Examen Forense

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Los carros le devolvieron la mirada, transitaban ajenos a lo que pensaba. La mente le daba vueltas, sintió vacío a su alrededor, pérdida y mentiras la rodearon. Palabras viperinas se encajaban lentamente sobre su piel dejando gotas carmesí a su paso. No quería pensar nada más. Dio un paso al frente y su pie quedó colgante. Iba a impulsarse.
Algo la detuvo. Un chico apareció a su espalda, le pidió que no se tirara, que debía de pensarlo. Iba a impulsarse, pero no lo hizo. Tomó la mano que el chico le daba, bajó y él la abrazó con extraña familiaridad, al separarse, la chica le dio una mirada al paisaje que pensaba que sería el último que vería. Algo le tapó la boca. Cayó inconsciente.
Días después apareció. A orillas del un río corriente y verdoso, paisajes perdidos y botes metálicos tirados.
Sintió dolor en el vientre bajo, un hilillo de sangre discurría entre sus piernas, la cabeza le daba vueltas y las nauseas le invadieron.
Ocho meses después tuvo una hija. Días después del parto la dejó a las puertas de una casa hogar. Aquella niña creció, pero nunca fue adoptada. Se quedó esperando a unos padres inexistentes y alguna esperanza vaga.
A los 18 años consiguió su libertad, simplemente para acabar con ella lanzándose de un edificio cercano a lo que fue su casa.
La forense que le revisaba descubrió que aquella chica había sido abusada sexualmente. Se inició todo un caso contra la casa hogar.
Al momento de estar en el examen forense más a fondo, no notó nada extraordinario. Al ver mas pruebas en contra de la casa hogar en la cual la chica, se dio cuenta de todo.
No, no era su hija.
Era ella. Muerta 18 años atrás, violada por hombres y tirada a las orillas de un río.
El alma de la chica se dispersó por la habitación del forense mientras una triste melodía amenizaba el examen forense sobre su cuerpo.

Corazones Desesperados ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora