[8.The uninvited]

753 58 95
                                    

-¿De verdad le has dicho que sí?-Asentí, continuando con el golpeteo de mis dedos sobre la madera a un ritmo que ni yo reconocía- P-Pero ¿Por qué? Creí que lo odiabas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿De verdad le has dicho que sí?-Asentí, continuando con el golpeteo de mis dedos sobre la madera a un ritmo que ni yo reconocía- P-Pero ¿Por qué? Creí que lo odiabas.

-Solo me pidió una cita, Seth-Respondí con algo de fastidio, pasando mi mirada por cualquier sitio que no fuera al frente- Ya te lo comenté ayer. 

-Es que...-Dejó de preparar el café que le habían encargado, haciendo una extraña mueca antes de continuar hablando- Todavía no puedo creerlo. 

Solo gruñí en respuesta, volviendo a voltear mi mirada hacia otro sitio que no fuera las mesas cerca de mi lugar a las afueras de la barra. 

-¿Qué pasa? ¿Estás bien?

-¿Todavía está mirándome?

Procuré mantener mi cabeza baja, en lo que Seth probablemente volteaba sobre sí a ver si el samoano seguía espiándome desde la mesa que atendía en la terraza. 

Desde nuestra discusión en el apartamento no compartíamos ni una palabra, tan solo lanzándonos miradas sin sentido alguno. 

¿Por qué demonios tuvimos que trabajar el mismo día?

-Wow...-Silbó el bicolor de anteojos, para a continuación volver a concentrarse en mi mirada- ¿No han pensado en el divorcio?

No dudé en levantar la cabeza, mirándolo con el ceño fruncido y la mandíbula apretada. 

-¿Y a ti qué mierda?-Escupí malhumorado de su sonrisita burlona- ¿Dónde está mi Seth gruñón?

Él solo se encogió de hombros con la misma mueca burlona, enseñándome la lengua antes de poner la taza de café preparada sobre mi bandeja y disponerse a seguir con su trabajo. 

Le di una última mirada de soslayo con mi ceja alzada, frunciendo mis labios y resignándome a llevar la orden a donde habían pedido antes de que el cliente me regañara. Una vez que esta ya se encontró en su lugar, visualicé a la pelinegra de ceja perforada tarareando mientras limpiaba una mesa recientemente desocupada. 

Tragué con fuerza cuando me vi obligado a pasar a un lado del samoano, el cual obligado tenía que cruzar caminos conmigo para ir a la barra por su siguiente orden. 

Sus ojos claros se encontraron tan solo un par de segundos conmigo ya que fui lo suficientemente capaz de apartar mi mirada de la suya, frunciendo mis labios y concentrándome en no tropezar con mis zapatillas. 

Era malditamente insoportable que me mirara así. 

Me di cuenta de que Nicole movía sus caderas ligeramente mientras tarareaba, probablemente a causa de la música proveniente de los audífonos en sus oídos. 

Sonreí con diversión, esperando a que volteara por algún producto de limpieza para lanzarme sobre la mesa que recientemente había limpiado y cerrar mis ojos como si estuviese dormido. 

Brutal Love {Ambreigns}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora