4. Mi bien es no enamorarme

6.5K 493 116
                                    

La mirada embelesada que Theo le dedicaba la estaba poniendo paranoica. No. Él no debía mirarla de esa manera porque ella no lo miraba a él, de esa manera. Porque ella jamás miraba a nadie de esa forma después de lo que sucedió con Ron...

Ambos estaban abrazados mientras trataban de dormitar un poco. Las sábanas verde botella del castaño cubrían los cuerpos de ambos cuidadosamente, y los dos estaban lo más pegados que podían del otro.

Theo acariciaba su cintura mientras enterraba los dedos en el cabello alborotado de Hermione. Ella, mientras tanto, se abrazaba con anhelo al torso del chico que había sobrepasado el ser una conquista de unas pocas noches.

—¿Y qué le dijiste a Draco? —preguntó él con una sonrisa traviesa.

Hermione rodó los ojos.

—¿De verdad tenemos que hablar sobre él ahora?

Theo rió despacio.

—¿Sabes? Aún tengo un poco de remordimiento por ser el amante de la esposa de quien alguna vez fue mi mejor amigo —susurró con un aire de tristeza.

La castaña lo calló, sellando sus labios con los suyos en un apasionado beso.

—No debes sentirlo, Theo. Bien sabes cómo funciona nuestro matrimonio.

El chico acarició su mejilla con ternura, y ella no pudo sostenerle la mirada más tiempo. Él no podía tocarla así... no debía ser tan... tan dulce.

—Sí, pero...

Hermione lo silenció una vez más, besando sus labios con más dulzura de la que esperaba. Se reprendió mentalmente.

Es que jamás, nadie, había sido tan tierno y dulce con ella... ni siquiera Draco, y eso que él era un verdadero caballero cuando se lo proponía.

—Ya vamos a dormir, Theo. Esta noche... —rió— Quiero decir, esta madrugada me quedo aquí.

El castaño rió con ella unos segundos antes de besar su frente y acunarla más cerca de él entre sus brazos.

[...]

Cuando llegó al pequeño café, todas las miradas se volvieron a ella. Y es que no era para menos, pues ése día se veía especialmente hermosa.

Lo que sucedía era el verano... el verano en Gran Bretaña era la mejor estación de año... no era cálido ni mucho menos, simplemente era fresco y los rayos del sol que rozaban su cuerpo la hacían sentir viva.

Llevaba puesto un precioso vestido color perla en corte griego que rozaba sus rodillas. Unos cómodos zapatos de suelo y una trenza francesa, la hacían ver bastante juvenil y cómoda.

Esa mañana que Draco la vio, se quedó pasmado unos segundos antes de decirle «Te ves... especialmente adorable hoy, Granger». Ella sólo sonrió, y se despidió de él con la mano. Ella no iría a la empresa hasta después de medio día, ya que necesitaba este tiempo de calidad con su amiga.

La chica pelirroja se veía tan bella como siempre, el vestido azul celeste hacia resaltar su cabello.

—Hola Gin —la nombrada alzó la vista y se puso de pié emocionada, lanzándose a atrapar en un fuerte abrazo a Hermione.

—¿Por qué tanta emoción? —preguntó con una sonrisa.

Ginny se separó de ella y se sentó, haciéndole un gesto para que ella hiciera lo mismo rápidamente.

Casado con una PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora