El viaje fue tranquilo, a excepción de la escala en Nueva York en donde Hazel nuevamente se alteró y sin remedio Caleb le sirvió de apoyo para que no se asustara. Fergal aprovechó estar en tierra para comprar ropa y un equipaje nuevo mientras que los otros dos comían algo.
Al abordar otra vez, volviendo a experimentar el miedo desmedido de la chica cuando el avión despegó, se valieron de la noche que se avecinaba para descansar, aunque Caleb no pegó el ojo por estar vigilando su bolso y lo que guardaba en su interior...
Arribaron a su destino a la madrugada del día siguiente, estaban agotados así que alquilaron dos habitaciones en un hotel que, en las épocas en donde Fergal era principiante en su oficio como depurador, conocía bien cómo llegar a él; trabajó para el dueño cuando fue un esclavo traído de las tierras ancestrales y áridas de oriente bajo.
El hotel era una antigua edificación de la época colonial, algo retirada de la ciudad de Londres, todo era de clase y antiguo. Algunos trabajadores conocían a Fergal a quien se referían como Ser Archer, unos cuantos hablaban de lo bien conservado que estaba y otros simplemente lo saludaban, sorprendidos de hallarlo de vuelta al sitio que lo martirizó por décadas.
Caleb en todo el trayecto se la pasó callado, retirado de sus compañeros que hablaban sin parar sobre las pinturas y esculturas que adornaban cada rincón del lujoso hostal. En su extenso viaje por el mundo, no supo cuándo fue la última vez que viajó a Inglaterra; decían que era la cuna de los ángeles caídos, que por ser uno de las ciudades más desarrolladas y en especial, por ser la capital del país, muchos de esos alados seres rondaban entre las personas, aparentando ser de la alta sociedad; eran ciertas esas declaraciones.
Acostado bocarriba en el sillón que Fergal le asignó como cama, el Nigromante recordó cómo hasta el cansancio, buscó en esa ciudad indicios o señales de un ángel caído que hubiese infringido las reglas del balance impuestas por el Creador y Lucifer, pero no halló a ninguno, todos eran unos jodidos santos ante los ojos de los dos jueces de las almas condenadas. Que hubieran desafiado a su creador no los hacía merecedores de ser expurgados y condenados al limbo, lugar a donde iban todos los entes que los depuradores desterraban del plano de los vivos.
Cerró los ojos, dejando al cansancio surtir efecto, esperando que lo que fuera a suceder con ese tipo que iban a visitar, pudiera darle pronto su libertad.
•••
Como un policía, Fergal despertó antes que sus compañeros y los obligó a arreglarse para ir hacia el motivo de ese viaje.
A Caleb le costó levantarse de su improvisada cama, refunfuñó entre dientes, reclamando que le hubiese gustado un whisky para desayunar. Era incorregible, eso pensó Fergal, pero al menos contaba con que los acompañaría, de ser otro se hubiera largado. Por esa petición, el depurador de piel morena le sacó la pereza dándole un manotazo en la nuca, dejándole un ceño fruncido y murmurando maldiciones.
El Nigromante mientras ganaba tiempo para arreglarse, tuvo un presentimiento, una sensación de que no debía ir, preguntándose por qué no lo tuvo antes de viajar.
Bajo el frío chorro de agua, con los ojos cerrados, sumergió su cabeza para despejar las dudas. Desde que estuvo en el aeropuerto, hasta que llegó a parar a ese hotel, tuvo el impulso de largarse y comenzar a trabajar por su cuenta como lo hizo en un principio, pero por la espada y en parte por Hazel, no lo llevó a cabo.
Muchos como él, que habían aceptado el contrato del depurador como una salida a sus terribles experiencias con fantasmas y demonios, trabajaban en grupos o mínimo en parejas, eran escasos los que cazaban demonios solos debido a que los muy infelices en ocasiones lograban poseerlos, experiencia para nada agradable porque siempre resultaba que el afectado, sentía hasta diez veces más el dolor o veía cosas perturbadoras en cualquier parte, alucinaciones y dolencias que los llevaban a cometer suicidio.
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Nigromante - Depuradores de Almas ©
ParanormalDespués de tener pesadillas con la muerte de su amada, Caleb va a un bar de mala muerte a ahogar sus penas, pasando por alto a alguien que quiere lo que él porta en su pecho; el tatuaje hecho con sangre de ángel, que lo liberó del contrato de su vid...