CIRCUS

Capítulo 18 -FINAL-

NOTA IMPORTANTE 2021: Antes de empezar, quiero decirles que el final esta totalmente cambiado a lo que era antes. Tiene un desenlace distinto y ya verán porque, ya que esto influye  en el epílogo. Ahora si, disfruten la lectura. :)

Corría por todas las calles cerca del departamento de Louis y mío para estar en paz. El malévolo sujeto me perseguía y yo no podía respirar. Estaba corriendo desde hace un por el pueblo ya que no me dejaba tranquila, tocaba las puertas de otras casas pero las luces estaban apagadas. Este era un pueblo muerto.

Le faltaba el aire a mis pulmones por el esfuerzo hecho. Cuando llegué a mi departamento, rápidamente pasé por la cocina y agarré un cuchillo. Me fui al ático y me escondí en uno de los armarios viejos que Louis y yo teníamos arrumbados.

Escondí el cuchillo dentro de mi suéter holgado. Lo usaría inteligentemente cuando fuera el momento. Me tapé la boca para que no saliera ningún sollozo de esta, las lágrimas seguían bajando por mis ojos. Quería pedir ayuda pero el pueblo estaba prácticamente muerto, como había dicho antes. Louis se había marchado por mi "paranoia" y la gente estaba asustada y no harían nada para ayudar a nadie. Estaban muertos.

El desconocido entró a todas las habitaciones del departamento ya que se escucharon varias puertas abrirse y cerrarse. Oía sus pasos lentamente. Llegó al ático. ¡Estaba atrapada! Ese era mi fin, iba a morir y no podía hacer nada. No era lista, no era valiente, no era nada.

—Caroline —cantó esa voz que ahora me causaba escalofríos, esa voz que alguna vez a los niños les gusto escuchar—. Ven a jugar, preciosa. Odio las escondidas, más vale que salgas, mi hermosa Caroline.

Sentía sus pasos muy cerca del ropero y temblaba aún más, si es que se puede. Saqué el cuchillo y oí como la puerta del pequeño armario crujía para abrirse, me senté y abracé mis piernas esperando a que el entrara. Con mis ojos aguándose por las lágrimas, traté de ver.

Poco a poco la puerta se iba abriendo y me vio.

Vi su sonrisa diabólica en su rostro.

Abrí mis ojos a tope al verlo y agarró mi brazo fuertemente y me sacó del ropero. Me tiró al piso y vi sacar su cuchillo para enterrarlo en mí. Solo pude soltar un grito esperando a que pronto terminara con este infierno o tal vez, por primera vez, ser fuerte para salvar mi vida.

Cuando estaba a punto de enterrarlo en mí, yo enterré el cuchillo de cocina en su pie y lo removí por dentro haciendo que el soltara un gran grito.

Aproveché ese descuido para agarrar el cuchillo de nuevo y correr fuera del ático. Bajé las escaleras sintiendo los pasos de Henry viniendo a mí. Mi llanto seguía presente más que nunca. Guardé de nuevo el cuchillo dentro de mi suéter porque mi mano temblaba y sentía que en cualquier momento lo iba a soltar.

¡Todo este tiempo había sido Henry! Yo de estúpida, traté de darle el beneficio de la duda y caí en su trampa.

¿Cómo una persona puede tener tanta maldad dentro?

Cuando quise llegar a la puerta de la entrada, ya fue demasiado tarde. Me había golpeado con algo muy duro y caí inconsciente.

Desperté sintiendo punzadas fuertes en mi cabeza. Cuando quise mover mi cuerpo, me percaté de que estaba amarrada a una silla y vi que mis pies también lo estaban. El pánico entró en mi sistema y me removí todo lo que pude. Mi visión se dirigió al lugar en el que me encontraba y me di cuenta de que estaba en una recámara. En mi recámara para ser exacta. No había rastro de nadie. La cuerda con la que estaban amarrados mis pies, se iban aflojando cada vez que movía más mis rodillas.