[4. Hello Stranger]

885 73 83
                                    

Pasé mis dedos sobre la comisura de mis labios, frunciendo una mueca cuando la sensación de tortuoso dolor pasó por toda mi cara moreteada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasé mis dedos sobre la comisura de mis labios, frunciendo una mueca cuando la sensación de tortuoso dolor pasó por toda mi cara moreteada.

Pero esto no era nada.

No hice más que gruñir para mí mismo, resignándome a recostarme sobre las colchas con la mayor delicadeza posible. 

El maldito dolor no me dejaría dormir, pero quería intentarlo de todos modos. 

Estaba harto de él, de que siempre terminara golpeando a mi mamá por sus berrinches o a mí cuando intentaba incluso no darle más problemas. 

Agradecía internamente que ella había salido de compras antes de que se lo encontrara en el sofá totalmente ebrio, tal como yo hice después de la escuela. 

No me importaba recibir heridas físicas. Si mamá estaba bien, yo también lo estaría. 

Cerré los ojos, dejando que un suspiro escapara de mis labios antes de intentar rendirme al cansancio.

Estaba atado a esto, y solo quería dormir para no volver a despertar. 

— ¿Jonathan?

Apenas logré alzar la cabeza de la almohada, encontrando mi mirada con la de ella a pesar de la oscuridad en el dormitorio. 

El pequeño rastro de luz que se colaba en la habitación destacó sus ojos tornarse brillantes por el llanto, al igual que sus manos volar a su boca con total temor.

Diablos, no...

— Mamá, yo...

— ¡Dios santo! — Exclamó con preocupación inmediata en su tono de voz quebradizo, casi corriendo sobre sus tacones al acercarse a mí. — ¿¡Qué te ha hecho ahora!?

Sus manos agarraron con delicadeza mi rostro, mirándolo con sus aguados ojos. De esa forma eran unos dolorosamente hermosos ojos azul bebé.

— Estoy bien...

Fruncí una mueca de dolor cuando traté de levantarme de la cama, a lo que ella no tardó en apoyar sus delgados dedos en mi espalda y ayudarme a apoyar mis pies en el suelo de madera. 

— No. Claro que no lo estás. — Exclamó con fuerza, probablemente luchando porque su voz no se rompiera en un chillido. — ¡Nada en esta maldita casa está bien!

No pude decir nada antes de que jalara de mi brazo, guiándome hacia el único cuarto de baño que se encontraba justamente frente a mi dormitorio. 

No podía evitar sentir un nudo en mi garganta al contacto de sus temblorosos dedos curando las heridas en mi rostro, procurando mantener mis ojos cerrados para no ver las lágrimas que probablemente recorrían sus tersas mejillas. 

Brutal Love {Ambreigns}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora