Esperé el ataque, con mis manos junté energía hasta formar un rayo perfecto. Contando con la puntería, si lo que sea que fuese que está ahí quedará frito en cuanto se asome.
Las hojas crujían bajo los pies o patas de lo sea que fuese que se está acercando. Entonces, esa cosa totalmente desconocida, habló.
__: Te digo que la vi metiéndose aquí.
Otra voz dijo más atrás.
__: Nico, ¿Qué carajos te importa lo que esté haciendo esa chica aquí?
Era la voz de una muchacha. Pero ése tal Nico... Nico... Me suena. No había peligro, eran mestizos. El problema era que buscaban a alguien y yo estaba hasta el momento sola.
__: Me haces perder el tiempo. Y sabes que no tengo demasiado, necesito arreglar las cosas para mi cumpleaños.
El chico no contestó, apareció de golpe y no me dejó esconderme.
El tal Nico dijo:
Nico: ¿De quién te escondes?
Su tono no era nada amigable y eso me cabreaba. No tenía razones para estar detrás de mi como si fuera una enfermedad grave y estuviera por matar al mundo entero.
Apunté con mi rayo directamente a su pecho.
La misma chica llamada... Maryo...Maryori, venía a nuestro encuentro. Su cara palideció y al instante trató de calmarnos.
Maryo: Oigan, oigan. ¿Cuál es su problema?
Nico: No entiendo porqué se esconde y porqué quiere atacarme. --habló como un niño indefenso--.
Eso me cabreó aún más.
Noe: Escucha, escúchame. No estoy de buenas. Haz el puto favor de irte a la mierda.
Maryo: Si no me lo decías no me daba cuenta.
Nico: ¿Por qué irnos? Sí el Campamento es de todos los Campistas. Campistas, no dioses. Los dioses pertenecen al Olimpo.
Noe: ¿Qué insinuas, mestizo? --apreté el rayo y chisporroteó--.
Nico: ¿Qué paso en el Olimpo? ¿No eras tan competente?
La carga del rayo se aumentó y un segundo antes, un segundo... Su hermana habló;
Maryo: ¡Basta ya, malditos insensibles! --se largó a correr, llorando--.
Nico: Esto es tu culpa, Olímpica. Deberías largarte, no hay lugar para perdedores aquí.
Y sin más desapareció.
El rayo que había mantenido con tanta furia, había desaparecido.
Yo siempre arruinaba todo. Los cumpleaños, los solsticios, los viajes. Todo. Siempre lo arruinaba.
Caminé hasta encontrar la salida del bosque. Pasé por los campos de fresas y seguí hasta las cabañas. Antes de entrar en la mía, toqué en la de Hades. Nadie atendió y a la chica de rizos, no la encontré por ningún lugar. Por ende, no pude disculparme. Seguramente su hermano estaba llenando su cabeza de malas ideas sobre mi. Él no conoce nada de mi vida y cree que tiene derecho a decir lo que se le de la gana.
En mi cabaña escribí una nota y la dejé en la puerta de la de Hades.
Empaqué mis cosas. Tenía que recoger los suministros que me daría Quirón. Así que, enfilé hacia la Big House.
Me encontré con el Señor D y Quirón jugando al pinacle.Con ellos se encontraba un joven sátiro y un chico de ojos como el mar, llevaba el cabello despeinado,y parecía un poco enfadado.
Noe: ¿Qué hay? Quirón necesito mis cosas.
Señor D: Mocosa, ¿No te das cuenta que estás interrumpiendo?.
Noe: Uff, realmente lo siento, pero tengo prisa.
Ojos de mar, me miraba fijamente. Por lo tanto, con todo el cariño del mundo lo miré fríamente. Era hijo de Poseidón, sus ojos lo decían todo. Corrió la mirada.
Quirón: --suspira--. Acompañame. Te las daré. --se levantó perezosamente de su silla mágica y caminó conmigo hacia dónde guardaba las cosas--. Ten cuidado, esto es muy peligroso contando que aquí estás a salvo. Afuera las cosas no son así. Debes cuidarte muchísimo, de los mortales y los monstruos. Sé que eso no será un problema para tus virtudes.
Que los dioses estén contigo. --me entregó los suministros y se alejó hacía la mesa--.Cargué todo en la mochila. En el campamento sonó una caracola. Era la hora de cenar. Yo comía ambrosía y tomaba néctar. No comía comida mortal.
Se lo dije a Quirón, aunque ya lo sabía, comí sola en mi cabaña.Mañana emprendería una gran aventura.
⚡
¡Pequeños rayitos! Espero que les haya gustado éste nuevo Cap.
¡Gracias!
*Capítulo dedicado a MaryoriBoo con todo el amor del mundo, espero que te guste, te ama eternamente, Noe*.
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Hija de Zēus (Nico Di Angelo)
Science FictionSoy una diosa 'menor', al menos así me llaman, tengo dieciséis años. Mi padre es Zeus y mi madre Hera. Sí, ya sé que vas a decir. Los dioses griegos no existen, que son un mito que te enseñan en el colegio pero no, estás muy equivocado. Creeme, sí...