#14

2.6K 277 30
                                    


A pesar de que trató de pasar inadvertido, fue descubierto por Izayoi, que al verlo no tardo en expresar su preocupación.

-Sesshomaru, estaba preocupada. Tú nunca llegas tarde de la escuela. -Dijo alterada, pero mucho mejor de como había estado hace un rato. Se la pasó caminando de aquí allá preguntándose donde estaría su hijastro. No era su hijo biológico, pero lo quería como tal.

-Estoy bien. -Contestó esperando que eso la calmara. De todos los que vivían en esa casa, tenía que admitir que ella era la que mejor le caía. La mujer suspiro aliviada, afortunadamente no insistió en saber los detalles de su retraso, cosa que a él le agrado. Sabía que no le gustaba ser cuestionado. En un dos por tres ya tenía su típica sonrisa de vuelta.

-¿Tienes hambre? -Pregunto dirigiéndose a la cocina. El peli plata la siguió. -Preparé mi platillo especial. -Informó como si fuera la mejor noticia del mundo.

-No, ya comí. -Se limitó a responder brevemente. Le echó un vistazo a lo que había en la cacerola y dio gracias a los Dioses por haber comido con los Higurashi. Se veía terrible.

-Oh, bueno. -Mascullo Izayoi resignada. -Es una lastima que te lo pierdas, tu padre e Inuyasha lo adoraron, tanto que lo comieron muy rápido. -Comunico con aire soñador. Sesshomaru alzó una ceja. Lo que hubiera dado por ver a ese par comiendo eso.

Al terminar aquella "charla" comenzó a subir las escaleras hasta su habitación. Había tenido suerte de no toparse con nadie más. Abrió la puerta de su habitación y se encontró con una basura en su cama.

-¿Qué haces aquí? -Exigió saber con voz áspera. Inuyasha yacía recostado en su cama con los brazos a modo de soporte para su cabeza.

-Oye, tranquilo, Sessh. -El platinado gruñó. Odiaba que hicieran diminutivos con su nombre. Él lo sabía y solo lo hacía para joder. -Al ver que no llegabas decidí venir a esperarte. -Sonrió de medio lado. -Los chicos y yo saldremos, ¿te nos unes?

-No, ahora largate. -Abrió más la puerta. Lo que menos deseaba era pasar tiempo con Inuyasha.

-Feh, que amargado. -Se levantó de la cama y lo miro directamente. -Por cierto, ¿me vas a decir dónde estabas, hermanito? -Ya se lo imaginaba, pero quería fastidiarlo.

-No es de tu incumbencia. -Replico devolviéndole la mirada. El menor soltó una risa.

-¿Estabas con la apuesta? ¿ya te la tiraste? -Preguntó socarronamente. Sesshomaru frunció el ceño. -Ya casi se acaba el primer mes y no veo progreso. -Habló con sagacidad. -Bueno, nos vemos. -Salió de su habitación por fin haciendo que recuperara la paz.

Cerró la puerta con el pestillo para evitar cualquier otra visita indeseada. Se despojo de su uniforme solo quedando en bóxer, de un cajón sacó una toalla y se dirigió al baño. A los minutos salió con una toalla cubriendo la parte inferior de su cuerpo, su larga cabellera plateada goteaba.

Se sentó en la cama y miró el buró que había junto a ella. El perro blanco que le había dado Kagome yacía parado junto a su lampara de noche. Aquel animal de peluche contrastaba con su habitación y su personalidad, nadie nunca creería que él tendría algo como eso.

Se vistió con con una playera negra y unos pantalones cortos y se recostó en su cama boca arriba. Se sentía aburrido, miro a todos lados buscando algo que lo entretuviera. Vio su celular a su lado y se decidió. Iba aprovechar que no tenía nada que hacer para avanzar.

Desbloqueo el aparato y buscó el contacto de la azabache, cuando por fin lo encontró seleccionó la opción de mandar un mensaje. ¿Qué debía poner? Él no estaba acostumbrado a eso, usualmente siempre lo mensajeaban primero, nunca al revés.

Losing control. *Sesshome*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora