Capítulo 7

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Fran entró por la puerta y se nos quedó mirando, ¿por qué? Oh... Mierda, ahora lo entiendo, estaba a escasos centímetros de la cara de Pedro y mis manos reposaban sobre su pecho. El otro chico parecía asustado por la situación y miraba a su amigo de forma nerviosa. 

- ¡Esto no es lo que parece! - grité histérica y roja, notaba el calor en mis mejillas. Idiota. 

- Señorita, no sé qué le ha hecho a mi amigo Chapa pero nunca le había visto tan contento -rió Fran desde la puerta. Miré a lo que se refería, los pantalones de Pedro habían aumentado en la zona superior... Ya me entiendes. ¡Ah!, creí que explotaría en ese mismo instante.

- No... - Pedro no podía ni hablar- Francisco, esto no es... Es un mal entendido...la señorita me... yo no...

- Chapa, no te preocupes, - volvió a reír- a mi no me gusta, toda para ti.

- No, Fran, ella no...- respiró hondo y soltó- Francisco ella y yo solo hablábamos sobre su regreso.

Fran alzó una ceja, incrédulo, y levantó una hogaza de pan que traía en la mano, le dio un mordisco y la lanzó,  Pedro alcanzó el pan he hizo lo mismo. ¡Que asco!, eso no era nada higiénico. Miré la habitación, tenía rincones con polvo y humedades en el techo, de repente tuve la imperiosa necesidad de ducharme, lavarme con mi jabón de lavanda cada centímetro del cuerpo.

- Chicos, necesito ducharme - dije decidida e intentando olvidar la escenita anterior.

Fran miró a Pedro, al fin al cabo era el listo. 

- Es casi hora de la cena y si no estamos en el comedor a la hora no comemos... - se quejó el alto.

- Puede lavarse mientras todos cenamos, si es precavida no habrá ningún inconveniente - Pedro y sus buenas ideas, se merecía un beso. Mierda, no,yo no he dicho eso. 

- Chapa, pero el sargento repasa todos los cuartos en mitad de la cena, ¿qué hace ella si la atrapa?

- Ella estará en las duchas, además el sargento no pasa todos los días; si entra en esta habitación que se agazape en el armario. ¿Has entendido, Alex?

Asentí rápidamente, lo que fuera por ducharme. Antes de irse me dieron unas ásperas toallas y una pastilla de jabón, que, por supuesto no era del de lavanda que mi madre mandaba comprar.

Llegué a los baños al final del pasillo y el alma se me cayó a los pies cuando vi que la ducha no era más que una cañería agujereada y ya del agua caliente ni hablamos. Quedé congelada después de la ducha y corrí a taparme con las toallas.

En eso oí unos pasos, ¡mierda, mierda! Una ya no puede ni ducharse en paz. Me puse nerviosa y resbalé con el jabón, pero antes de darme con la cabeza en el suelo alguien me sujetó de la cintura.

- Ten cuidado, te van a descubrir - era la voz del moreno. Estaba algo cambiado, ya no tenía esa expresión de enfado, parecía frío sin ápice de emoción.

- Gracias - dije con voz firme, a mi no se me olvida quien es borde conmigo, seguía resentida.

Me zafé de su agarré y cuando fui a recoger mi pastilla de jabón del suelo me fijé en que el chico estaba en ropa interior, y yo solamente en toalla. 

 Dear time diary ( Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora