Eran habitaciones pequeñas, con dos camas ( si es que se podían llamar camas), un cochambroso armario, una fea moqueta y un ventanuco que hacían que el ambiente de la habitación fuese cargado y agobiante. Lo primero que hice fue abrir la ventana, esto era peor que el infierno.
Pedro me explicó que irían a buscar algo de ropa y comida para mí, que no saliera del cuarto. Decidí darme el lujo de quitarme la sudadera y las zapatillas y meterme a descansar en la cama vacía; la de Francisco estaba llena de libros, de seguro estaba leyendo cuando salió. Eran clásicos como Don Quijote o las Leyendas de Bécquer, hay que fastidiarse con lo imbécil que parecía el chaval.
Al rato Pedro abrió la puerta y me tendió un uniforme igual al que él mismo llevaba y una gorra.
- Ponte esto, si alguien te ve creerá que eres un estudiante más... - se quedó callado mientras yo miraba la ropa con una mueca. Ni loca me vestía yo así, ni- lo-ca. El chico habló de nuevo -¿Y cómo son las cosas de donde tú vienes?
Me quedé callada un rato, hasta que solté: -Muy diferente, - bravo Alex, te darán el Novel de Literatura este año seguro- los coches son más coloridos y rápidos, puedes hablar con cualquier persona del mundo con solo hacer un click... - iba a decirle que un día viniera a verlo, pero pensar en que no podía ir ni yo misma me producía náuseas.
- Suena realmente maravilloso.
Sonreí vagamente y a continuación se abrió un incómodo silencio, hasta que se me ocurrió preguntar:
- ¿Y tú? - Pedro me miró extrañado - ¿Cual es tu historia?
- Mi historia... pues vengo de Barcelona, tengo dos hermanas gemelas menores y mi padre me envió aquí para que en la universidad estudiara derecho... - se quedó pensativo y poco a poco fue soltándose conmigo, cogiendo confianza. Me dijo que su padre era médico y que durante la guerra ayudó a sanar a muchos militares franquistas, por eso cuando esta acabó le condecoraron varias veces además de premiarle con honorarios realmente impensables. Pedro quería ser médico, como su padre; pero su padre no le dejaba, a causa de las carnicerías que había tenido que ayudar a sanar él durante la Guerra Civil española.
- ¿Y por qué tu amigo es tan borde conmigo si ni siquiera me conoce? - me atreví a preguntar, porque, joe me molesta mucho que la gente sea tan borde así porque sí, yo soy muy dulce e intento alegrar la vida allá donde piso. Pero eso suena muy arrogante Alex; oh, cállate Pepito Grillo.
- No se lo tengas en cuenta, es así. Aunque en el fondo es un buen amigo.
- Seguro... - suspiré cansada- ¿Qué hacíais en el cuartucho ese a estas horas?
- Barea quería fumar y aquí está prohibido, el conserje nos deja abierta esa puerta; le caemos bien, puede que incluso si le pedimos ayuda...- no terminó la frase.
Yo abrí los ojos como platos, esa era una idea horrible, si me pillaban me echarían a la calle sin lugar a donde ir, o peor me llevarían a un psiquiátrico si les contaba mi historia.
- No puedes hacerme eso... - apoyé las manos en su pecho para empujarle y las lágrimas me nublaron la vista- Si se lo contáis a alguien me tomaran por loca...
En ese momento alguien abrió la puerta.
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Dear time diary ( Español)
Random- ¡Tú eres una chica! - gritó el alto. - Que inteligente eres... - dije con desdén. - ¿Cómo has entrado? - ahora habló el moreno del cigarro. - Estudio aquí. -Pero si este internado es solo masculino... - abrí mucho los ojos sorprendida. - ¡¿En qué...