Cupula.

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Había pasado al rededor de un mes desde la platica que Carlos y la princesa Katherin tuvieron debajo de un hermoso árbol. Ambos deseaban intensificar la fuerza de la máquina del pecoso así que decidieron comenzar a trabajar en ella y porqué no? Perforar la gran cúpula que los mantenía encerrados.

—A donde vas?—Evie llamó la atención de su hermana menor.

—Voy a...salir.—se dispuso a salir corriendo por la puerta pero Evie fue más rápida y la detuvo.

—Con quien?—la mayor de las dos chicas estaba segura de a dónde se dirigía Katy y con quién, pero igual quería que está se lo dijera.

—Voy a casa dé Carlos.—susurró.

La hermana mayor de Katherin asintió y se alejó de la puerta para  dejarla pasar. La menor asintió por alguna extraña razón, agarrando con más fuerza el mineral que traía entre su mano.
Corrió a el castillo De Vil lo más rápido que sus piernas y tacones le permitieron. No había razón para ir a tal velocidad, o tal vez si, ni ella lo sabía, solo quería ver al chico de cabellos blancos y raíces negras que le había estado quitando el sueño últimamente.

Una vez que se encontró frente al castillo, dejó de correr para solo trotar hacia el jardín donde estaba la casa del árbol de su único amigo. Ya frente a el pequeño laboratorio científico improvisado que Carlos tenía en la copa de un árbol frondoso, Kate recargo sus palmas en sus rodillas y respiro lo más que pudo. Cuando su respiración se había controlado a un nivel más "normal" notó la presencia del pecoso frente a ella. Se levanto lentamente y sacudió su vestido azul rey con toque turquesa, peino su cabellera hacia un lado y optó por sonreír de la manera que hacía a Carlos suspirar. Aunque ese pequeño dato ella no lo contempla.

—Estas bien?—Katherin asintió.—Subamos entonces, antes de que llegue madre.

Katherin repitió su acción, luego volteo a ambos lados del jardín, en lo que Carlos subía por la soga, para poder ayudarla desde arriba.

[***]

—Listo?

—Si. Ahora solo falta prenderle todos los interruptores.

Habían estado al rededor de una hora trabajando con el mineral para que quedara perfecto en la máquina; tallándolo, puliéndolo, limpiándolo.
Y otra hora más arreglando la máquina. Desde la ultima vez que la había usado (para encontrar el cetro de la madre de Mal; Maléfica) no podía arreglarlo, pero como muchos dicen dos es mejor que uno, y esta vez no fue la excepción. Con ayuda de Kate, Carlos logró hacer funcionar su máquina, como nueva.

También, esas dos horas se habían llenado de: "me podrías pasar ese cable?" "Y si conectamos este extremo con...este?" "Me permites el mineral?" "No lo traías tu? Porque yo no" "Perdimos el mineral?!" "Oh espera, aquí está" "pásame aquel conector." Entre otras cosas.

Y de vez en cuando descansaban. El chico aprovechaba para observar cómo Katherin jugaba con las ramitas y hojas que se colaban por la ventana. Carlos oficialmente, y después de meditarlo mucho, llego a la conclusión de que, tal vez, se había enamorado de la chica frente a él, aunque lo que era más que seguro es que le gustaba, y mucho.

Entre los dos prendieron todos los interruptores que tenía la máquina, una vez que habían puesto la piedra como la corriente principal. Carlos puso una mano cerca de sus ojos y la otra frente a Katy como protección, en caso de que algo pasara el podría empujarla hacia atrás. Katherin entendió el porque de las manos de Carlos e hizo lo mismo, una cerca de sus ojos, y la otra la entrelazo con la del chico a su lado. El pecoso sintió una corriente eléctrica en el aire, cerca de su cuerpo, pero no por la máquina, si no por la acción de la peliazul.

Esperaron un poco, y al cabo de diez segundos la máquina comenzó a agitarse, hacer extraños ruidos, echar un poco de humo, prender y apagar focos, y hacer que se escucharán unos pitidos cada tres segundos. De la nada la máquina se quedo estática, no hizo nada, como si estuviera apagada. La decepción se reflejó en el rostro de ambos (principalmente de Carlos). Iba a revisar la máquina, pero el agarre con Katherin no se le permite, ella no se lo permite, y que bien que así fue porque la máquina, de la nada hizo aparecer una gran luz que atravesó el techo de madera, luego...la cúpula.

Carlos y Katherin cayeron al suelo por el impulso de la explosión. Desde ese ángulo observaron un pequeño agujero en medio del campo de fuerza que los tenía atrapados.

Hey!
Personitas rechulas rebonitas!
Esta novela está llegando a su fin, creo que solo falta un capítulo y el epílogo.
Habrá segunda temporada pero eso se los explico en los agradecimientos porque está más confuso.

OK, BYE BYE.

La Hermana De Evie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora