[11.Here comes trouble]

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Mis piernas dolían, y sentía que en cualquier momento me quedaría sin aire. El frío tampoco ayudaba mucho, aunque fuera solamente el principio del invierno.

Mis manos lograron abrir la puerta de la casa, empujándola lo más rápido posible y sin dejar de caminar apresurado por los pasillos. 

—¿Joe?—Preguntó mi madre desde la cocina, pero no me detuve de camino al mesón que buscaba.—¿Eres tú, cielo?

Llegué hasta el teléfono, agarrándolo con tal brusquedad que incluso casi se me resbala de las manos.

—Mierda—Murmuré entre dientes, sabiendo que si me escuchaban me regañarían.

—¿Joe?—Volvió a alzar la voz la fémina.—¿Qué ocurre?

—Nada, mamá. Estoy ocupado—Exclamé fuerte, esperanzado de que no volviera a interrumpir. 

Sentía mi corazón latiendo cada vez más desenfrenado, probablemente por haber corrido a casa y esquivar cualquier charco que la tormenta del día anterior había dejado. El sudor frío me recorría la frente y la piel de mis manos, volviéndola casi perlada. Pero no me importó en lo absoluto, estaba concentrado en marcar aquellos números lo más rápido que mi cuerpo me lo permitiera. 

Pulsé el último dígito que tenía en la cabeza, sintiendo que perdía el aire incluso al llevarme el aparato a la oreja y que mi alma se encontrase pendiendo de un hilo. 

Un pitido. 

Dos pitidos. 

Tres pitidos. 

Cuatro. 

Cinco...

Seis...

<<El número no se encuentra disponible, por favor deja un mensaje de voz después del tono>>

Mi mano quitó temblorosa el teléfono de mi oído, sintiendo que se me secaba la boca y todo mi ser seguía desmoronándose con temor. 

—Joe, ¿qué está ocurriendo?—Murmuró la mujer de cabello largo, probablemente mirándome con preocupación. Permanecí en silencio, simplemente escuchando cómo mi corazón poco a poco comenzaba a calmarse pero al mismo tiempo dejaba un extraño frío en mi pecho.—¿Joe?

Dejé que mis barreras cayeran estrepitosamente, a lo que las lágrimas no tardaron en salir por mucho que luchara. 

—Cariño...—Mi mamá no tardó en acercarse y abrazarme con suavidad, dejándome sollozar contra la tela de su camiseta.—¿Qué tienes? ¿Qué ocurrió? ¿Te peleaste con Jonathan?

Negué como pude, sollozando sin parar mientras el nudo en mi garganta me impedía decir algo. 

Estaba asustado, aterrado...por primera vez en mucho tiempo. 

—J-Jon...—Balbuceé, tragando rápidamente.—No ha ido a la escuela esta semana y...cuando fui a su casa todo estaba desierto. Nadie respondía.

Los brazos de mi madre poco a poco me soltaron, sintiendo que una de sus manos tocaba cálidamente mi brazo mientras con la otra limpiaba las intensas lágrimas que me recorrían la cara sin parar. 

—Estoy muy asustado, mamá—Dije entre dientes, sorbeteando pero viéndome interrumpido por más llanto.—¿Y si le pasó algo a Jon? ¿Y si se fue de la ciudad? No quiero ni pensar en que me dejaría solo...¡No puedo pensar eso! ¿¡Y si está perdido en alguna parte!? ¡Su padre está loco! ¡Estoy aterrado!

Brutal Love {Ambreigns}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora