Vidas Arrebatadas

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Las tenía a las dos de frente, mirando hacia él, con aquellos ojos inquisitivos que ambas tenían.
Peleaban por y contra él, insistiéndole que se decidiera por una.
Él no sabía que hacer. Ambas eran partes de él, las amaba.
No podía negarlo, pero las múltiples peleas entre ambas provocaban ecos dentro de sus inmensidades.
Ahora peleaban otra vez. Una alegaba moviendo freneticamente las manos morenas y la otra sólo escogía hombros y desviaba la mirada molesta.
Él les suplicaba que parasen, que no podía continuar, pero ellas no hacían caso.
Una comenzó a golpear a la otra, los dolores de cabeza no se hicieron esperar.
El hombre, reducido a piltrafa, suplicaba entre lágrimas el fin de las discusiones.
Tenía cuchillos a su alrededor.
Sin pensarlo tomó dos.
Uno lo lanzó a su derecha, contra la morena y otro contra la de mirads desviada.
Ambas cayeron muertas.
El subió a una silla y la derribó.
El golpe fue atronador y dio paso a un silencio profundo en la estancia.
Dias después la policía descubrió el cuerpo del hombre, ahora en estado de descomposición. Llevaba dos heridas. Una en la mano derecha y otra en la izquiera, a la altura de las muñecas. Habían sido provocadas por cuchillos.
El cuerpo se balanceaba, llenando la estancia de un olor a muerte y personalidad múltiple.

Corazones Desesperados ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora