Mineral.

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Carlos se quedo jugueteando con la extraña piedra mientras observaba a su amigo salir por la puerta de la mazmorra. Después de analizarla por varios minutos descubrió que no era cualquier piedra con una procedencia dudosa, si no que era un extraña mineral, muy fácil de encontrar en Auradon pero no en la Isla. Tenía la esperanza de que ese mineral fuera algo que le ayudara en un futuro. A su mente volaron un montón de ideas sobre el uso de ese mineral, y entre esas estaba el recuerdo de cuando, junto con Evie vieran como su máquina traspasaba la cúpula que encerraba la Isla en la que vivían.

Guardo el mineral con rapidez y torpeza cuando escucho al bullicio de gente entrando por la puerta. Busco con la mirada a Katherin, llevándose una gran decepción cuando el profesor cerró la puerta indicando que todos habían llegado.
Una maraña de sentimientos saltaban por su mente y estomago, sentía preocupación, celos, enojo, angustia, miedo, entre otros horribles sentimientos.

No pudo poner atención en todas las clases que tuvo hasta que la hora del descanso llego y con este, su oportunidad de buscar a la pequeña princesa.
Camino por pasillos y salones, jardines y entradas pero Katherin no aparecía, hasta que dio una última vuelta por los casilleros la encontró corriendo hacia el.

—Carlos.—lo llamo con dificultad al tiempo que se recargaba levemente sobre el.—Quítamelo de encima...por favor.

—Que? A quien? De que hablas?—todo el enojo que sentía por no haber estado con la chica se esfumó cuando fue a pedirle ayuda.

—Reza. Me a seguido toda la mañana, no me lo he podido sacar  de encima. Ni en clases!

Carlos observó a ambos lados del pasillo.—Esta bien, vamos.—la tomó del brazo y juntos corrieron por los pasillos de la escuela hasta  llegar al jardín, donde siguieron por el cementerio hasta perderse de alumnos y maestros.

[***]

Carlos sintió su corazón latir con gran fuerza, su respiración estaba agitada y si estuviera hablando comenzaría a balbucear, cuando Katy entrelazo sus pálidos y delgados dedos con los de Carlos.
Se encontraban muy lejos de la escuela y de las casas de sus madres así que se sentían seguros de cualquier observador indiscreto.

Carlos subió a la copa del árbol en el que estaban recargados hace un segundo para poder ver toda la Isla junto con una pequeña parte de Auradon.
Le extendió su mano a Katherin para que la tomara y subiera al árbol junto con el, pero para su sorpresa ella negó rápidamente.

—Porqué no?

—No sé si no lo has notado pero llevo puesto un vestido y tacones.—señaló su conjunto intentando lucir lo más obvia posible. Carlos le sugirió que se quitara los tacones y él le ayudaba a subirse.—Y arruinar mi conjunto? Estas demente.

—Vamos.—su tono de voz era suplicante.—Te mostraré cómo. Primero té quitas los tacones! Subes el pie aquí, te agarras de esta rama, subes el otro pie y listo!

—No lo sé...—Carlos siguió insistiendo.—De acuerdo...

Carlos bajó del árbol de un brinco. Le pidió a Katherin que se quitara los tacones e hiciera justo lo que le había indicado. Después de unos cuantos sustos Kate logró subir.

—Puedes cuidarme esto?—le extendió el mineral y después subió junto con la peli-azul.

—Carlos...co-como conseguiste esto?—pregunto asombrada. Carlos le explicó que Jay se lo había regalado.—Sabes la que podríamos hacer con esto?!—por un momento Carlos se sintió estupido por no saber de qué forma responder a la pregunta de Katy.—Si lo agregamos a tu máquina extraña provocaría un corriente que...

—...Aumentaría la potencia y...—le interrumpió.

—...Causaría un impacto de una magnitud del 70%—dijeron al unísono.—Podríamos abrir la cúpula.—susurraron.

Carlos De Vil recordó cuando abrió la cúpula junto con la hermana mayor de la chica que se encontraba a su lado analizando el mineral. <<Algo tienen estas chicas con las cúpulas y artefactos extraños>> pensó Carlos. <<primero Evie, ahora Katherin, por favor que la Reina Malvada no tenga más hijas>>

La Hermana De Evie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora