Cap - 6 Te volviste loco, imbécil

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—Que David entienda que tú y no nos amamos. Vamos a tener un hijo, caray. Quiero que nos deje en paz.
La tomé de la cintura y la besé con impaciencia. —Nos vamos a un maldito hotel ahora mismo. Me debes unos cuantos orgasmos por todo lo que tuve que hacer hoy.
_________ soltó una risilla. Cuando nos dispusimos a salir, escuchamos una risita que yo bien conocía.
—Te dije que Luis y ________ están peleados —bufó—. No, se la creyó toda. Piensa que ________ es la de las fotos. Te dije que se veían reales. Luis no sabe una mierda de montajes.
David apareció. ________ y yo nos ocultamos para que no nos vieran. Inhaló fuerte de su cigarrillo.
—Voy a ponerles una que otra cosa por ahí para asegurarme que no regrese, pero está casi hecho —hizo una mueca—. Recuerda que hicimos un trato, Collin. Yo los separo, tú nos dejas en paz.
— ¿Collins? —murmuró _________.
Fruncí el ceño.
— ¿Lo conoces?
—Bueno, sólo conozco a uno. Mi ex, ¿recuerdas?
Oh. Sí, no era fácil olvidarlo. Tuve que vérmelas con el cara a cara para poder quitarle a ________.
—Si no me cumples, Collins, iré yo mismo a partirte la cara.
Colgó y regresó a la fiesta ¿Por qué mi gemelo estaba hablando con el idiota de Collins?
_________ estaba buscando las bragas que se había puesto anoche, pero ni siquiera yo recordaba donde las había lanzado cuando se las quité. Terminé de abotonarme la camisa. La cama del hotel era demasiado cómoda, pero ________ tenía planes. Nuevos planes dentro de esa cabecita loca.
—Luis , mierda, mis bragas —se quejó haciendo un puchero.
Le sonreí.
—Vete sin ellas entonces. Si quieres poner en marcha ese plan tuyo, hay que irnos ahora. Porque esta cama está demasiado suave y estoy demasiado cansado.
—Vale. Vámonos, pues.
La tomé de la mano y nos marchamos de la habitación.
—Repasemos el plan —le dije—. Vamos a la casa del idiota de Collins.
________ soltó una carcajada.
—Sí.
—Le armamos una escena.
—Tú le armas la escena, Coronel
—Y con mucho gusto.
—Yo lo defiendo.
Fruncí el ceño.
—Esa parte no me gusta.
—Hay que hacer sacrificios —repuso con voz cantarina.Apreté su mano y seguimos caminando hacia el ascensor.
Media hora más tarde nos vimos frente a la casa del idiota de Collins. ________ y yo vimos la puerta y suspiramos. —Aquí vamos —dijo ella.
Soltó mi mano y tocó frenéticamente a la puerta, tantas veces y con tanta fuerza que incluso yo deseé detenerla.
— ¡Ya va, mierda!
_________ siguió tocando la puerta, para echarle más fuego a la escena. Collins abrió la puerta de golpe, con el rostro descompuesto por el coraje. El pelo rubio y rizado se le agitaba cada vez que se movía.
— ¿Ustedes dos que mierda quieren?
Lo empujé hacia atrás. ________ y yo entramos.
— ¡Yo sé que tú quieres separarnos!
Collins pareció perder la postura por un momento, pero inmediatamente actuó como si no tuviera idea de lo que hablaba.
—Te volviste loco, imbécil —se agitó el pelo—. No tengo ni mierda de idea de lo que me estás acusando.
— ¡Te lo dije, Coronel! —gritó ________—. Collins no fue.
La cara de Collins reflejaba sorpresa. Im-bé-cil.
— ¡Si fue! —grité.
—A ver, Coronel —Collins se acercó a mí sonriendo—. ¿Crees que podría perder el tiempo tratando de separarlos? Si yo lo quisiera, tu noviecita ya hubiese regresado conmigo.
—Eh, no me trates como una muñeca, Collins —protestó ________—. Que no lo soy.
—Es que, ya sabes, andas de pareja con un Ken.
— ¡Al menos no tengo complejo de David Bisbal, con esos risos!
Se hizo un silencio incómodo. ________ soltó una carcajada. Collins y yo la miramos. Ella se aclaró la garganta.
—Perdón —se disculpó.
Contuve una sonrisa. Epa, nena. No te vayas de línea.
—Lo que sea de cada quien, Coronel, no puedes venir a mi casa y acusarme de cualquier cosa.
Le sonreí burlón.
—Impídemelo, pues.
Escuchamos un gritito. Era uno muy bajito, apenas audible.
—Luis —me llamó ________.
Me giré para verla. Estaba inclinada hacia adelante, presionándose el vientre con el brazo. Alzó la mano derecha. _________ estaba sangrando.El corazón me latía a prisa. _______ estaba sangrando por la entrepierna. Oh, mierda...El bebé.
—Me duele —soltó un gritito—. ¡Me duele, Luis!
Mis manos temblaban ¿Qué mierda hago?
— ¡Llama una ambulancia, Collins! —grité.
Acomodé a ________ para que le doliera menos. El bebé, oh, el bebé.
—Tranquila nena, todo va a estar bien —acaricié su pelo—. ¿Qué mierda esperas para llamar una puta ambulancia?
Collins dio un salto directo al teléfono. ________ volvió a gritar.
—Aguanta, nena ¡Collins!
— ¡Ya estoy llamando, con un carajo! ¿Hola? Necesito una ambulancia para...
________ volvió a gritar, pero esta vez se desmayó.
— ¡_________! —grité—. Despierta, nena. Por favor, despierta.
Pero nada. Esperamos y esperamos a que llegara la ambulancia. Sostenía a ________ entre los brazos, tan asustado como jamás lo había estado. Casi quince minutos después escuchamos la sirena de la ambulancia. Collins salió para indicarles que esta era la casa. Tres enfermeros entraron con una camilla. Cuidadosamente pusieron a ________ sobre ella.
— ¿Cuál es el nombre de la paciente? —preguntó un enfermero.
— ¡Atiéndanla primero, carajo! Ella está...está embarazada.
El enfermero asintió de mala gana e indicó que se llevaran a _________ a la ambulancia.
— ¿Viene usted con la paciente? —preguntó de mala gana el enfermero.
— ¡Eso ni se pregunta! —me metí a la ambulancia—. Es mi hijo el que lleva en el vientre.
El enfermero me ignoró totalmente, subió a la ambulancia y le indicó al chofer que arrancara. Tomé la mano de _________. Estaba pálida.
—Aguanta, nena —acaricié su vientre—. Aguanten los dos.
Diez minutos más tarde la ambulancia llegó al hospital. Al abrir ambas puertas para sacarla, los flashes de las cámaras me dejaron ciego. Mierda.
— ¿Qué le sucedió a su novia?
— ¿No habían terminado?
— ¿Por qué discutían en el club anoche?
— ¿Por qué salieron juntos de un hotel esta mañana?
Los enfermeros pasaron a toda prisa, empujando a quien se interpusiera en su paso. Yo sólo me tapé la cara y seguí caminando hasta el interior del hospital. Vi como llevaban a ________ hacia unas puertas de "Sólo personal autorizado". Mierda, a mí no iban a dejarme pasar.Frustrado, nervioso y asustado me senté en una de las sillas de sala de espera. El móvil me sonó. Simón.
— ¿Qué pasó, Simón? —Eso quiero saber ¿Qué pasó? Acabo de ver la noticia de que los vieron a ________ y a ti en un hospital.
—No sé qué pasó, mierda. _________ estaba de lo más bien y de un momento a otro comenzó a gritar de dolor. Estaba...estaba sangrando.
— ¿Por qué?
—Debe ser por el bebé, pero no sé c...
— ¿Bebé? —gritó—. ¿______ está embarazada?
—Sí.
— ¿Pensabas contarme al menos?
—Le íbamos a decir a todos cuando estemos perfectamente casados, con una casa propia y algo más tranquilos.
— ¡Pero yo me encargo de tu carrera! Debiste decirme, Luis.
—No estoy de ánimos para reclamos. Adiós.
Le colgué. Enseguida que lo hice, noté que alguien venía hacia mí.
—Vi lo que pasó. En las noticias, quiero decir —David se pasó la mano por el pelo—. ¿Cómo está?
Me paré del asiento y lo golpeé justo en la boca.
—Vete a la mismísima mierda, David ¡No quiero verte aquí!
Se secó la sangre que le salía de la boca y me miró atónito.
— ¿Pero qué mierda te pasa, Luis?
Volví a golpearlo en la boca.
— ¡Que _________ esté ahí y yo acá sin saber qué carajo está pasando es por culpa tuya, maldita sea! ¿Por qué mierda tienes que conspirar con Collins para separarnos? ¡Habla!
David se puso pálido.
— ¿Cómo lo supiste?
— ¡Que te den, pues! Importa una mierda como lo supe —tomé su camisa en un puño—. Te quiero lejos de nosotros, ¿entiendes? Lejos de mí, de mi mujer y de mi hijo. Dejaste de ser mi hermano en el momento que conspiraste con un imbécil para separarnos.
David entrecerró los ojos, dolido. Dio media vuelta y se marchó. Esperé y esperé y esperé en sala de esperas a que me dieran alguna noticia, pero nada. Cuando más angustiado estaba, caminando de un lado a otro, salió una enfermera.
— ¿Familiares de _______ Mendoza?
Caminé hacia ella.
—Soy su novio, ¿ella cómo está? ¿Y el bebé?
La mujer me miró seriamente, como si no tuviese buenas noticias que darme.La enfermera suspiró.
— ¿No me va a decir nada?
La enfermera revisó los papeles. Luego me volvió a mirar.
—Le voy a decir la verdad: la señorita Johnson no tiene muchas posibilidades de tener al bebé. Es pequeña y delgada. Según los informes, ayer sufrió una caída que pudo haber provocado el aborto —me miró severo—. La única forma de que su novia tenga a la criatura es mantenerse en reposo, comer bien y evitar totalmente el sexo, las preocupaciones y emociones fuertes.
Asentí.
— ¿Me ha entendido?
Volví a asentir.
—Le he aplicado un calmante para que duerma. Lo vital es que no se mueva demasiado. Su cuerpo podría rechazar al bebé.
Jadeé. Oh, no...
—Sé que la noticia que le traigo no es muy buena, pero piense que al menos no ha perdido al bebé —me señaló con el bolígrafo—. Debe usted encargarse de seguir al pie de la letra mis indicaciones. Es sumamente importante que tome ácido fólico y vitamina C ¿Me ha entendido?
Asentí.
—Los primeros tres meses son los más delicados. Tiene que permanecer en reposo lo más posible ¿Me he explicado?
Asentí.
— ¿Todo lo que hará es asentir?
Negué con la cabeza y ella me fulminó con la mirada. Me encogí de hombros.
—Perdón. Estoy tratando de recordar todo ¿Para cuándo la podrán dejar salir?
—La dejaremos esta noche en observación, para estar seguros de que ninguno de los dos corre peligro. — ¿Me puedo quedar toda la noche con ella?
La enfermera asintió.
—No olvide mis indicaciones —asentí—. Venga, lo llevaré a la habitación.
La enfermera me llevó hasta los ascensores. Subimos al piso 4, doblamos a la derecha, luego a la izquierda, seguimos un pasillo corto, doblamos otra vez a la derecha y me indicó con la mano la habitación 417 a la izquierda.
—Gracias —dije.
Entré a la habitación. Hacía frio como el demonio, pero la habitación estaba limpia. __________ estaba en la segunda cama. En la primera había una niña y su madre dormidas. Caminé sin hacer ruido. Me senté a su lado y tomé su mano con cuidado. La besé y comencé a cantarle en voz baja. Minutos más tarde vi cómo se movía sobre la cama. Le pasé la mano por el pelo para tranquilizarla.
—Tranquila, nena...
_________ abrió los ojos de golpe. Se le veían cansados y llorosos..._________ abrió los ojos de golpe. Se le veían cansados y llorosos...
—Luis...el...ay...oh
—Sh, tranquila. Todo va a estar bien.
__________ sollozó.
— ¿Lo perdí? No, ay....Dime que...
—No, nena. No lo perdiste. El bebé está bien. Bueno, más o menos.
— ¿Cómo que más o menos? ¿Qué tiene? —Hay complicaciones con el embarazo, nena. Es que eres muy pequeña y delgada. Tu cuerpo podría...podría rechazar al bebé.
__________ chilló.
—Eh, nena. Tranquila —le besé el pelo—. Tú y el bebé están bien. Ya la enfermera me dijo que teníamos que hacer. Voy a cuidar de ti, nena —besé su mejilla—. Te vas a poner bien, el bebé nacerá, nos vamos a casar, nos iremos de luna de miel, regresaremos y el mundo entero va a envidiarnos eternamente porque vamos a ser felices.
_______ sonrió.
— ¿Estás seguro?
—Sí.
— ¿Me lo prometes?
—Te lo juro.
— ¿Ya nadie va a intentar separarnos?
—Nadie, nena. Nadie.

Mi Gemelo [ Luis Coronel ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora