#10

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Entró a su casa y como se lo imaginó, encontró a su madre esperándola en la sala mientras leía una revista. Kagome se aclaró la garganta llamando así su atención.

La mujer dejó a un lado la revista, observó a su hija y no se resistió más en preguntar. -¿Cómo te fue, hija? -La azabache ya se había preparado para esa conversación desde la mañana.

-Me fue bien. -Aseguró tratando de sonar tranquila, sin embargo una sonrisa se le escapo. Naomi Higurashi lo notó y dijo.

-Por lo visto te fue muy bien. -Haciendo énfasis en "muy". Se levantó del sillón y fue a la cocina acompañada de su hija. -¿Quieres algo de cenar? -Le pregunto antes de abrir el refrigerador.

-No, gracias. -Rechazó. -Ya cené. -Se apresuro a explicar al ver la mirada de reproche de su madre, preparada para soltarle un discurso acerca de la importancia de alimentarse.

-¿De verdad?-Preguntó algo sorprendida. Observó a su hija y se percató de un leve rubor en sus mejillas, aquel gesto la hizo sonreír.

-Sí, Sesshomaru me llevó a comer sushi. -Rememoro Kagome con una sonrisa.

-Que bueno hija, algún día tengo que conocer a tu amigo. -La azabache recordó la foto de la montaña rusa, pero dudo un poco si mostrársela a su madre o no. Al final, se decidió, no tenía nada de malo.

Sacó la foto de su bolsa y se la tendió a su madre que la recibió sin dudarlo. -Es él. -Señalo con su dedo al peliplata pese a que era obvio, ya que eran las únicas dos personas en la foto.

-¡Vaya! -Exclamo asustandola un poco. -Si que es muy apuesto.-No se molesto en decirle nada. Tenía razón, lo era y mucho.

-Y bastante serio, pero aun así me agrada. -Comentó sin quitarle la vista a la imagen. Naomi se la devolvió.

"Yo creo que demasiado" pensó su madre ante aquel comentario. -Me alegra que te la hayas pasado bien, hija.

No hablaron mucho tiempo más, puesto que la Señora Higurashi tenía que irse a dormir. Se sentía cansada por el turno que había llevado, cosa que Kagome entendió perfectamente. Después de desearse las buenas noches subió a su habitación, se cambio por su pijama y se subió a su cama sin evitar recordar aquel día.

• • •

Sesshomaru

-Buenas noches, hijo. -Escuchó la voz de su padre al pasar por su oficina. Se dio la vuelta y encontró la puerta abierta y a su padre en su escritorio con un montón de papeles regados. No les sorprendió encontrarlo en esas condiciones, su progenitor era un exitoso abogado y siempre que tenía un caso delicado, se desvelaba analizándolo.

-Padre. -Pronunció a modo de saludo.

-Ya es algo tarde, ¿a dónde fuiste? -Preguntó sin despegar la mirada de los documentos. El peliplata soltó un gruñido por lo bajo, no le gustaba que su padre lo cuestionara.

-A ningún lado. -Dijo con tono serio. Inu no Taisho levantó la mirada y lo observó, no le tomó importancia a la contestación de su hijo, eso ya era normal en él, pero algo que llamó su atención fue el peluche que sostenía.

-¿Y eso? -Cuestionó señalando al perro de peluche que Kagome le había dado. Lo había olvidado por completo. ¿Qué iba a hacer con él? No le serviría de nada, solo era un sucio peluche que le había regalado su apuesta. Después decidiría que hacer.

-Un peluche.-Contestó. Ya estaba comenzando a fastidiarse. -Me voy. -Avisó sin esperar la contestación de su padre y se fue a su habitación.

Tiró a perro a su cama, se quitó la camisa y los pantalones quedando solo en bóxer y arrojó la ropa sucia al cesto que había en una esquina. Se sentó en su cama y su vista se posó en aquel juguete. ¿Qué le iba a hacer? Lo podía tirar a la basura.

Tomó al animal de la pata y salió de su habitación hasta la cocina donde se encontró con el imbécil de su hermano. Al igual que él solo estaba en bóxer.

-Vaya, al fin llegaste. -Habló para después beber jugo directamente del cartón que había sacado del refrigerador. Sesshomaru hizo una nota mental para no volver a tocar ese jugo.

-Hmp. -Fue su única contestación. Caminó unos cuantos pasos hasta la puerta que daba con el patio trasero, la abrió y al lado se encontró con un contenedor de basura.

-Ahora tienes una nueva afición por los peluches. -Se burló Inuyasha al darse cuenta de lo que llevaba en la mano. Lo único que recibió fue una mirada asesina de parte del mayor. -¡No me digas! Te lo regalo aquella chica, ¿Ka-kaome? -Se rasco la nuca al tratar de recordar el nombre de la susodicha.

-Kagome. -Corrigió Sesshomaru sin saber por que. Inuyasha no se molestó en rectificarlo, no es como si le importara de todos modos.

-Es lo mismo.-Farfulló. -Si fue ella, ¿verdad?

-No es de tu incumbencia. -Que desesperante le resultaba aquel idiota.

-Tomaré eso como un sí y dime, ¿piensas tirarlo? -Inquirió al ver que había abierto la puerta. ¿Qué otra cosa si no? Su hermano mayor fruncio el ceño. -No te preocupes, yo también lo haría si me regalaran algo tan estúpido. -Se mofó para después darse la vuelta e irse.

Sesshomaru lo maldijo en voz baja. Miro nuevamente el contenedor de basura, alzó al peluche que estaba en su mano y paso su vista de él, al contenedor repetidas veces.

"Solo arrojalo"

-Mira para que te sientas mejor. -Le extendió el peluche que había ganado minutos antes.

-Por alguna razón me recuerda a ti. -Admitió sonrojándose.

-Por eso lo elegí, quiero que lo tengas.

Se adentró por completo de nuevo a la casa aún con el peluche en mano, cerro la puerta y subió a su habitación.

Había decidido no tirarlo por llevarle la contra a Inuyasha, nada más. Ese peluche no significaba nada para él.

-Tonterías. -Mascullo dejándolo sobre la mesita de noche que estaba junto a su cama.

Perdón si esta aburrido, pero era necesario. :3 el próximo capítulo volverán a la escuela. Diganme si les gusto en un comentario y no olviden dejar sus votos.

Gracias por todo. Son geniales, jamás pensé que esta historia les fuera a gustar tanto.

Losing control. *Sesshome*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora