Piénsalo de esta manera: nos iremos a un espacio solo para ti y para mí —sonreí—. Oh, y el bebé.
_________ suspiró.
—Tienes razón —soltó una risilla—. ¿Cuándo le vamos a decir a papá?
Gemí de frustración.
—Mierda. Mierda. Mierda. Tu padre, ________ ¡Tu padre!
Soltó una carcajada.
—No te burles. Tu padre va a matarme, ________. Mierda, me matará cuando sepa que te dejé embarazada.
—Pero vas a casarte conmigo —movió las pestañas rápidamente, coqueta—. Podemos decirle después de la boda. Mm, no. Mejor después de la luna de miel.
—¿Segura? ¿Cuándo se te empieza a notar el embarazo?
—Después de los tres meses —sonrió—. No te preocupes, Luis. Papá no tiene porqué enterarse hasta que estemos casados.
Suspiré tranquilo.
—Falta menos de dos semanas para terminar la gira. ¿Deberíamos empezar a planear la boda ahora o cuando termine la gira?
—Oh, Luis. Tienes mucho trabajo con lo de la gira. Podríamos planearla luego, cuando la termines.
Mm...Por eso amo a esta mujer.
—Bueno, ya. Tenemos que irnos ¿Dónde te está quedando?
Se mordió el labio.
—Con mis padres.
Eché la cabeza hacia atrás mientras resoplaba por la frustración.
—Algo me dice que tu padre me va a putear con ganas.
________ soltó una carcajada.
-Acaba de hacer aparición el Luis Coronel que me acosaba una y otra vez.
Le sonreí burlón.
—Sí, pero ese que te acosaba tuvo que soportar las mil pruebas que tu padre me ordenó pasar: vestir bien, hablar correctamente, tratarte divinamente ¡Ah! Y no olvidar que pensó que no iba a durar mucho de cantante. No, espera ¡Lo peor fue cuando se enteró que trabajabas para mí como bailarina! Acéptalo, nena. Tu padre y yo no nos llevamos bien del todo.
—Bueno, David y yo no nos llevamos muy bien tampoco y seguimos juntos. —Au. Golpe bajo.
La oí suspirar.
—Luis, ¿qué haremos con David?
— ¿A qué te refieres?
—Ustedes son hermanos. Gemelos. No pueden pasarse toda la vida peleados.
—Ya es problema de él, nena. Ni siquiera se ha tomado el tiempo de conocerte.
— ¡Es que yo tampoco se lo he permitido! Tu hermano es tan...arisco.
Le sonreí burlón.
— ¿Y no fue así como me conociste?
—Sí, pero esto es distinto. Yo a ti te amo y te ganaste lentamente mi amor, David no. David todo el tiempo me repela.
En ese mismo instante la puerta del departamento se abrió. Oh, mierda. David venía con un cigarrillo encendido y la mirada en el suelo. Al vernos se puso serio.
— ¿Qué? —me espetó. Luego vio las maletas—. Ah, tu novia regresa.
Tragué saliva.
—No, David. Me voy. Iré a vivir con ella.
Los ojos de David se oscurecieron.
—Ah.
Absorbió una bocanada de humo.
—Tengo que decirles algo antes de que se marchen.
Volvió a absorber una bocanada de aire.
—Hace dos meses ________ llegó tarde y Luis había salido —David miró a ________—. Esa noche te acostaste conmigo, encanto. No con Luis.

Mi Gemelo [ Luis Coronel ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora