Ella se cruzó de brazos y observó fuera del auto. Collins permaneció en silencio y se enderezó.
—Pronto te reunirás con tu inútil hermano, Luis.
Un calor, la ira, se atragantó en mi garganta.
— ¿Qué le hiciste a David?
Aunque no podía verlo, sabía que sonreía.
—Ya lo verás, Coronel.
Media hora más tarde la camioneta se estacionó frente a un edificio apartado de la ciudad, viejo y sucio como si llevara años deshabitado. Collins fue el primero en viajar, luego abrió mi puerta y nos apuntó con el arma.
—Afuera, mis niños.
—Vuelve a putearme de alguna manera, Collins y...
— ¿Y qué? —sonrió—. Afuera, pequeños. No tengo el jodido día.
Apreté la mano de ________ y salimos de la camioneta.
—Las damas primero —dijo.
«Pendejo», pensé.
Caminamos hacia el interior del edificio, con Collins apuntándonos desde la espalda. Mantuve los ojos abiertos, buscando indicios de mi hermano.
—A la izquierda —nos indicó.
Giramos hacia la izquierda, pasando por un montón de cajas húmedas y rotas. Nos hizo subir por una escalera llena de condones usados, vasos, jeringuillas y sobrecitos de droga. ________ hizo una mueca de asco y se tapó la boca. Oh, mierda. No era un buen momento para que comenzara con las náuseas.
—Caminen —gruñó Collins.
Contuve las ganas de girarme y golpearlo. Seguimos caminando hasta un piso vacío, sucio y frío. Al final del piso hacia un bulto largo tirado en el suelo. Mi corazón latió rápidamente cuando me di cuenta que era David.
Me quedé paralizado. Ni siquiera Collins, apuntándome con el arma contra la cabeza, había logrado que me moviera.
— Qué le hiciste a mi hermano? —susurré asustado.
Moví mis pies, corriendo a prisa, hasta David. Me derrumbé en el suelo y noté que _______ también. Sus pequeñas manos lo agitaban. Ella lloraba. Yo ni siquiera podía tocarlo. Miré a Collins, tan cabreado como jamás lo he estado en mi vida.
— ¿Qué le hiciste a mi hermano? —me puse de pie—. ¡Contéstame, imbécil!
Collins se echó a reír.
—Tu hermanito se puso un poco bravillo conmigo —agitó los hombros—, así que lo maté.
Me moví hacia él para golpearlo, pero apuntó el arma hacia ________ y disparó. Ella dio un brinco. La bala había caído a centímetro de sus pies.
—Soy un muy buen tirador, pequeño Luis—hizo una mueca de burla—. Hacia atrás.
Me vi obligado a retirarme. Tomé a ________ de la cintura y la cubrí con mis brazos.
—No vas a salirte con la tuya, Collins —le dije—. Puedes matarme, pero _________ no volverá a enamorarse de ti. Ni siquiera mereces ser llamado hombre.
Hizo una mueca, mitad disgusto-mitad burlona.
—Puedo entender que estés cabreado, Coronel. Acabas de perder a tu hermanito.
—Cerdo.
—Sería muy duro perder a tu hijo, ¿verdad?
— ¡Con mi hijo no te metas, pendejo! —gritó ________.
ESTÁS LEYENDO
Mi Gemelo [ Luis Coronel ]
Fanfiction«¿En qué problema me metí?» Observaba a mi gemelo, David Coronel, sentado en el sofá de la sala viendo televisión. - ¿Qué fue lo que le dijiste, David? -le pregunté por tercera vez. -No sé, Luis. Ella estaba hablando mucho y le dije que se callara...