Dear time diary ( Español)

Capítulo 2

¿Dónde está mi móvil? Me aparto el pelo, me doy cuenta de que lo tengo menos rubio, maldito invierno y su falta de sol. No te distraigas Alex; no está ni en el abrigo, ni en la mochila... ¿Me lo habré dejado en clase? Claro que sí, me lo deje en el pupitre de física cuando me expulsaron esta mañana. ¡Mierda, soy idiota! Ahora tendré que volver al colegio a recuperarlo.

Para colmo, mañana tengo un examen de química que no he empezado a estudiar. Me estoy agobiando, pero... Sé que una sonrisa cruza mis labios con la genial idea que se me acaba de ocurrir.

- ¡Mamá! ¡Voy a estudiar a casa de Bea, volveré tarde!

- Vale, a las nueve en casa.

Mi madre siempre dispuesta a escuchar, claro. Me pongo las converses y corro hasta el colegio, está cerrado como suponía; el hombre mantenimiento me tiene aprecio, soy de los pocos que le saludan, así que me dejará pasar. Me acerqué a la puerta.

- Señor Paco... - dije muy bajito, pues además de las clases en otro edificio contiguo están las habitaciones de los curas que dirigen el colegio.

- Alejandra, ¿qué haces aquí?

- He olvidado el móvil en la clase de física, ¿me dejaría cogerlo?- sonreí de manera infantil; el casi anciano y canoso hombre refunfuñó un poco antes de sacar su gran llavero y prestármelo.

- Muchas gracias, de verdad.

- Nada, niña; pero lo quiero de vuelta en 10 minutos - asentí y salí corriendo en dirección a la clase.

Tenía lo que quería, las llaves de todo el colegio, así podría colarme en la sala de profesores y hacerle una foto al examen de química. Todo resuelto, si es que tengo una mente privilegiada. Y ya sé que está mal hacer trampas, pero era una causa mayor; si no aprobaba la asignatura me quedaría todo el verano estudiando.

Ya tenía el teléfono, ¡sí! Sólo faltaba el examen. Llegué a la sala de profesores, era un sitio amplio y limpio con máquina de café y cómodos sillones (sí, probé los sillones y eran muy cómodos); cada profesor tenía una estantería con un par de cajones y encima de cada uno había una etiqueta con el nombre.

Abrí el cajón y ante mí apareció el examen de química con respuestas y fechado para el día de mañana. Una sensación de superioridad invadió mi cuerpo y me puse a bailar como una tonta mientras tarareaba no sé qué canción.

Miré por la ventana, estaba anocheciendo. Saqué las fotos al examen y dejé todo cómo me lo había encontrado.

Los pasillos sin luz dan miedo, y yo soy una auténtica miedica. Corrí otra vez, escaleras abajo para salir cuanto antes del centro y por el miedo de encontrarme a cualquier persona ya fuese cura o asesino en serie (sí, había visto demasiados capítulos de CSI ).

A oscuras no se veía nada y claro, me equivoqué de planta. Iba a chillar un: ¡Joder!, cuando oí unas voces.

- Hoy en día los alumnos han perdido el interés por aprender.

- Tiene razón, solo quieren salir de fiesta o estar con el guasá y esas tonterías.

- Todo era mejor llevado cuando este era un internado solo masculino.

Por las voces, supe que eran dos religiosos mayores, de los que ya no daban clase. ¡Y venían hacía donde yo estaba! Me estoy poniendo nerviosa, y mucho. Había al lado una puerta muy vieja medio abierta así qué me metí sin pensarlo, tonta de mí.