"¿Con quien pasarías el resto de tú vida?"
Si le hubiesen preguntado eso hace una semana claramente y sin pensarlo habría respondido: "Solo". Porque claro, nunca nadie le había echo despertar ese sentimiento de amor dentro de su pecho y tampoco es como si le hubiese interesado nadie porque claro, estaba mas interesado por sus estudios que por las personas. Pero ahora todo era diferente, podía sentir la tranquila respiración debajo de su oreja de la persona que posiblemente quisiera que pasara su vida junto a él, a pesar de los errores.
Quizás era muy precipitado, pero algo dentro de él decía que debía de ser Harry, el único que tenía que permanecer en su vida hasta el final.
-Sabía que eras tú Harry...- Susurro mientras que con su dedo índice trazaba lineas imaginarias sobre el abdomen del recién nombrado, tocando su suave piel
Harry, que permanecía con sus manos debajo de su cabeza, estaba viendo cada movimiento que hacía Louis, haciéndose imposible poder apartar la mirada de él.
-Lo siento.- Se disculpó y quitó una mano de debajo de su cabeza para apoyarla en la cintura de Louis.- No estaba prestándote atención, ¿de qué me estabas hablando?
Louis sonrió sobre el pecho del rizado y subió su mirada hacia la ojiverde que aún se mantenía sobre la suya. Este era un momento demasiado cálido, toda esa paz, almacenada en un cuarto de un hotel de lujo.
-Sólo pensaba en alto.- Se limitó a responder, ya que no quería que todo se desmoronara por culpa de sus pensamientos inadecuados.
Louis giró su cuerpo, poniéndose entre las piernas de Harry y apoyando su cabeza entre sus brazos, los cuales estaban doblados. Una vez acomodado, le dedicó una sonrisa al ojiverde, el cual respondió mostrando los bonitos hoyuelos en sus mejillas.
-Yo pienso, que piensas mucho.- Envió la mano que antes se encontraba en su cintura hacía su cabeza, acariciando su suave y perfumada cabellera.
Louis respondió hacía el toque de Harry cerrando sus ojos y soltando un suspiro bastante alto, otra vez ese sentimiento.
Su corazón bateaba mucha sangre a la vez, su pecho se estrujaba y una sonrisa automática se colocaba en su rostro. La mano de Harry se fue apartando poco a poco, como si no quisiera hacerle daño a su bebé, mientras que Louis, lentamente fue abriendo sus ojos, admirando de nuevo los orbes verdes que estaban frente suyo.-Hola.- Susurró lo suficientemente alto como para que Louis le llegara a escuchar a la distancia en que se encontraba.
-Hey.- Le respondió con una risa de idiota enamorado.
A penas era la mañana del tercer día, y sentían que no querían que ese viaje llegara a su fin nunca. Al parecer Roma había echo que la unión entre ellos fuera mas fuerte que nunca, y irse de ahí sería como dejar una gran parte de lo que su vida había transcurrido. Un pedazito de su corazón siempre permanecerá en esa cama, en la habitación 220 de ese Hotel pijo, y tan solo no querían dejarlo, se sentían como en casa.
Sin querer hacerlo, los dos se obligaron entre ellos a levantarse de la cama, ya que tenían que desayunar y preparar cosas para salir a "explorar" juntos. Louis se puso pantalones negros ajustados al igual que Harry, una sudadera y unas zapatillas Adidas. Por otra parte, Harry se puso sus botas marrones y una camisa a cuadros gris, sin olvidarse de su apreciado sombrero. Se dedicaron una sonrisa mutuamente y bajaron a desayunar.
En ese día, se habían puesto de acuerdo los dos en visitar el Vaticano. Louis no podía estar más feliz, ya que sintió como la mano de Harry se entrelazaba con la suya en cada momento que podía, era una sensación indescriptible y que sin duda, le encantaba.
