Odiame mañana (Tweek & Craig)

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Por puro instinto Craig paso con lentitud sus dedos sobre un mechón rebelde del rubio que crecía detrás de su oreja, Tweek al percatarse de ello dio un brinco haciéndole caer en cuenta a Craig que la acción que acababa de cometer no cabía en la rutina que repetían cada noche (e incluso día), en el que sus cuerpos se unían por un ardiente deseo de satisfacción carnal.
O como lo prefería llamar Craig con descaro puro, solo sexo.

De pronto la actitud de Craig cambio a su acostumbrada brusquedad y sadismo hacia el rubio, que con el aleteo en su estómago por el impacto de la caricia del azabache, no fue capaz de poner resistencia cuando Craig lo cogio del brazo prácticamente arrastrando su cuerpo por la cama dejando caer sin cuidado alguno el rostro de Tweekers sobre la almohada, que humeda aún de semen de hace tan sólo unos minutos atrás cumplía con ahogar los gemidos del rubio que dejo salir en cuanto sintió de golpe los dedos de Craig en su entrada.

-¡Ah.. ha.!
¡Ngh! E-eso duele.

Se quejo apretando con suma fuerza las sabanas azul petróleo.
Bella combinación con los ojos de Tucker.

-Deja de llorar, al final, tu cuerpo ya debería estar adaptado a mi.
Pfff... que fastidio.

Tweek no dijo más, solo se limitó a mirar a un lugar en específico mordiendo con fuerza la almohada.
Esta situación lo frustraba demasiado
Cada vez que Craig comenzaba a mostrar siquiera una muestra de afecto hacia él, poco tardaba la amabilidad, pues pronto Craig cambiaba de actitud tratando al adicto a la cafeína como si se tratase de un objeto, no su novio.

Tweek ni siquiera tuvo tiempo de prepararse mentalmente en el momento en el que una embestida desgarradora lo atacó de repente.
Lo único que pudo hacer al respecto fue apretar con toda su fuerza las sabanas y evitar que los sollozos de dolor causarán el mínimo sonido, pues eso enfurecia a Craig.

El dolor duro más de lo normal.
Esto estaba agotando su cuerpo, para ser mas exacto, su cadera.
Cada vez que terminaban Tweek era el último en pararse de la cama, pues el dolor en su cadera no lo dejaba siquiera levantarse y mucho menos caminar en un buen rato.

Pero Craig no era del todo un monstruo, pues cuando despertaba no tan enojado ayudaba a Tweek a recuperarse, metiendolo en la tina del baño con agua caliente, algo que avergonzaba a Tweek, ya que el azabache lo desvestia y prácticamente lo cargaba hasta la bañera, pero el asunto no terminaba ahí, ya que Tucker siempre permanecía sentado en el baño por si a Tweek se le ofrecía algo, algo que presionaba demasiado a Tweek, varias veces había notado la cara de aburrimiento y enojo de Craig, aunque Craig nunca protestaba o decia algo al respecto, solo se limitaba a observar al rubio.
Por eso Tweek procuraba estar listo en menos de 20 minutos.
Mucha presión para el chico paranoico

El dolor y el placer se mezclaban en el cuerpo de Tweek, sobre todo el placer en cuanto la lengua y labios de Craig humedecian su espalda y hombros, que intentaba ocultar sus lágrimas.

Lo mejor era cerrar los ojos, dejándose llevar solamente por los sonidos, por los gemidos que se lograban escapar de Craig mientras sus caderas chocaban contra las del azabache, que por la caliente situación segundos antes de llegar al clímax sujetaba con suficiente fuerza la cadera de Tweekers dejandole unos marcados moretones sobre su palidezca piel.

Él odiaba que Craig dejase marcas en su cuerpo, ya que eso había sido la causa de que la amistad entre Craig y Clyde se viniera abajo.
Tweek no se culpaba, pues había sido un accidente que Clyde le mirara todas aquellas marcas de manos en su cadera y mordidas en su pecho y parte baja de la espalda, no había podido evitar retorcerse cuando Donovan le comenzó a hacer cosquillas, causando que la tela de su camisa dejara al descubierto el adueñamiento de Craig sobre su cuerpo, y mucho menos pudo evitar que Clyde fuese a reclamarle a Tucker sobre las marcas innecesarias.
Muchos sabían que Craig celaba mucho a Tweek, por eso no muchos armaron escándalo cuando Criag cogio con fuerza a Clyde de la chaqueta exigiendo saber el por que le había visto el cuerpo a su rubio.