Luego del divorcio

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Mi matrimonio.
Mi familia.
Mis amigos.
Mi casa.
Mi empresa.
Pero más importante Mis hijos.

Había perdido todo con el divorcio, Christian Grey se había encargado de quitarme absolutamente todo en cuanto llego el aviso de divorcio a mi oficina, allí había comenzado el calvario, aquel día no había podido volver a casa por una orden judicial impuesta por el, al igual que ese día había dejado de ser dueña de GP y de todo lo que llevase mi nombre

-Ana por quinta vez, el suelo debe estar listo para las 7 y ya son 6.20 - grito la encargada de mi trabajo desde la barra de tragos del club para el que había comenzado a trabajar
-estoy acabando belinda, sólo me queda el sector 13.5- la mopa que ocupaba para la limpieza ya estaba completamente cargada de mugre como cada día lo que se había vuelto una costumbre de hace 12 meces

-Ana en cuándo acabes te vas a limpiar y te vistes para la noche, tienes turno- asintiendo acelere mi paso acabando en 5 minutos y vole para llegar a tiempo al sector de acompañantes, luego de un año debo haberme acostumbrado a los turnos esporádicos de este empleo pero no era así, cada vez me sentía sucia luego de uno de estos, aunque no pasase de acompañar a gente importante en su estadía en el club me sentía sucia, usada y cada día más cansada.

Un vestido hasta la mitad de mis muslos en un color escarlata que se pegaba a mi cuerpo como un guante, con un escote de infarto en mi espalda que llegaba al comienzo de mi cola junto con unos tacones aterciopelados en color negro me daban un porte imponente y los tacones dejaban unas kilométricas piernas blancas para el deleite de la vista. Mi cabello está recogido en un moño simple pero elaborado que dejaba unos cuantos mechones caer en mi cuello mientras que mi maquillaje consistía en tapar aquellas ojeras y aplicar delineador negro y rimel y en mis labios un rojo más claro que mi vestido.

-que comience la noche- murmure antes de levantarme del asiento para encaminarme al gran salón

En cuanto estuve fuera note la algarabía natural de un viernes por la noche combinado con una de las celebraciones del club
-Ana, querida acompañame tenemos trabajo- el brazo de "la loca" me envolvía la cintura mientras comenzabamos a caminar hasta los VIP'S.
Llevaba unos días sin verle ya que le tocaba de noche pero no podría estar mejor; la loca, un travesti entrado en sus 40 que se encargaba de los gustos más diversos de los mejores clientes cumpliendo cada capricho que estos pudiesen requerir dentro del local. Ella con su metro setenta y ocho su cintura de avispa que hacían notar aún más unos senos infartantes al igual que su firme trasero siempre vestía el el mismo estilo, un vestido de noche largo con una abertura en alguna parte junto con una peluca de pelo natural bien cuidado y arreglado, era toda una diva pero su profesionalismo impresionaba.

-quien será hoy?- pregunté antes de tomar el bolso de mano junto con los pendientes que ella me ofrecía
-un conocido querida, uno de los hombres más adinerados del país- mi cuerpo se tenso al instante casi paralizandome por completo - es un amigo personal mío, pero yo no lo puedo atender, el conoce mi secretillo- con una sonrisa me recordó que aún conservaba su miembro viril por lo que muchos la rechazaban, o la ocupaban sólo para traer lo que necesitaban -por lo que tendrás que cubrirme, el tipo es un gángster saca dinero por montones pero busca rapidez - comentó antes de darme el móvil para la noche y empujarme en dirección a la mesa grupal

-buenas noches señores- saludé para que toda su atención de centrase en mi - mi nombre es Anastacia Steel y sere su acompañante este noche- Una pequeña sonrisa coqueta y la recorrida típica con los ojos, no podia olvidar nada ya que si lo hacía bien podría tener algo de dinero extra para el abogado
-Steel...me suenas conocida- dijo uno de los hombres trajeados que se mantenía al lado del cabecilla de mesa
-no perdamos el tiempo en detalles Aarón, Ana necesitamos whisky y una tabla Alemana-

Me mantuve toda la noche entre ellos y uno de los sectores contiguos donde otro grupo me requería, para mi buena suerte no tuve tiempo muerto ya que si no estaba en el teléfono estaba esperando en la parte de atrás algún encargo para uno de los dos grupos. Entrada la madrugada las luces del club seguían en su apogeo revoloteando de un lado a otro en el primer piso mientras que en el segundo reinaba la paz junto con el sonido de la charla de hombres algo entonados ya por los tragos seguidos

-Ana- llamo el cabesilla de la primera mesa -nesecito una limusina para mis socios que se retiran, y luego la veo en el privado 87- ordenó a la vez que se levantaba y abrochaba el botón central de la chaqueta de su traje, debía mantenerme allí hasta que todo estuviese coordinado para la salida por lo que los vi despedirse de mano, uno por uno, soltando agradecimientos o futuros encuentros. Mi mirada de centro en aquel hombre rubio trajeado en un color negro y camisa blanca el que luego de aquella despedida salió de la habitación directo a los privados.

Me había tomado menos de 10 minutos despachar a el grupo de hombres en la limusina por lo que ya me encontraba frente a la puerta de la 87
-Ana, tome asiento, mi jefe la desea ver- comentó aquel rubio en cuanto me abrió la puerta
Mis ojos vagaron por la comoda estancia de colorez rojizos y anaranjados amueblada con los mejores muebles y al más puro estilo a la vanguardista; con paso decidido fui directo al futon de cuero sentandome en este deje mi bolso de mano y el móvil a mi lado.
-una copa? Tenemos brandy, whisky, bourbon-
-ninguno gracias-
-segura? Siempre en un reencuentro se debe beber Anastacia- dijo una tercera voz que emergia de uno de los cuartos del privado al igual que lo hacía el dueño de esta...

La venganza de Anastasia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora